Prisa celebrará su Junta General de Accionistas este miércoles y, por primera vez, lo hará sin Juan Luis Cebrián en su consejo de administración. El histórico presidente y consejero delegado no estará en la primera línea de un encuentro en el que no deberían producirse demasiadas sorpresas, certificando una de las juntas más tranquilas en años.
Y es que la principal novedad -su salida definitiva del grupo para asumir un cargo de representación institucional en el diario El País- no se producirá de momento, pese a los deseos de buena parte de los accionistas liderados por Amber Capital, dueño del 30% del capital. El acuerdo inicial para forzar su salida de la presidencia ha perdido fuerza tras el nombramiento de Javier Monzón como vicepresidente no ejecutivo en febrero.
Las fuentes consultadas por EL ESPAÑOL indican que, pese a su aprobación inicial, Monzón se ha decantado por la cautela y por mantener a Juan Luis Cebrián en su actual cargo al menos un año y medio más, oficialmente para preservar el equilibrio institucional con las empresas del Ibex y con Moncloa, que se sienten más cómodos con Cebrián a los mandos del diario.
Monzón pide cautela a Amber
En noviembre Cebrián renunciaba a la presidencia ejecutiva después de tres décadas en la primera línea de la gestión, pero se aseguraba un pacto para mantenerse como Presidente de El País, del consejo editorial de Prisa y con la puerta abierta para poner en marcha una Fundación para tutelar el diario bajo su presidencia.
No obstante, en febrero y bajo las presiones de Amber Capital -artífices de la salida de Cebrián- se acordó ofrecerle la presidencia honorífica del diario El País, para sacarle de la gestión del periódico y quitarle todas sus responsabilidades editoriales. Estos acuerdos también bloqueaban definitivamente la Fundación solicitada por el expresidente ejecutivo.
Un pacto que se truncó con el paso de las semanas. Las fuentes consultadas por este diario indican que Monzón pidió cautela a Amber y optó por mantener a Cebrián un año y medio más en la compañía para evitar desestabilizarla institucionalmente.
Como ya contó este periódico, desde su nombramiento en febrero como vicepresidente no ejecutivo, Monzón es el presidente de facto con el apoyo del Santander y la anuencia de Amber Capital, que ven su gestión como un mal menor para garantizar paz accionarial.
A la espera de un recambio en Moncloa
Estas mismas fuentes indican que el proyecto de Javier Monzón pasa por una transición tranquila con tres ejes fundamentales: la salida de Cebrián en el mediano plazo, el giro del grupo hacia la izquierda y asumir la presidencia en sustitución de Manuel Polanco.
Una estrategia que está íntimamente ligada al desarrollo de los acontecimientos en Moncloa y del tiempo que le quede a Mariano Rajoy como presidente de Gobierno. En la cúpula de Prisa confían en que el actual Ejecutivo no pueda revalidar el triunfo en las próximas elecciones generales. De producirse este movimiento los acontecimientos se desencadenarían en Prisa.
Sin el apoyo de Moncloa ni de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, sería más fácil forzar una renuncia de Cebrián y explicar al Ibex su marcha. Lo mismo pasaría con el nombramiento de Monzón como presidente, una llegada que ya fue vetada por el equipo de Rajoy en octubre del año pasado. El expresidente de Indra no quiere que la situación se repita por lo que se espera la caída natural del actual Gobierno.
Sigiloso acercamiento al PSOE
En esta misma línea, la cúpula de Prisa ha comenzado a realizar un sigiloso acercamiento al Partido Socialista, después de una década apoyando al Partido Popular. Este periódico ya contó que en los accionistas mayoritarios existe el convencimiento de que El País, su principal activo mediático, debe realizar un giro hacia la izquierda y recuperar sus raíces históricas.
No se trata de volver al viejo PSOE de Felipe González, ni echarse en brazos de la nueva izquierda representada por Podemos, pero sí de dar un giro al timón y alejarse del perfil cercano a la derecha ideológica que ha imprimido en la cabecera Antonio Caño desde que fue nombrado como director del diario hace cuatro años.
Estamos hablando de un giro ideológico por motivos comerciales, ya que se trata de volver a contentar a los lectores históricos, pero también a las nuevas generaciones que ven en El País una cabecera aburguesada y cercana al poder, todo lo contrario de los valores que cultivó hace cuarenta años con su nacimiento. Se trata de ganar más lectores y, por tanto, de aumentar los ingresos.
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