Las televisiones públicas suelen estar en el ojo del huracán por su elevado coste para las administraciones y por su cercanía a los gobiernos de turno que las sustentan. En el imaginario colectivo de los españoles se asocia a RTVE y a las autonómicas a despilfarro, plantillas abultadas, gastos desproporcionados y con la necesidad de someterlas a recortes para reforzar otras partidas como sanidad o educación.

En noviembre del año pasado, la patronal de las privadas Forta presentó un informe en el que denunciaban precisamente lo contrario: la reducción brusca de sus presupuestos y de sus ingresos por la caída de la publicidad y por el recorte de las subvenciones de sus respectivos gobiernos autonómicos.

Según Forta, el presupuesto total de las doce televisiones públicas autonómicas en España llegó a los 1.080 millones de euros en 2018, un retroceso del 47% respecto de los 1.590 millones que costaron en 2011, cuando estalló la crisis económica y las autonomías fueron obligadas a presentar planes de choque para rebajar gastos. 

Precisamente la Forta criticó que la recuperación económica posterior no se haya traducido en mayores recursos para las asfixiadas arcas del sector. No obstante, los datos anuales de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) indican que en los últimos cuatro años lejos de descender, las subvenciones para las cadenas de televisión públicas sí se han recuperado y han aumentado de manera consistente. 

Por encima del sector audiovisual

Estas cifras indican que en 2018, las subvenciones declaradas por las propias cadenas públicas -sumando las autonómicas y RTVE- fueron de 1.847,9 millones de euros, lo que supone un crecimiento del 14,2% -por encima del 13% que creció la publicidad- y 231 millones de euros desde el año 2014. Este fue un punto de inflexión, ya que desde el año siguiente (2015) la aportación a las televisiones públicas no ha parado de crecer.

Si la comparativa es con 2017, las subvenciones también salen ganando. En un año crecieron un 2,1% frente a una mejora del 0,7% para todos los ingresos del sector audiovisual. En este periodo, los ingresos por publicidad también mejoraron un 0,7% frente al crecimiento del 1,1% de las cuotas por suscripción a la televisión de pago.

De esta manera, el peso de las subvenciones en el total de los ingresos audiovisuales sigue siendo muy importante. En 2018, fue el 29% de los 6.188 millones que ingresó el sector, mientras que los ingresos publicitarios representaron el 35%, las cuotas de televisión de pago fueron el 32%.

¿Cómo se distribuyen estos 1.847,9 millones? Según las cifras de Forta y de RTVE, en 2018 la mitad de este montante llegó a las arcas de las televisiones autonómicas y el resto a RTVE. No obstante, el origen de la subvención es diferente: en el caso de las públicas autonómicas llega casi exclusivamente de sus respectivos gobiernos regionales, mientras que la pública estatal tiene diversas formas de financiación.

Distribución de las subvenciones

Las cifras de las propias televisiones indican que de los 1.080 millones de presupuestos de 2018, 943 millones son aportados por subvenciones públicas de los distintos gobiernos autonómicos y los restantes 140 millones llegan por publicidad.

De esta manera, TV3 gasta 307 millones anuales, Canal Sur tiene un presupuesto de 163 millones, EiTB (País Vasco) tiene 134 millones, TVG (Galicia) gasta 109 millones, y Telemadrid 80 millones. Dentro de las más pequeñas tenemos a Murcia que se gasta 15 millones, Extremadura 25 millones o Canarias con 45 millones.

Por su parte, en 2018 RTVE ingresó 976 millones de euros, de los cuales 193,5 millones llegaron por las aportaciones de operadores de televisión y de telecomunicaciones, además de 341,1 millones a la compensación del servicio público de radiodifusión estatal, la aportación de los Presupuestos Generales del Estado

A esta financiación se suman 380 millones por la cesión de la recaudación de la tasa por el uso del espacio radioeléctrico. Al igual que las autonómicas, estamos hablando de subvenciones, ya que desde 2010 RTVE no emite publicidad, pero se compensan entre la aportación del Estado y la del resto de operadores.

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