Repsol considera Libia un país prioritario y más aún ahora que, según el consejero delegado de la compañía, Josu Jon Imaz, aseguró que "está mejorando en seguridad política y social año tras año. Su estabilidad nos permite reforzar nuestra actividad allí".
"Debemos destacar el esfuerzo que está realizando el país, por ejemplo, en materia de seguridad. En los últimos años hemos visto que el Ejército de Libia, liderado por el Sr. Haftar, ha desempeñado un papel crucial en la lucha contra el terrorismo, el aumento de la seguridad y la mejora de la posición y la estabilidad del país", añadió.
Para la energética española el país norafricano es clave en su estrategia de crecimiento en upstream (exploración y producción de hidrocarburos). Sus planes actuales incluyen nuevos proyectos de exploración, aumento de la producción y el mantenimiento de operaciones en los yacimientos más importantes del país.
"En cuanto a la producción, la producción en este trimestre alcanzó un máximo de 307.000 barriles diarios y en el inicio, teníamos una producción neta de 43.000 barriles diarios", dijo Imaz en la conferencia de analistas posterior a la presentación de resultados del primer semestre.
Durante la campaña de perforación en curso en 2025, se reiniciaron 12 pozos en el primer y segundo trimestre y se conectarán nuevos pozos en los próximos meses.
"La producción bruta en Libia aumentará en 12.000 barriles diarios en los próximos meses", con la perforación de entre 6 y 9 nuevos pozos exploratorios antes de noviembre de 2025.
La reanudación y el incremento de producción han sido posibles tras acuerdos con comunidades locales y apoyo del Ejército Nacional Libio, lo que ha permitido asegurar la seguridad de las instalaciones y evitar nuevas paradas forzosas.
Mayor producción en Alaska
Si Libia siempre ha sido un país clave para Repsol, aunque con más relevancia en estos últimos años, Alaska podría considerarse la joya de la corona.
"Prevemos un aumento total de la producción durante 2026, alcanzando una capacidad bruta de 80.000 barriles diarios durante el año, con el desarrollo de la primera fase de Pikka, que avanza hacia una puesta en marcha temprana entre diciembre de este año y enero de 2026", avanzó el directivo.
Pikka es el mayor descubrimiento de petróleo convencional en Estados Unidos en los últimos 30 años y representa la principal apuesta de Repsol en Alaska.
La compañía, junto a su socio australiano Santos (51% Santos, 49% Repsol), aprobó en 2022 una inversión inicial de 2.555 millones de euros para desarrollar la primera fase del proyecto.
Se prevé el inicio de la producción de 80.000 barriles diarios en 2026. Contempla la perforación de 45 pozos desde una sola plataforma, con infraestructura que incluye una planta de producción, un centro operativo, una planta de tratamiento de agua de mar y redes de tuberías.
Todo diseñado para tener una de las menores intensidades de carbono dentro del portafolio global de upstream de Repsol.
Venezuela y EEUU
El consejero delegado de Repsol también señaló que siguen manteniendo un diálogo "constructivo y abierto" con la administración estadounidense para tratar de encontrar un "marco estable" para sus actividades en Venezuela.
Imaz ha señalado que mantienen la presencia en este mercado con sus actividades de gas tras haber tenido que parar las de petróleo y que mantienen también un diálogo con las autoridades de Venezuela.
Según recuerda en el informe semestral enviado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) este jueves, en mayo de 2024 la Oficina de Control de Activos Extranjeros, una agencia del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, (OFAC) concedió a Repsol una licencia específica que permitía continuar sus actividades en Venezuela.
Sin embargo, en marzo de este año, la OFAC revocó esta licencia específica y emitió una licencia de liquidación que autorizaba al grupo a realizar las transacciones ordinarias, incidentales y necesarias para la liquidación de las operaciones previamente autorizadas hasta el 27 de mayo de 2025.
En el mismo texto, se señala que en 2025 se mantiene la incertidumbre sobre la situación política y económica en el país, influenciada por las sanciones impuestas por EEUU que afectan significativamente a las empresas extranjeras, especialmente en el sector petrolero con una devaluación de la divisa venezolana frente al euro.
