Este jueves y este viernes, los días 8 y 9 de diciembre se detallará cómo se va a realizar la conexión submarina entre Barcelona y Marsella, conocida como H2MED (antes BarMar). Será en la Cumbre Euromediterránea (UE-MED9) en Alicante, a la que asistirá también la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, servirá para que los tres países concernientes (España, Francia y Portugal) muestren su compromiso político firme con el proyecto.

El Gobierno de España tiene como objetivo que se considere una infraestructura europea y por tanto, pueda recibir la máxima financiación de Bruselas, el 50% del coste total de su construcción. Esta será principal exigencia de Moncloa a Bruselas a orillas del Mediterráneo.

La financiación de la Comisión para este tipo de proyectos puede cubrir entre el 30% y el 50% del coste total. En este sentido, fuentes del Gobierno indican que la aspiración es que se financie "lo máximo posible".

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Finalmente, la infraestructura se destinará únicamente al transporte de hidrógeno verde cuando entre en operación. "Se trabaja sobre ese escenario", informan fuentes gubernamentales.

Los detalles de la operación se conocerán este viernes, una vez escenificado el acuerdo para el futuro hidroducto, como el coste final, los estudios de viabilidad de mercado y medioambientales y la hoja de ruta para el corredor del hidrógeno verde que se prevé que esté operativo en 2030.

"Se sabrán los hitos detallados porque es una operación muy compleja, aunque se lleva mucho tiempo trabajando en ello", indican desde Moncloa.

Así, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; junto al de Francia, Emmanuel Macron, y el primer ministro de Portugal, António Costa, darán este viernes el pistoletazo de salida oficial a este proyecto para enterrar definitivamente el antiguo MidCat.

Convocatoria

Con la puesta de largo del proyecto, los tres países lo presentarán a la convocatoria de ayudas de la Comisión Europea, cuyo plazo acaba el próximo 15 de diciembre, para captar fondos europeos para su financiación.

Los gobiernos de los países, así como los operadores de la red de transporte de gas (TSO, por sus siglas en inglés) -Enagás, por parte española- llevan trabajando en el proyecto del futuro hidroducto desde que el pasado 20 de octubre, cuando se alcanzó el compromiso inicial entre España, Francia y Portugal, para su diseño. Pero las mismas fuentes confirman que "hay posibilidad de que entren operadores privados en el proyecto".

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La presencia en la cumbre de Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, supone para los tres gobiernos un respaldo "simbólico" y una señal de que la infraestructura será un proyecto europeo que "beneficie a toda la Unión Europea".

"No es una tubería barata, es muy grande y es cara, y es aspiración de los tres países que haya financiación europea, y hay que cumplir las reglas", insisten en Moncloa.

El tubo submarino entre Barcelona y Marsella es una de las patas del denominado Corredor de Energía Verde, que conectará Portugal, España y Francia con la red energética de la Unión Europea.

La otra pasa por concluir el proyecto que conecta Celourico da Beira (Portugal) y Zamora. Esta parte, al existir parte de la conexión, sí que se podría usar para transportar una parte de gas natural en un principio, "con unos límites máximos", aseguraron las mismas fuentes.

Queda por saber cuándo estará operativo el tramo de tubo submarino con Francia. En el Gobierno consideran que "es necesario poner el proyecto en una perspectiva temporal adecuada", ya que "no está pensado para resolver la crisis energética actual", sino para la transición energética.