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Horas antes del apagón, la red ya daba señales. Pese a que Red Eléctrica (REE) ha defendido que no se registraron oscilaciones anómalas previas al cero energético -en respuesta a las denuncias de Iberdrola y Endesa-, lo ocurrido en la fábrica murciana de productos de limpieza de Linasa sugiere lo contrario.

Una cadena de avisos, alarmas técnicas e incluso una desconexión automática previa al apagón se produjeron en la fábrica. Todo ocurrió hasta una hora y media antes del colapso nacional, lo que sugiere que la red ya mostraba signos de inestabilidad antes de venirse abajo.

Según ha podido confirmar EL ESPAÑOL-Invertia, el lunes 28 de abril, a las 11:01 de la mañana, los sistemas de medida de Linasa detectaron notables irregularidades en los valores de tensión en la red eléctrica de 66.000 voltios (V) que gestiona Iberdrola.

Preocupados por los valores registrados y sus posibles consecuencias, los responsables de la planta dieron aviso inmediato al Centro de Control de Iberdrola (COD ESTE SUR), ubicado en Alicante, que supervisa el funcionamiento de la red en esa zona del sureste peninsular.

Con este aviso, la empresa Linasa solicitó una elevación de la tensión en la línea, que finalmente se normalizó.

Ocho minutos después, a las 11:09:55, se activó una primera alarma por alto nivel de tensión en la línea. Pero, lejos de estabilizarse, la tensión de la red continuó oscilando y aumentando.

A las 11:46, el sistema automático de protección por máxima tensión de la fábrica actuó, disparando el interruptor de la línea de suministro y desconectando totalmente de la red a Linasa para evitar daños mayores en sus equipos. En ese momento, aún faltaban 47 minutos para el gran apagón.

La fábrica logró restablecer el suministro pocos minutos después tras contactar de nuevo con el Centro de Control, pero los problemas no cesaron. A las 12:26, se activó una segunda alarma que indicaba una tensión demasiado elevada.

Sólo siete minutos después, a las 12:33:29, la red volvió a desconectarse por actuación automática de la misma protección, disparando el interruptor y dejando a Linasa sin suministro eléctrico.

En esta ocasión, la desconexión coincidía con el apagón masivo que afectó a toda la península ibérica, el llamado cero energético.

A las 12:37, Linasa fue notificada por el Centro de Control de Iberdrola. La información era clara: el país acababa de sufrir una caída masiva del suministro eléctrico (cero nacional o blackout), y no disponían de estimación alguna precisa para la recuperación del servicio.

Durante ese episodio crítico, la línea de 66.000 voltios nominales que abastece a la planta llegó a registrar picos de hasta 73.600 voltios, muy por encima de los límites operativos reglamentados y habituales. Una anomalía técnica que fue detectada, reportada y vivida en tiempo real por los técnicos de la fábrica.

Pero los problemas en Linasa no comenzaron ese día. Según fuentes internas de la empresa, en las dos semanas previas al apagón los sistemas de medida y control de la fábrica ya venían registrando oscilaciones inusuales en la tensión de red, incluso con varias alarmas en un mismo día.

Alertas y grabaciones

Lo ocurrido en la planta murciana coincide con las denuncias de Iberdrola y Endesa. Y se alinean con las recientes declaraciones de José Casas, responsable de Regulación de Endesa, en la Real Academia de Ingeniería.

Según el directivo, de acuerdo a la denominada “red observable” -a la que tienen acceso tanto las distribuidoras como varios centros de generación- desde las 10 de la mañana del 28 de abril ya se detectaban oscilaciones.

Estas oscilaciones fueron comunicadas oportunamente a Red Eléctrica y tenían precedentes anteriores, desde el 22 de abril, según Casas. El directivo de Endesa también aseguró que existen grabaciones que registran las alertas enviadas por los operadores a Red Eléctrica, evidenciando la magnitud del problema.

Por este motivo, Aelec, la patronal de Iberdrola y Endesa ha pedido que las investigaciones en curso incluyan las variaciones registradas entre el 22 y el 24 de abril, cuando se notificaron sobretensiones que provocaron la desconexión automática de la refinería de Cartagena y las líneas de alta velocidad de Adif.

Según publicó este medio, la empresa FCC -especializada, entre otras cosas, en el mantenimiento de subestaciones eléctricas para compañías distribuidoras- también advirtió al operador del sistema del riesgo inminente de colapso en estas instalaciones críticas semanas antes del apagón.

Estallido de guerra

Las reclamaciones de empresas e industrias por los daños causados por el apagón masivo ya han comenzado a acumularse. Según estimaciones preliminares, la factura del apagón se elevaría por encima de los 1.000 millones de euros.

Determinar quién falló será crucial, no sólo para esclarecer lo sucedido, sino también para dirimir quién deberá asumir los costes del mayor apagón eléctrico de la historia de España. Por este motivo, ha estallado una guerra entre las compañías eléctricas y el operador del sistema.

Beatriz Corredor, presidenta de Red Eléctrica, aseguró el jueves pasado que los valores de tensión antes del incidente no excedieron los límites establecidos por la normativa.

De hecho, en una intervención pública, Corredor exoneró a su compañía de cualquier fallo en la operación del sistema eléctrico y la gestión de las redes de alta tensión antes del colapso, centrando así la responsabilidad en las eléctricas.

"Lo que no pasó es que no había un problema de potencia asíncrona; no faltó inercia en el sistema; no hubo una sobrecarga en la red, ni cortocircuitos; no hubo ciberataques; funcionaron bien los deslastres; y no tuvimos problemas de control de tensión en la red de transporte", dijo.

Ese mismo día "REE manifestó que algunas centrales de generación no cumplieron, supuestamente, con sus funciones de control de tensión", denunciaba este mismo martes Aelec.

La patronal eléctrica ha defendido que "los datos clave de un sistema eléctrico que pertenece a todos los ciudadanos no deben ser confidenciales, sobre todo si, al mismo tiempo, se lanzan mensajes parciales en foros y medios de comunicación".

Según la patronal, REE debería compartir la información con todos los agentes implicados y, "por el bien de una resolución óptima de los hechos, sería conveniente que dejara de emitir juicios públicos que sólo redundan en la confusión y la obstaculización del proceso hacia un análisis técnico objetivo".

En este sentido, Aelec quiso dejar claro que "las empresas asociadas no han identificado ningún fallo en sus instalaciones". "Las desconexiones se producen de forma automática, tal y como establece el reglamento eléctrico, ante una grave situación de inestabilidad de la red. Es decir, los sistemas de protección actuaron como debían hacerlo", aseguró.