Las claves
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La seguridad del suministro eléctrico ante el riesgo que supone el cambio de modelo hacia las renovables como principal fuente de generación se va a convertir en uno de los caballos de batalla de la oposición del PP en el área energética.
El nuevo vicesecretario económico del partido, Alberto Nadal, conocedor del sistema tras su paso por la Secretaría de Estado de Energía con Rajoy, tiene in mente un plan de choque que apuesta por tres vectores: garantía de suministro, apuesta por las nucleares y revisión total de los puntos de acceso y capacidad.
Son los tres grandes puntos de fricción que tienen atenazado al Ministerio de Transición Ecológica, que tras el apagón y el rechazo al decreto posterior que debía paliar sus efectos, intenta sacar adelante medidas parciales que minimicen los riesgos de nuevo colapso para la población.
Si los populares logran formar gobierno tras unas elecciones generales (como muy tarde en 2027), su idea pasa por revisar toda la estructura actual de costes del sistema eléctrico para que cada pago en la factura esté justificado con un peaje necesario o una tasa equitativa.
Transporte de alta tensión (Red Eléctrica), distribución mayorista (grandes eléctricas), productores renovables, autoconsumo y comercializadoras pasarán por el escrutinio del PP si llega al poder.
De entrada, se ve con malos ojos la existencia de un impuesto a la generación y se cuenta con una revisión a la baja de la tasa para la gestión y el almacenamiento de los residuos nucleares.
Una vez revisado el modelo y renovada la infraestructura de puntos de acceso para que el suministro eléctrico no sea un freno a la economía del país, se analizará dónde hay que cargar el pago de peajes y dónde no.
Sobre la figura del nuevo responsable económico del PP planea el llamado "impuesto al sol", que él mismo impuso en 2015 sobre las instalaciones de autoconsumo. No se trata de recuperarlo, al contrario: esta vez intentarán darle lógica y sensatez a un sistema que acumula peajes a veces poco justificados.
La situación del mercado eléctrico ha cambiado mucho desde entonces y la prioridad que se marca el PP en estos momentos es poner orden y garantizar que las renovables y el autoconsumo no afectan a la garantía de suministro.
Renovables y nucleares
Las noticias recientes sobre el nuevo riesgo de apagones por las oscilaciones que generan las renovables, y la necesidad de ampliar la reserva de centrales para aportar inercia y energía reactiva, han llevado al PP a pedir explicaciones en el Parlamento a todos sus responsables.
Frente a la polémica que enfrenta el desarrollo de las renovables con la energía nuclear u otros tipos de generación, Nadal lo tiene claro: todos los activos son útiles si funcionan con rentabilidad y no emiten CO2.
Eso supone admitir todo el desarrollo de energías renovables previsto que pueda adaptarse a las condiciones del mercado, por un lado. Y aplicar criterios de flexibilidad a la generación nuclear, sin convertir en dogmas las fechas de cierre que se estiman, mientras sean útiles al sistema, por otro.
Los ritmos de descarbonización de la industria y las empresas se adaptarán a las necesidades reales de la economía del país, en un modelo en el que el paso lo marca la demanda de energía: nuevos proyectos, centros de datos, vivienda, almacenamiento o vehículo eléctrico, entre otros usos.
En este último punto, el planteamiento general del PP es el mismo que el que acaba de exponer Transición Ecológica -la demanda por delante-, si bien las prioridades de cada parte serán distintas.
El planeamiento energético del PP, en manos de Nadal y su equipo si llegan a gobernar, pretende eliminar las imposiciones y prohibiciones con las que se carga a las empresas del sector. Se busca un margen amplio de negociación que evite enfrentamientos como los actuales.
