Precios del petróleo que recuerdan a los picos de 2022, un mercado de gas natural licuado (GNL) muy ajustado y unas reservas de gas en Europa insuficientes para pasar el invierno.
Así dibujan el horizonte del conflicto entre EEUU e Irán, con el cierre del estrecho de Ormuz, los expertos y consultoras energéticas consultados por EL ESPAÑOL-Invertia. Un escenario que recuerda a la crisis de Ucrania y que ha ganado fuerza después de que este domingo el Parlamento iraní recomendara esa medida.
Y es que estrecho de Ormuz es una arteria vital para el comercio mundial que canaliza cerca del 20% del petróleo y el gas exportados por mar en todo el planeta.
Según el análisis que Aurora Energy Research comparte con este medio, un cierre prolongado de este enclave podría alterar gravemente los precios energéticos y las cadenas de suministro globales.
En este escenario, aunque una reducción en las inyecciones de almacenamiento ofrece cierta flexibilidad a corto plazo en Europa y Asia, "el riesgo de insuficiencia para el almacenamiento invernal aumenta significativamente, incluso si el estrecho se reabre antes de finalizar el verano", advierte Jacob Mandel, responsable de investigación de mercados energéticos globales de Aurora.
Desde los últimos episodios de interrupción, Aurora señala que se han incorporado pocas nuevas capacidades al ya limitado mercado global de GNL, lo que "solo compensa parcialmente los 82,7 millones de toneladas anuales (mtpa) que se perderían si se cerrara el estrecho", explica Mandel.
Además, alerta que "varios mercados, especialmente en el sur de Asia, seguirían en riesgo de escasez, sobre todo si el cierre dura más de unas semanas".
Los precios ya han reaccionado con fuerza desde el ataque nocturno de Israel el 12 de junio, con el crudo Brent subiendo un 11% y los precios del gas en Europa y Asia aumentando un 12% y 13%, respectivamente.
Mandel recuerda que "los precios de las materias primas podrían subir mucho más en caso de cierre del estrecho, impulsados por la interrupción en las cadenas de suministro, recortes anticipados en la demanda y estrategias de cambio de combustible".
Un informe reciente de Goldman Sachs advierte que el barril Brent podría dispararse hasta los 110 dólares si Irán cierra el estrecho, niveles similares a los de la crisis energética tras la invasión de Ucrania en 2022.
En este sentido, Carlos Albero, gerente de Área de Mercado Iberia de DNV, explica a este diario que "ya hemos vivido en la guerra de Ucrania el impacto en los precios del gas, y en este punto del conflicto la incertidumbre en el suministro se acrecienta, pudiendo impactar en la dimensión precio".
Para Albero, "el tiempo es la clave variable, podría ser una distorsión breve o un evento de más largo plazo. En el segundo caso, los mercados del petróleo y el gas se ajustan, pero siempre queda la huella del pico de precios vivido en el pasado".
Ignacio Urbasos, investigador en Energía y Clima del Real Instituto Elcano, añade que "en Europa esto nos llevaría a crisis de precios más que de suministro, similar a la de Ucrania. Aunque nos afectaría igual. Es un poco como lo que vivimos entonces: España tuvo precios tan altos como Alemania, a pesar de contar con un suministro relativamente estable".
Sobre las posibles dinámicas futuras, Urbasos señala que, en el caso del petróleo, podrían repetirse subidas rápidas y generalizadas similares a las de 2022. "En el gas, es más difícil anticiparlo, porque el contexto es distinto y el sistema europeo ha ganado resiliencia. Aun así, el riesgo de una escalada sostenida no se puede descartar".
Un análisis de este lunes de ING complementa estas visiones señalando que si bien el aumento de los precios del petróleo estimularía la actividad de perforación en Estados Unidos, esta oferta adicional tardaría en llegar al mercado y no sería suficiente para compensar las pérdidas derivadas del cierre del estrecho.
ING estima que en caso de bloqueo exitoso, el Brent podría alcanzar los 120 dólares por barril a corto plazo, y si la interrupción se prolonga hasta finales de 2025, los precios podrían superar los 150 dólares, marcando nuevos máximos históricos.
En un plano más global, el gerente de Área de Mercado Iberia de DNV considera que este escenario podría suponer un nuevo impulso a la transición energética y a la descarbonización de la matriz. "El hidrógeno como vector energético recobraría fuerza en caso de un gas natural caro, y la electrificación industrial sumaría nuevos escenarios positivos, al igual que la transición al transporte eléctrico".
Los mercados en calma
Pese al temor a represalias de Irán en el estrecho de Ormuz tras el ataque de Estados Unidos a sus instalaciones nucleares —que disparó el precio del Brent el domingo—, el crudo corrigió a la baja este lunes.
La caída se produjo después de que continuara el tránsito de petróleo y gas en buques cisterna desde Oriente Medio y de que Irán atacase la mayor base militar de EEUU en Oriente Próximo. China, por su parte, ha pedido preservar la "seguridad y la estabilidad" en la región.
Aunque los mercados energéticos se mantienen en alerta, de momento reina la calma. A este respecto, el investigador del Real Instituto Elcano, Ignacio Urbasos, traza dos posibles escenarios para Irán: uno extremo y otro más probable.
El primero, poco probable pero de gran impacto, sería un cierre total del estrecho de Ormuz mediante minado o intervención militar directa, lo que supondría una agresión a países vecinos como Omán y podría desencadenar un conflicto regional a gran escala.
El segundo escenario, más verosímil, pasaría por acciones encubiertas: interferencias en sistemas de navegación, ataques no atribuibles o el uso de grupos afines para generar incertidumbre y presión en los precios sin provocar una guerra abierta.
Por ahora, el mercado no descuenta un cierre total del estrecho, lo que explica la contención en los precios. Sin embargo, el aumento del riesgo geopolítico ya está incorporado en las valoraciones de los operadores, aunque sin señales aún de una disrupción real en el suministro.
