Los supermercados se enfrentan a su mayor reto desde que arrancó la guerra. El paro de transportistas provocado por el elevado precio del combustible y la escasez de aceite de girasol por la dependencia de Ucrania y Rusia ha provocado imágenes que recuerdan a los peores momentos del confinamiento. El abastecimiento de algunos productos como bollería, conservas, cerveza o leche está en peligro.

El pasado lunes arrancó el paro de transportistas convocado por la Plataforma para la Defensa del Sector del Transporte de Mercancías por Carretera. Un paro con una escasa incidencia inicial que, sin embargo, ha terminado provocando que varios sectores anuncien la paralización de su actividad. 

Hablamos de la industria láctea, de la aceituna de mesa o de algunas fábricas de Azucarera. También del sector cervecero, que avanza problemas de suministro a bares y restaurantes. Y, más concretamente, Hijos de Rivera (matriz de Estrella Galicia) anunció que a partir de este sábado podría verse obligada a parar su actividad.

Situaciones que están originando graves problemas de abastecimiento en supermercados y de salida de mercancías. Comienzan a verse imágenes que nos recuerdan a las del confinamiento más duro, cuando escaseaban productos como el papel higiénico. 

Varios guardias civiles vigilan la concentración sector lácteo. Europa Press Europa Press

Así que las peticiones para garantizar la cadena de suministro de ayuda no se han hecho esperar. La lista es larga: asociaciones de gran consumo, patronales de logística, pescadores, cementeras, empresas de refino, siderúrgicas… el Ministerio de Interior ha respondido con un dispositivo de 23.500 agentes de policía y guardia civil para evitar incidentes.

De hecho, empresas de gran consumo y alimentación denuncian que este paro les ha supuesto unas pérdidas de 600 millones de euros y está poniendo en peligro más de 100.000 puestos de trabajo.

Problemas en el campo

En el campo también se están produciendo problemas, especialmente en la ganadería, en la que ven cómo peligra la alimentación de sus animales, sobre todo del porcino y el avícola.

En el caso de los frutos rojos, un cultivo muy perecedero, también denuncian que los piquetes informativos están impidiendo que se traslade la mercancía. 

Un trabajador maneja pescado en cajas de plástico, en la lonja de A Coruña. Europa Press.

Y en las lonjas la situación es parecida. Por ejemplo, los puertos de Burela, Celeiro y A Coruña avisan de que la situación es "crítica" y se ha agravado el paro de transportistas, que les impide mover el pescado, una mercancía que van a tener que destruir.

Pescado que, por ejemplo, no llegará a la red de mercados que, como Mercamadrid, están sufriendo la falta de camiones. Durante los cinco días de huelga solo han recibido el 61% de la mercancía (en comparación con la semana anterior).

Aunque es cierto que el viernes mejoró la situación (con el 68% de mercancía recepcionada), hay cierta incertidumbre. "No sabemos lo que ocurrirá, pero si la huelga se dilata en el tiempo habrá muchos problemas", reconocen a este medio.

Aceite de girasol

El paro del transporte, además, se ha juntado con la falta de aceite de girasol. Ucrania y Rusia son grandes exportadores y nuestro país tiene una gran dependencia de ellos, que con la guerra se ha hecho notar. 

Y la situación, a medida que avanza el conflicto bélico, empeora. No solo hablamos de las limitaciones en la compra de botellas de aceite de girasol en los supermercados, sino que otros productos también están en peligro.

Tal es el caso de la bollería industrial. El secretario general de Produlce, Rubén Moreno, avanza a este medio que las empresas del sector solo tienen aceite de girasol para producir para las próximas dos o tres semanas. Un problema que afecta directamente a los supermercados a través de la venta de bollería industrial.

Desde la Asociación Española de la Industria de Panadería, Bollería y Pastelería (Asemac), señalan que algunas empresas hicieron acopio de aceite de girasol de cara a los próximos cuatro meses. Sin embargo, no todas fueron tan previsoras.

"Otras empresas, con stock para varias semanas, han sido informadas por parte de sus proveedores de que va a faltar suministro en breve y han comenzado a hacer pruebas con otras alternativas de aceites vegetales", señalan.

Como está ocurriendo en muchos sectores, se están buscando alternativas antes de que el stock de aceite de girasol se acabe. "Los equipos de compras están viendo vías alternativas de suministro del aceite de girasol, pero no son muy optimistas sobre esta posibilidad", señalan. De hecho, al parecer, algunos posibles sustitutivos, como el aceite de soja o el aceite de colza, han duplicado su precio en las últimas semanas.

No obstante, desde el sector se llama a la calma a la ciudadanía para evitar acopios innecesarios de productos como ya ocurrió durante el confinamiento por la pandemia.

También lo hizo hace unas semanas la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas). "La cadena alimentaria española es extraordinariamente eficiente y tiene suficiente capacidad para proveer al mercado de dichos productos", avisó.

Problemas con las conserveras

Mismo problema ocurre con las conserveras, que emplean el aceite de girasol para la fabricación de conservas de pescado y marisco. En torno al 70% de importaciones gallegas de aceite de girasol provienen de Ucrania, seguido por Moldavia, Portugal, Bulgaria y Francia, según valores de 2021.

Por ello, el conflicto bélico provoca un desajuste en la oferta-demanda, con plantas de refinado en Ucrania bloqueadas por el conflicto y buques que ya no circulan por el estrecho del Bósforo.

"Nuestro sector se enfrenta a una problemática asociada al abastecimiento de esta materia prima", reconocen fuentes de la Asociación Nacional de Fabricantes de Conservas de Pescados (Anfaco-Ceopesca).

Si bien es cierto, las empresas ya están adoptando planes de contingencia. De los aceites vegetales empleados en la conserva española el 56% es girasol. Ya se buscan suministros alternativos, al tiempo que se trabaja en nuevas formulaciones con aceites sustitutivos, como el de soja, que mantengan la alta calidad organoléptica y todas las garantías higiénico-sanitarias que la conserva asegura. Con todo esto, esperan poder asegurar el suministro.

Etiquetado

Pero hasta la búsqueda de alternativas es un problema. Desde Aemac recuerdan que el etiquetado de los productos es un problema y que habría que cambiarlo. Aún no saben cuál será la alternativa y, por lo tanto, no pueden encargar etiquetas con los nuevos ingredientes, lo que va a hacer muy difícil, dados los plazos de entrega de las etiquetas, que puedan tener este asunto resuelto antes de comenzar a utilizar las alternativas.

En este sentido, la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) ha solicitado a los organismos competentes que se apruebe una excepción temporal al etiquetado y estamos a la espera de recibir respuesta.

La excepción pasaría por volver, temporalmente, a la anterior fórmula normativa que permitía etiquetar con la denominación "aceites vegetales". De hecho, países como Italia ya han publicado una circular para otorgar esta flexibilidad (van a permitir incluir en el listado de ingredientes la mención genérica 'aceites y grasas vegetales' acompañada de un listado de posibles orígenes vegetales presentes), señalan desde Asemac.

Medidas del Gobierno

Por otro lado, el Gobierno español también ha tratado de atajar otro problema con la importación de maíz. El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación aprobó el lunes una resolución por la que se flexibilizan temporalmente los requisitos específicos para la importación de maíz de Argentina y Brasil.

¿Qué supone? Facilitar la entrada en España de materias primas destinadas a la alimentación animal que suplan la paralización de las importaciones de Ucrania por la situación de guerra en la que se encuentra este país tras la invasión rusa.

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