La política económica ha mitigado los efectos de la pandemia en la economía. Sin embargo, los rebrotes de este otoño permiten anticipar duros meses para las empresas, la banca y los hogares, con lo que el Banco de España cree que harán falta nuevas medidas para evitar males mayores.

Todo apunta a que será necesario ampliar avales y moratorias (aunque de una manera más selectiva que la de la pasada primavera) y habrá que plantearse la posibilidad de intervenir con capital público en algunas empresas dañadas por la Covid-19 con operaciones de aumento de capital o reestructuraciones de deuda.

Además, el Banco de España también considera que podría hacer falta crear 'bancos malos' de empresas con problemas de solvencia que no hayan podido retomar su actividad en esta nueva normalidad.

En este difícil contexto, el director general de Estabilidad Financiera, Regulación y Resolución de la institución, Ángel Estrada, cree que la ampliación y aplicación de esas medidas debería acometerse a nivel europeo, en el contexto de la Unión Bancaria.

De este modo, se evitaría que un país pueda quedar estigmatizado en los mercados y se revivan en la zona euro las tensiones en la prima de riesgo (por la conexión entre el sector financiero y la deuda soberana) que nos recuerden a los años de la crisis que tocó fondo en 2012.

Fuente: Informe de Estabilidad Financiera.

Para ello, también será necesario que los Gobiernos controlen su deuda pública e inicien un programa de consolidación fiscal y de reformas estructurales que permita a las economías volver a la disciplina en materia de déficit y ser menos vulnerables a futuras crisis.

Según el Informe de Estabilidad Financiera de otoño que el Banco de España ha publicado este jueves, la recuperación económica actual es "parcial, desigual e incierta", con lo que "el mantenimiento de los estímulos resulta crucial".

El documento advierte que en este momento, el riesgo de que se produzca "una evolución más adversa que la que se desprende de los escenarios macroeconómicos" dibujados es más probable que las hipótesis que van en la dirección contraria.

Morosidad y moratorias

Todo este panorama tiene un impacto directo en la banca. Hasta ahora, las moratorias sectoriales y gubernamentales han permitido a las entidades contener la tasa de mora, que sin esas medidas podría haber escalado ya al 9%. Pero todo indica que la morosidad acabará repuntando cuando caduquen esas moratorias.

En este momento, las moratorias representan un 4,7% de la cartera de créditos privados de las entidades españolas. En su mayoría han sido solicitadas por hogares vulnerables y para créditos concedidos con menos exigencias. No obstante, el Banco de España también detecta que hay moratorias que fueron pedidas por beneficiarios como precaución ante lo que estaba por venir y en muchos casos, ya se ha retomado el pago de esos créditos.

Hablar de cómo puede evolucionar a futuro la devolución de créditos con moratoria es muy complicado, según ha reconocido Estrada, debido a la "alta incertidumbre" a la que nos enfrentamos.

"En los próximos trimestres, podrían materializarse deterioros crediticios adicionales en los balances bancarios y las autoridades deberían estar preparadas para dar una respuesta adecuada que evite que esto se traduzca en una interrupción del flujo de financiación de la economía que afecte negativamente a la recuperación", advierte el organismo.

Liberar colchones de capital

La banca, que se ha presentado en esta crisis como 'parte de la solución', puede seguir jugando un papel fundamental para reactivar la economía a pesar de que las entidades cerraron el primer semestre del año con unas pérdidas de 9.500 millones de euros y una caída del beneficio que alcanzó nada menos que 20.000 millones de euros.

Entre otras alternativas para que impulsen la recuperación, el Banco de España considera que si se permitiera a los bancos liberar sus colchones de capital, el crédito fluiría con más fuerza y el PIB caería menos. Esto tendría un impacto favorable en la cuenta de resultados de la banca, lo que a su vez permitiría a las entidades reconstruir esos colchones de capital.

El riesgo de que los supervisores y reguladores permitan esta jugada estaría en los mercados. En ese sentido, Estrada considera que sería imprescindible seguir de cerca la reacción de los inversores, ya que si consideran que esos colchones son demasiado bajos, podrían forzar un aumento de los costes de financiación de las entidades y en última instancia tendría un efecto negativo sobre la rentabilidad.

Consolidación en España

El documento también se refiere al proceso de consolidación bancaria abierto en España. Y coincide con los bancos en que "los procesos de consolidación del sector bancario podrían ser un instrumento útil de respuesta a la crisis, siempre y cuando las entidades presenten un plan de negocio que genere valor y permita aprovechar las sinergias existentes".

Estrada considera que en España hay margen para esa consolidación, pero ha advertido que hasta un cierto momento los procesos de fusiones favorecen la estabilidad financiera, pero pasado ese punto determinado puede ser un riesgo.

En cualquier caso, el mercado español estaría lejos de ese peligro con las operaciones ahora anunciadas. 

También ha recordado a las entidades que la consolidación no es la única forma para ganar eficiencia. Hay otras alternativas, como la inversión en nuevas tecnologías, que puede ser acertada para conseguir ese objetivo.