La guerra entre EEUU y la Unión Europea por retener la industria siderúrgica (acero) vive otro capítulo. Con una fecha límite que se avecina en menos de tres meses, ambas potencias siguen lejos de un acuerdo sobre el comercio de acero y aluminio ecológicos, lo que amenaza con reavivar una disputa sobre los aranceles que el expresidente Donald Trump impuso por motivos de seguridad nacional en 2018.

Y mientras tanto, los fondos aprobados por el presidente norteamericano, Joe Biden, para el IRA (Ley de Reducción de la Inflación o Inflation Reduction Act, por sus siglas en inglés) están dando alas a las siderúrgicas de EEUU con nuevas ayudas para producir 'acero verde', es decir, que su producción se haga con energías renovables.

Esta semana, fuentes cercanas a la Comisión Europea han reconocido que ambas posiciones aún estaban muy alejadas, pero Europa esperaba una visita a Bruselas de la representante comercial de Estados Unidos, Katherine Tai.

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La UE ha rechazado la propuesta de EEUU presentada el año pasado para crear el Acuerdo global propuesto para el acero y el aluminio sostenibles, creando la posibilidad de otro choque transatlántico.

El desacuerdo podría llevar a cada parte a volver a imponer aranceles sobre el comercio transatlántico por valor de miles de millones de dólares si no se puede llegar a un acuerdo antes de la fecha límite autoimpuesta actual del 31 de octubre.

Aranceles ambientales

Estados Unidos ha propuesto reemplazar el arancel del 25% sobre el acero y el arancel del 10% sobre el aluminio de Trump con un nuevo conjunto de aranceles basados en la cantidad de dióxido de carbono emitido durante la producción de esos productos metálicos. Cuanto mayor sea la "intensidad de carbono" del acero y el aluminio, mayor será la tarifa.

La UE se ha mostrado fría con esa idea, que considera una posible violación de las reglas de la Organización Mundial del Comercio porque trata a los productores nacionales de acero de manera más favorable que a los productores extranjeros, según publica POLITICO

En EEUU, el sector del hierro y el acero cree que puede lograr emisiones netas cero para 2050. La acción más importante para lograrlo es pasar de las tecnologías actuales basadas en combustibles fósiles a innovaciones más limpias como el acero basado en hidrógeno.

La ONG Mission Possible Partnership estima que se deben construir 70 plantas siderúrgicas de emisiones cercanas a cero para 2030 y así el sector puede ir por el buen camino. Según la organización RMI, las empresas estadounidenses que compran acero están enviando una fuerte y clara señal de demanda de acero sostenible. Y además, se puede satisfacer de manera competitiva gracias a los incentivos federales del IRA.

Proyección de la demanda de acero de EEUU hasta 2030 acelerada después de IRA (millones de Tn) RMI

Se prevé que la demanda anual de EEUU de acero con bajas emisiones alcance los 6,7 millones de toneladas (Mt) para 2030.

La dependencia de acero para su industria nacional será una estrategia fundamental para muchas empresas que buscan maximizar los beneficios de IRA, ya que varios incentivos requieren cumplir unos mínimos para acceder a esos fondos.

UE exporta acero a EEUU

Las exportaciones de acero de la UE a los Estados Unidos han aumentado en el último año. Han sido casi un 20% más altas en 2022, en comparación con el año anterior. Al contrario de la caída del 2% de las importaciones totales de acero de EEUU en ese mismo año a Europa.

Esta tendencia ha continuado en los primeros cinco meses de 2023, con un aumento de las exportaciones de UE a EEUU del 7,7% en comparación con el mismo período del año pasado.

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Estados Unidos fue el segundo mercado más grande para los productos de acero terminados de la UE después de Turquía en 2021, y representó más del 11% de las exportaciones totales de acero del bloque ese año, según Eurofer, la asociación europea del acero.

Bruselas quiere evitar la percepción de que la UE y EEUU están utilizando el argumento climático como una tapadera para algún tipo de cartel transatlántico del acero. También quiere descartar la posibilidad de que los americanos vuelvan a imponer aranceles a la UE por razones de seguridad nacional.

Lo que sí va a poner en marcha la UE es el Mecanismo de ajuste fronterizo de carbono (CBAM), y gravar así las importaciones de acero, aluminio y varios otros productos industriales como el cemento que hayan sido producidos con combustibles fósiles.

Pero eso no será hasta el 1 de enero de 2026. Sin embargo, a partir del 1 de octubre se pedirá que las empresas europeas recopilen datos e informen sobre las emisiones integradas en el acero, el aluminio y otros productos específicos importados.

Para productos de acero, como alambre, barras y pilotes, EEUU emite de unos 460 kg de carbono por cada tonelada de acero que produce, mientras que la UE emite de unos 810 kg de carbono por cada tonelada de acero, según publica POLITICO. La media mundial es de 1,88 toneladas de carbono por cada tonelada de acero.

La historia es diferente para el aluminio, según un informe de la firma Global Efficiency Intelligence, que dice que la producción de aluminio de EEUU es más intensiva en carbono que la europea.

Por lo tanto, si ambas potencias no logran llegar a un acuerdo sobre cómo gravar las importaciones de productos producidos con emisiones de CO2, EEUU podría seguir adelante con su propio sistema basado en aranceles mientras la UE implementa el CBAM.

Por último, y para complicar aún más el problema, Estados Unidos quiere que el acuerdo también desaliente el exceso de capacidad de producción de acero no basada en el mercado, particularmente en China. Estados Unidos acusa a Pekín de inyectar subvenciones estatales masivas para apuntalar su sector siderúrgico, lo que resulta en un exceso de producción que afecta negativamente a los mercados globales.