Maersk, Renfe y Cepsa realizarán la primera prueba en España con biocombustibles de segunda generación en el ámbito ferroviario. De esta forma, el corredor ferroviario que une Algeciras y Madrid se convertirá en un itinerario descarbonizado, al utilizar diésel renovable en el tramo no electrificado entre Algeciras-Córdoba y energía eléctrica renovable en el trayecto hasta la capital.

El proyecto se iniciará a principios del mes de julio y tendrá una duración de tres meses. Para ello, Cepsa suministrará 160 toneladas de biocombustible de segunda generación, producido en su Parque Energético La Rábida (Huelva) a partir de aceites usados de cocina, para cubrir un total de cinco viajes semanales de ida y vuelta.

El diésel renovable sustituirá al diésel convencional en las locomotoras de Renfe que Maersk utiliza para transportar las mercancías de sus clientes de Algeciras a Córdoba. En Córdoba continuarán la ruta hasta Madrid en trenes eléctricos impulsados por energía renovable.

[La naviera Maersk invertirá 10.000 millones en España para crear un 'hub' mundial de combustible verde]

Con este diésel renovable se cubrirán casi 40.000 kilómetros de trayecto y se evitará la emisión de más de 600 toneladas de gases de efecto invernadero.

La puesta en marcha de esta prueba piloto permitirá extraer datos técnicos, ambientales y económicos para analizar la viabilidad del uso de combustibles verdes como alternativa al diésel convencional en el transporte ferroviario por líneas no electrificadas, con el objetivo de ofrecer esta solución a otros clientes de Maersk.

Emilio de la Cruz, director gerente de la región suroeste de Europa y el área del Magreb de Maersk, ha dicho que "observando los efectos reales del cambio climático en muchos países, es imposible subestimar la importancia de la transición energética en el sector logístico".

Por ello, en Maersk, "consideramos que las soluciones de transporte descarbonizadas no son solo un factor diferenciador para nuestros clientes, sino que también son un compromiso con la sociedad. Consecuentemente, trabajamos para ofrecer soluciones con muy bajas emisiones de gases de efecto invernadero para toda nuestra operativa: para los buques marítimos, para el transporte terrestre y así como para el almacenaje y la distribución".

La ambición de Maersk es ser carbón neutro en 2040. Para ello se han marcado unos objetivos pero a más corto plazo, de cara a 2030. Este proyecto ferroviario en España marca un hito contextualizado en un plan mucho más grande para lograr sus objetivo de cero emisiones netas.

Por su parte, Joaquín del Moral, director general de Renfe Mercancías, ha subrayado que "mientras avanza el proceso de electrificación de la red ferroviaria, para Renfe Mercancías es clave explorar posibles alternativas al empleo de combustibles fósiles en los trenes que circulan por líneas no electrificadas, que en la actualidad representan aproximadamente el 35% de las vías férreas españolas".

"De esta manera, no solo contribuimos al objetivo global de reducir las emisiones del sector del transporte, sino que lograremos dar una segunda vida a nuestras locomotoras de tracción diésel, gracias al desarrollo de nuevos combustibles verdes.

Por último, Carlos Giner, Chief Commercial Officer de Commercial & Clean Energies de Cepsa, ha destacado que "en Cepsa, queremos ser un motor del cambio e impulsar la sostenibilidad y descarbonización de nuestros clientes en todos los tipos de transporte: ferroviario, marítimo, aéreo o por carretera".

"Este acuerdo con empresas líderes como Maersk y Renfe amplia nuestro ecosistema colaborativo aunando sinergias para impulsar la transición energética y la lucha contra el cambio climático.”

Los biocombustibles de segunda generación pueden utilizarse en las locomotoras sin necesidad de realizar modificaciones en sus motores y ofrecen una significativa reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero frente a los combustibles convencionales.

En concreto, durante todo el ciclo de vida, desde la producción hasta su uso, estas emisiones pueden reducirse hasta en un 90%, en comparación con los combustibles tradicionales. Además, estos biocombustibles fomentan la economía circular, al utilizar para su producción residuos que, de otro modo, terminarían en vertederos.