“I keep nothing but hundred dollar bills in the bank roll, I got the kind of money that the bank can't hold” 50 cent



Siempre que los economistas de consenso defienden la represión financiera olvidan que con ella destruyen y ponen en peligro el sistema financiero. Tras añadir más de 58 billones de dólares de deuda en los últimos ocho años, y bajar los tipos hasta niveles completamente desligados de la realidad, el sistema es cada día más frágil. Y un evento como el Brexit se convierte en un tsunami. En dos días se han evaporado $2,5 billones de capitalización bursátil, según Bloomberg, y la cantidad de bonos que ofrecen rentabilidad negativa se ha disparado en 380.000 millones, hasta 8,7 billones de dólares.



Si alguno piensa que la solución para mitigar el riesgo es bajar aún más los tipos o aumentar la liquidez, está loco. Pero me encuentro, a veces con sorpresa, que algunos analistas están comparando caídas en bolsas con riesgo de solvencia de los bancos. El desplome de la banca europea no es una novedad y me aterra que en televisión me digan que capital –solvencia- es lo mismo que capitalización –valor bursátil-.



Que un banco caiga en bolsa no significa que pierda solvencia. El sector bancario europeo ha caído un 18% desde el 23 de julio y un 32% desde principio de año a cierre de este artículo. Sin embargo, según datos del BCE, su ratio de capital de máxima calidad se ha mantenido, de hecho ha aumentado ligeramente.

Desde 2011 la banca europea, según Bloomberg, ha caído un 4% en bolsa y sin embargo sus ratios de capital han mejorado de 9,7% a 12,6%. De hecho, parte de su debilidad bursátil es la prioridad por fortalecer su balance. Ampliaciones de capital, emisiones de cocos (bonos con parte de consideración de capital), hibridos, desinversiones etc. Las provisiones realizadas por pérdidas y el control de los préstamos de baja calidad también ha sido muy importante.

La banca, como no puede ser menos, sufre en un entorno muy frágil. Los tipos de interés muy bajos hacen que la rentabilidad del negocio sea pobre y el riesgo muy parecido. La demanda de crédito solvente no crece de la misma manera que los bancos centrales desearían y la enorme liquidez no se convierte en más crédito.



Pero repito, es un error de libro equiparar comportamiento bursátil con fortaleza de balance. La volatilidad no aplica a todos los componentes de sus activos y hay que valorar la concentración y riesgo subyacente de todos los elementos que conforman eso que se llama “capital de máxima calidad” (CET1). Por ejemplo, los bancos europeos han sufrido la crisis brasileña, mucho más grave que la del Brexit, o la de otros petroestados, pero han mantenido la senda de refuerzo de su balance.

Los bancos deben evitar convertirse en las nuevas discográficas. Agarrarse a un modelo obsoleto y de bajo margen no va a funcionar.

A la banca se le está exigiendo soplar y sorber a la vez. Pero el problema es otro. El mecanismo de transmisión de la política monetaria ultra expansiva no funciona… Porque el problema de Europa no es de falta de crédito o de liquidez, sino de sobrecapacidad y exceso de endeudamiento previo. Porque la política monetaria se ha diseñado esperando que se recupera un nivel de crédito y de endeudamiento que era una locura y una absoluta burbuja. Porque el banco central piensa que hay un problema de exceso de ahorro con respecto a la inversión utilizando como “normal” la década de mayor exceso de nuestra historia.

Y por ello baja tipos de interés pensando que se debe “recobrar” ese nivel. Y no ocurre. Ni ocurrirá. Porque niega la sobrecapacidad y el impacto de fuerzas mucho más relevantes, la demografía en el envejecimiento de la población, la baja competitividad y la fiscalidad que ataca el consumo y la inversión.

No se puede esperar que la banca refuerce su balance, y lleva haciéndolo a ritmo de casi un 1% anual y a la vez que “fluya el crédito” y, por supuesto, se reduzca el riesgo al mínimo. Los reguladores simplemente deliran esperando un enorme flujo de crédito sin riesgo y que se endeude todo el mundo en una Europa de débil crecimiento y sobrecapacidad industrial superior al 20%.

Los políticos y reguladores están haciendo todo lo posible por evitar que se repita la anterior crisis. Y ese no es el problema. La próxima crisis se va a generar, como todas, desde aquellos activos que se consideran con menor riesgo.



Los bancos deben evitar convertirse en las nuevas discográficas. Agarrarse a un modelo obsoleto y de bajo margen no va a funcionar. Se enfrentan a cuatro grandes problemas:



1-Digitalización y oferta diversificada. Los productos bancarios ya no van a ser un monopolio y los servicios no pueden seguir anquilosados en “tiene usted que ir a la sucursal” o basados en comisiones que solo debilitan, porque aparecen los transferwise, los bitgolds, de monopolizar y limitar los fondos en los que quieren invertir sus clientes. Todas esas prácticas de defender un modelo anticuado solo debilitan, y si no se lanzan al futuro les pasará exactamente lo mismo que a las discográficas y a los dinosaurios de las telecomunicaciones.



2-Vivir en un entorno de tipos bajos a casi perpetuidad. Recuerden que hay alguno en MIT que le sugiere a los bancos centrales que la política expansiva no funciona porque los tipos son demasiado altos y se espera que la política se normalice, haciendo que el dinero se vaya a activos líquidos. Recuerden que esos mismos dicen que hay que implementar tipos de -3% -por ejemplo- y a perpetuidad para “obligar” a tomar riesgo (“reprimir hasta que los inversores claudiquen” decía Krugman). Y recuerden que esos economistas están muy cerca de unos estados que escuchan estas locuras con ojos como platos pensando “más déficit y más deuda para mí”.



3-La desbancarización de la economía real es inevitable. Los activos totales de la banca no van a seguir superando al PIB de Europa en tres veces.  Así, la banca necesita asumir que el mundo que ha facilitado su expansión ha desaparecido, y orientarse a valor añadido, menor tamaño, más flexibilidad y mucha mayor innovación.



4-No, los bancos no corren peligro porque “bajen en bolsa”. Han estado durante años mejorando su capital. Que a ustedes no les amarguen con errores de primero de carrera. Pero esa caída, que es ya plurianual muestra muchas cosas. Bajan en bolsa ante riesgos que demuestran que su estructura actual es ineficiente, obsoleta y demasiado frágil. Italia, tras años de ayudas y políticas expansivas, tiene una morosidad del 10% del total comparado con el 5% de la media europea. Los tiempos de exceso de liquidez hay que aprovecharlos para adelgazar, no para engordar. La época en que una entidad se endeudaba 20-25 veces sus activos hace tiempo que se acabó. No entender que 10-12 veces es también insostenible puede ser un error.