El presidente ejecutivo de EL ESPAÑOL, Pedro J. Ramírez, ha presidido la Junta de Accionistas 2020 de El León de El Español Publicaciones, sociedad editora de este periódico. Una cita en la que se han sometido a votación y ratificación las cuentas del ejercicio 2020, en el que se logró un beneficio antes de impuestos de 1,1 millones de euros, un 168% más que un año antes.  

A continuación, reflejamos el discurso íntegro de Pedro J. Ramírez, presidente ejecutivo de EL ESPAÑOL, durante la Junta de Accionistas celebrada en la Universidad Camilo José Cela (UCJC) de Madrid. 

"Buenos días, queridos accionistas. Albricias: EL ESPAÑOL lleva cuatro meses seguidos en el podio absoluto de la prensa mientras sus buenos resultados económicos crecen a gran velocidad. Voy a tratar de explicároslo con detalle, pero es importante que seáis conscientes de que esta irrupción de una nueva cabecera en el podio de los tres primeros diarios españoles es algo que no sucedía desde que hace 32 años fundamos El Mundo.

Discurso íntegro de Pedro J. Ramírez en la Junta de Accionistas de El Español

Pero quiero daros, en primer lugar, un gran abrazo a todos en este momento en que parece que estamos empezando a dejar atrás la mayor pesadilla de nuestras vidas. Espero que la sociedad española y la humanidad en general podamos pronto cantar victoria sobre la pandemia. Será un gran triunfo de nuestra civilización, en esa partida interminable que la condición humana mantiene con sus propios límites.

2020 fue un año de graves angustias. Era el año de nuestro quinto aniversario y pretendíamos celebrarlo por todo lo alto. Sin embargo, el confinamiento quebró buena parte de nuestras previsiones y nos obligó a retrasar, como a tantas otras compañías, nuestra Junta General al 30 de julio.

Aquella fue una Junta virtual, sin accionistas en la sala, sin poder mirarnos a los ojos, en la que presentamos al nuevo Consejo de Administración y en la que casi nos sentíamos obligados a pedir disculpas por estar obteniendo buenos resultados en un contexto tan traumático.

La Junta de hoy es semipresencial. Los accionistas que habéis preferido asistir físicamente estáis aquí en esta sede de nuestra universidad hermana la Camilo José Cela (UCJ), cuya hospitalidad agradezco una vez más. Muchos otros, la mayoría, habéis preferido seguir la junta por streaming desde vuestros domicilios o lugares de trabajo.

En parte es así porque mientras la vacunación no sea completa siguen siendo muy recomendables las medidas de distanciamiento y siguen en vigor las restricciones de aforo.

Pero también es así porque la aceleración de los procesos de digitalización y teletrabajo durante la pandemia han contribuido a crear esa nueva normalidad en la que nos relacionamos con más eficiencia por muy lejos que estemos.

Estamos empezando a dejar atrás la peor pesadilla de nuestras vidas 

Lo que empezábamos a intuir en julio de 2020 es ya una certeza consolidada: muchos de los procesos de transformación que hubieran tenido lugar a lo largo de una década se han comprimido y consumado en apenas un año.

El que más nos afecta es sin duda el trasvase masivo de audiencia, influencia e inversión publicitaria de la prensa impresa a la digital. La superioridad de los medios digitales en términos de utilidad informativa y calidad de prestaciones ha quedado consagrada de manera irreversible durante la pandemia.

Las ediciones impresas de los periódicos -no hablo de libros y revistas- son ya una antigualla del pasado y muy pronto la minoría que los sigue consumiendo será vista con la misma mirada de reprobación que se dedica hoy a los fumadores.

¿Qué necesidad hay de deteriorar el medioambiente talando árboles, extrayéndoles la pulpa, fabricando pasta de papel, entintándola en rotativas que consumen energía de manera intensiva para distribuir periódicos en furgonetas que queman gasolina y entregar objetos que se arrugan, manchan las manos, transmiten gérmenes y se convierten pronto en basura desechable, cuando todo el proceso informativo puede realizarse por medios electrónicos?

La cuestión está zanjada. Se lo dice alguien que ha dirigido medios impresos durante 35 años. Hablar hoy de prensa digital es un pleonasmo porque pronto no va a haber otra prensa diaria que la digital.

Precisamente por eso siento que esa nueva Edad de Oro de los periódicos, fruto de su distribución en dispositivos móviles que auguré en 2012, hace menos de una década, en la London School of Economics, está ya a la vuelta de la esquina. Y os aseguro que EL ESPAÑOL va a formar parte de ella en un lugar preeminente. Los resultados que hoy estamos presentando no son sino un augurio de lo que viene.

El año pasado, en esa Junta tan especial, pude contaros que nos habíamos convertido en el líder de la prensa nativa, sobrepasando a El Confidencial, con más de 20 años de vida a sus espaldas, en diez de los últimos doce meses. Ahora puedo deciros que llevamos cuatro meses consecutivos en el podio del ranking oficial de Comscore superando también, parece un sueño, a medios de la trayectoria, envergadura y plantilla de El Pais o el ABC.

EL ESPAÑOL va a formar parte de la nueva Edad de Oro de los periódicos fruto de su distribución en los dispositivos móviles que auguré en 2012

Los datos demuestran que hemos sido con diferencia el medio que mejor ha aprovechado las oportunidades que ha generado la pandemia. Ya somos los terceros. Solo nos superan La Vanguardia y El Mundo, mi segundo periódico, el diario que yo fundé, hice crecer y dirigí durante 25 años cuando me echaron de Diario 16.

Es verdad que no hace mucho la suma de EL ESPAÑOL y El Mundo, dos hijos como digo de un mismo padre, hubiera tenido sentido, generando un liderazgo indiscutible en la prensa mundial en castellano. Pero ahora EL ESPAÑOL ha crecido tanto que prácticamente estamos empatados en audiencia y los inconvenientes de cualquier operación en ese sentido serían mucho mayores que las ventajas.

No os creáis, pues, ninguno de los rumores que circulan por los propiamente denominados mentideros de la villa sobre nuestros planes imaginarios para comprar El Mundo o cualquier proyecto de fusión entre El Mundo y EL ESPAÑOL.

Ellos han acumulado desde mi destitución hace siete años la rémora de sus deudas, múltiples errores de gestión, bandazos ideológicos, guerras intestinas y problemas de liderazgo. EL ESPAÑOL, en cambio, tiene una identidad inequívoca, una propiedad clara, un accionariado compacto, una dirección homogénea e integrada, una economía saneada y todo el futuro por conquistar, con su continuidad asegurada. Nosotros sólo miramos hacia adelante.

No os creáis ninguno de los rumores que circulan por los mentideros de la villa sobre nuestros planes imaginarios para comprar El Mundo o un proyecto de fusión entre El Mundo y EL ESPAÑOL

Esto no son ideas abstractas sino el nítido reflejo de la evolución de nuestra cuenta de resultados. En el que fue su quinto ejercicio completo EL ESPAÑOL obtuvo un Ebitda positivo de 2.300.000 euros, un 61% más que el año anterior y un resultado antes de impuestos de 1.130.000, nada menos que un 168% más que el año anterior.

Apenas si hemos llegado al ecuador de 2021, pero de acuerdo con la información que hemos presentado este lunes al Consejo de Administración, estoy en condiciones de aseguraros que, salvo cataclismo, estos resultados serán significativamente superados en el actual ejercicio.

Es verdad que aun nos queda un trecho para compensar las importantes pérdidas de los primeros años, fruto de la contundencia de nuestra apuesta inicial. Pero no veo otro horizonte sino el de un crecimiento sano y continuado que nos consolide en ese trío o póker de ases en el que ya estamos y nos permita afrontar proyectos de desarrollo internacional y diversificación editorial.

Todo esto está siendo posible gracias al capital humano, a la suma de talento que está logrando concitar EL ESPAÑOL y a su organización interna.

No veo otro horizonte sino el de un crecimiento sano que nos consolide en el trío de ases en el que ya estamos y nos permita afrontar proyectos de desarrollo internacional

Como recordaréis a mediados de 2019 asumí la condición de presidente ejecutivo de la compañía.

La Junta General del año pasado eligió un nuevo Consejo de Administración que suponía una equilibrada mezcla entre la renovación y la continuidad e incorporaba a importantes personalidades de otros ámbitos de la vida española como Gregorio Marañón o Juan Abarca.

Posteriormente ese consejo nombró vicepresidenta a Cruz Sánchez de Lara, con el encargo expreso de potenciar la coordinación e implicación de sus miembros. Pretendíamos enviar a la vez una clara señal de cual es y será nuestro posicionamiento ante las grandes cuestiones sociales relacionadas con los derechos humanos y el desarrollo sostenible. Pronto veremos iniciativas concretas al respecto.

Han sido tres pasos deliberadamente encadenados dentro de una clara hoja de ruta encaminada a potenciar la eficiencia de nuestra compañía y la excelencia de nuestro periódico en un marco temporal amplio.

Nada de ello estaría siendo factible sin la gran competencia profesional y dedicación del equipo de profesionales que integra nuestra plantilla. En las condiciones más adversas de la pandemia ellos han dado un ejemplo de profesionalidad y compromiso que no olvidaremos nunca.

Es de justicia mencionar a algunos miembros de la orquesta por su especial contribución a la que ya es una gran historia de éxito.

Nada de todo esto sería factible sin la gran competencia profesional del equipo de profesionales que integra nuestra plantilla. 

En primer lugar, a nuestra competente e infatigable directora general Mamen Vázquez y a los brillantes y rigurosos profesionales que han liderado la redacción durante esta difícil pero fructífera etapa. Me refiero a Miguel Ángel Mellado, María Peral, Mario Díaz, Vicente Ferrer o Arturo Criado.

Y digo “o” porque debería añadir a todos los redactores jefes, jefes de sección y redactores que han estado al pie del cañón en los momentos más difíciles, que han corrido riesgos físicos cubriendo la pandemia y que han publicado grandes exclusivas, reportajes de calidad o informaciones útiles durante este periodo.

Pero este año también quiero mencionar a nuestro director de estrategia Daniel Muñoz, a nuestra directora de suscripciones y marketing Verónica Milo, a nuestro director de audiencias David Murciano, a nuestro director comercial Jesús Doncel y a nuestro director de tecnología Sergio Sanz. Juntos estamos marcando hitos, capeando tempestades y abordando nuevos proyectos.

Estoy convencido de que este equipo de leones y leonas hará historia por su inteligencia, capacidad transformadora y entrega.

La mejor prueba de la fertilidad de ese trabajo en común es la cantidad y calidad de los proyectos que hemos abordado durante los últimos doce meses. Si 2020 fue el primer año completo en el que Invertia se consolidó, bajo el paraguas de EL ESPAÑOL, como uno de los diarios económicos de referencia, también fue el año en que incorporamos a su perímetro el vertical D+I, Disruptores e Innovadores, liderado por Rafael Navarro, cómo altavoz específico de las fronteras del desarrollo empresarial.

Y el año en que nacieron MagasIN y Series y Más, el año en el que lanzamos la edición de Andalucía, el año en el que potenciamos la sección de Motor y el año en el que integramos plenamente Bluper como nuestro vertical de televisión.

2020 fue el año en el que Invertia se consolidó como diario económico de referencia, incorporamos D+I y nacieron MagasIN, Series y Más e integramos Bluper. 

Desde entonces hemos dado prioridad al desarrollo territorial, tomando como modelo el gran éxito de Quince Mil y Treinta y Tres, nuestros diarios implantados en La Coruña y Vigo bajo el liderazgo de Pablo Grandío. Así ha nacido con gran éxito EL ESPAÑOL de Alicante y esperamos que lo haga con igual suerte dentro de dos semanas EL ESPAÑOL de Málaga.

También de manera reciente y simultánea hemos adquirido participaciones significativas en los dos diarios que encabezan el ranking regional en Castilla y Leon y Castilla-La Mancha. Se trata de Noticias CyL encabezado por Carlos Velasco y de El Digital de Castilla-La Mancha que tiene como editora a mi querida amiga Esther Esteban. El Digital de Castilla-La Mancha acaba de integrarse en nuestro CMS y Noticias CyL lo hará en el otoño.

Si a todas estas iniciativas les sumamos la relación con nuestros medios asociados Crónica Global, referente del constitucionalismo en Cataluña, Diario de Avisos, líder de la prensa canaria, y Navarra Hoy, segundo periódico de Navarra, nos encontramos con una completa cobertura sobre el terreno de toda la diversidad de la España autonómica.

En paralelo, EL ESPAÑOL abrió en septiembre de 2020 una nueva línea de actividad que está convirtiéndonos en ágora de los grandes debates sobre el futuro de España. La primera de esas iniciativas fue el primer simposio del Observatorio de la Sanidad, dedicado a las “Fronteras de la lucha contra la COVID”. Tuvo lugar en esta misma sede de la UCJC y en su jornada inaugural el exministro Salvador Illa auguró, para sorpresa y escepticismo de muchos, que antes de fin de año habría españoles vacunados, como así sucedió.

EL ESPAÑOL abrió en 2020 una nueva línea de actividad que nos ha convertido en ágora de los grandes debates sobre el futuro de España 

Durante cuatro jornadas completas vivimos lo que yo definí como unos auténticos Estados Generales del sector de la sanidad pues movilizaron por igual a la Administración, las empresas farmacéuticas y tecnológicas, a los hospitales públicos y privados, a los médicos y a las farmacias. Fueron sesiones extraordinariamente constructivas que generaron un decálogo potenciando la colaboración público-privada siempre al servicio de los derechos e intereses de los pacientes.

Antes de que acabara 2020 también vinieron el Foro de 5-G y el simposio de la Movilidad. Y entregamos por cierto los quintos Leones de EL ESPAÑOL que incluían el premio a la Solidaridad a las Fuerzas Armadas por su labor durante la pandemia y sirvieron de punto de encuentro al máximo nivel a los tres principales partidos constitucionalistas, cumpliendo estrictamente todas las restricciones y recomendaciones vigentes en ese momento. Fue un homenaje al mérito y al talento, una ventana abierta a la esperanza, un acto del que siempre nos sentiremos especialmente orgullosos.

Ya en 2021, en marzo abordamos el Observatorio de las Finanzas, inaugurado por el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos y clausurado por el vicepresidente del Banco Central Europeo, Luis de Guindos. 

Ya en abril llegó la culminación de este ciclo a través de las cuatro intensas jornadas de Wake Up, Spain!, enseguida identificado como el Davos español. Nunca antes se había celebrado un evento de la envergadura del que organizamos en Casa de América con el presidente del Gobierno, las tres vicepresidentas, cinco ministros más, ocho presidentes autonómicos, la flor y la nata de los grandes empresarios españoles, el presidente de la patronal, los secretarios generales de UGT y CCOO, el vicepresidente de la Comisión Europea o el secretario general de la OCDE, aportando ideas y movilizando a la sociedad española, en torno a la recuperación y los fondos europeos.

Nunca antes se había celebrado un evento de la envergadura de Wake Up, Spain! en el que la sociedad civil, políticos y empresarios aportaron ideas para movilizar a la sociedad española

Recientemente hemos reproducido el modelo a escala autonómica tanto en Canarias, en colaboración con el Diario de Avisos, como en Andalucía y estamos convocando ya la segunda edición del simposio del Observatorio de la Sanidad con un lema tan alentador como “Las lecciones de la COVID”.

Probablemente ningún otro medio podría haber organizado Wake Up, Spain! Si lo hizo EL ESPAÑOL fue porque nuestra audiencia garantizaba una repercusión de millones de impactos a través de nuestras retransmisiones en streaming y nuestra influencia permitía aunar voluntades tan diversas, al servicio de un anhelo compartido como la salida de la crisis.

Audiencia e influencia, me lo habéis oído decir año tras año, esos son los dos raseros de nuestro éxito. Y la clave común de ambos es una línea editorial clara e independiente, exenta de inquina, exenta de radicalismos, empeñada en propiciar los grandes consensos de las fuerzas constitucionales o al menos los pactos transversales que ayuden a afrontar los grandes problemas de la sociedad y el Estado.

Soy consciente de que reivindicar ese espíritu pactista de la transición en estos momentos, cuando no ha habido acuerdo ni sobre el marco legal de la gestión de la pandemia, ni sobre la gobernanza de los fondos Next Generation, ni sobre la renovación de los órganos constitucionales, cuando hoy mismo el presidente Sánchez y Pablo Casado están manteniendo un durísimo enfrentamiento parlamentario, puede parecer casi distópico.

Soy consciente de que reivindicar ese espíritu pactista de la transición en estos momentos puede parecer casi distópico

Es innegable que medidas tan arriesgadas como la de los indultos o leyes tan excéntricas como la que va a permitir la autodeterminación de género sin otro requisito que la propia voluntad, están abriendo abismos enormes entre el Gobierno y la oposición.

Pero incluso en situaciones así deben permanecer los puentes tendidos. Porque se puede discrepar, como lo hace EL ESPAÑOL con la máxima contundencia ante estas iniciativas del Gobierno, sin perder las formas, ni descalificar a las personas, ni abandonar el marco institucional.

Es tiempo de abrazos y no de portazos. Porque el diálogo y la negociación más prioritarios son los que deben acercar al PP, el PSOE y a Ciudadanos para defender conjuntamente los valores constitucionales. Nunca tiraremos la toalla en defensa de esos valores y ese empeño transversal.

Frente a los tres populismos que sufre España, -el separatismo, la extrema izquierda y la extrema derecha-  el león de EL ESPAÑOL seguirá rugiendo con fuerza en defensa de la moderación, la racionalidad y las libertades democráticas. Por algo nuestro león es el Defensor Civitatis, es decir, el defensor del orden constitucional que ha impulsado durante casi medio siglo la concordia y prosperidad de la ciudad simbólica y ahora ya virtual que compartimos todos los ciudadanos españoles.

Es tiempo de abrazos y no de portazos. Por eso nunca tiraremos la toalla en defensa de esos valores. 

Queridos amigos, queridos accionistas, nuestro periódico ya se ha consolidado como la más nueva de las grandes cabeceras españolas. Nos espera una tarea apasionante, plagada de escollos, pero también de oportunidades.

Nadie nos ha regalado nada y son muchos los que tratan de arrebatarnos desde los viejos despachos lo que con tanto esfuerzo hemos conseguido en la libertad del ciberespacio. Son muchos los que no soportan el éxito de esta tercera y desde luego última salida de don Quijote. Los que sufren cada mes al vernos situados en el podio de la prensa española. Los que envidian nuestra capacidad de interlocución con el mundo político y empresarial. Por eso han urdido todo tipo de maniobras para tratar de cambiar las reglas del juego de la medición de audiencias.

De momento han conseguido que un nuevo sistema de medición basado fundamentalmente en un panel, es decir, en una mera encuesta, bendecida por algunos estamentos del sector, vaya a convivir y competir a partir del 1 de enero con ComScore. Concedámosle el beneficio de la duda, no nos pongamos la venda antes que la herida, no adelantemos acontecimientos. Pero como acaba de recordar atinadamente una profesional del sector, “la tecnología llega donde no llegan los paneles”.

En todo caso, es el momento de recordar que la audiencia de EL ESPAÑOL no sólo está certificada por ComScore, sino que también queda reflejada todos los meses por Google Analytics y que esos datos censales, fruto de la huella del consumo electrónico, están auditados y corroborados por OJD que ha venido dejando una serie histórica de nuestra posición en el mercado.

Son muchos los que no soportan el éxito de esta tercera y, desde luego, última salida de don Quijote. 

En el ranking de OJD EL ESPAÑOL es el líder indiscutido porque buena parte de nuestros competidores lo fueron abandonando a medida que comprobaban nuestro auge. Se ve que algunas cabeceras tradicionales siguen creyendo que sus años de historia y su alcurnia real o imaginaria hacen que sus usuarios valgan más que los nuestros y no van a descansar hasta que no encuentren un sistema de medición o de distorsión que se lo reconozca. Vamos a permanecer atentos a estas maniobras y no vacilaremos en denunciar y desmontar cuanto tengan de impostura.

De igual manera seguimos sintiéndonos muy directamente implicados en el debate sobre la trasposición de la Directiva Comunitaria sobre Propiedad Intelectual que debe llevar a cabo el Gobierno. Es lamentable que el Ministerio de Cultura esté permitiendo que haya vencido el plazo y estemos en el pelotón de cola de la UE.

Gobernar no es arrastrar los pies, gobernar no es ponerse de costado, gobernar no es cubrirse ante la minoría airada a costa de perjudicar a la mayoría razonable. A este paso habrá que dirigir nuestra apelación al Wake Up a alguien con nombre y apellidos. Pero más valdrá tarde que nunca si la trasposición reconoce al fin la libertad de los editores para negociar con Google, Telefónica o quien nos ofrezca plataformas de agregación de contenidos.

Ya he dicho muchas veces que seguir negándonos ese margen de maniobra en función de unos derechos irrenunciables, encadenados a una negociación colectiva, como hizo la Ley de Propiedad Intelectual aprobada en tiempos de Rajoy, es tratarnos como a enanos incapaces de defender por sí mismos sus intereses.

Es lamentable que el Ministerio de Cultura permita que haya vencido el plazo para la trasposición de la Directiva Comunitaria sobre Propiedad Intelectual

Las intrigas en torno a la medición de audiencias y a los derechos de la propiedad intelectual no son sino dos expresiones de cómo hay un mundo del ayer que pretende defender los añejos privilegios de un mercado cerrado a nuevos competidores. Pero si esa obcecación retrógrada estaba condenada al fracaso, si esa muralla encaminada a ponerle puertas al campo de lo intangible no podía prevalecer, la realidad de los hábitos de consumo de información durante la pandemia la ha hecho saltar en mil pedazos.

EL ESPAÑOL va a luchar con la pasión de la razón en defensa de sus intereses, del fair play, del progreso del sector y en definitiva de los derechos de los lectores frente a esas inercias del pasado.

Pero nada nos va a distraer de los retos específicos que incluye nuestro desarrollo. Me refiero en concreto al impulso de las suscripciones que ya en 2020 experimentaron un gran incremento y en 2021 están creciendo a un ritmo notablemente superior.

Me refiero a la potenciación de los contenidos audiovisuales en todos los canales a nuestro alcance, aprovechando la plataforma del nuevo estudio que estamos construyendo en la nueva planta que acabamos de ocupar en nuestra sede.

Nada nos va a distraer de los retos que incluye nuestro desarrollo, en concreto el impulso de las suscripciones

Me refiero a la Digital School que estamos poniendo en marcha con esta universidad y nuestros socios de D+I.

Me refiero a nuestra estrategia de big data, encaminada a un mayor conocimiento de los hábitos de nuestros usuarios y a la aplicación de esa información tanto a las prioridades editoriales como a la estrategia comercial.

Y me refiero desde luego a la mejora permanente de la calidad de nuestros contenidos, potenciando la información exclusiva y el pluralismo en la opinión bien argumentada, resaltando lo relevante sobre lo banal, eliminando todo atisbo de sensacionalismo o de búsqueda del click mediante artimañas que poco tienen que ver con el periodismo.

EL ESPAÑOL tiene que ser ante todo un periódico del que nos sentamos orgullosos sus profesionales, sus accionistas, sus suscriptores y sus lectores habituales. Un periódico progresista y liberal que defienda a la vez con serenidad y empecinamiento los grandes valores de los derechos humanos y el control social del poder.

Esa función propia del buen periodismo de siempre, potenciada ahora por la tecnología. Algo a lo que no renunciaremos nunca. Ayudadnos a seguir haciéndolo juntos. Muchas gracias a todos".