“Quizá sí, ya veremos”. Cuatro palabras han servido para reactivar los rumores sobre posibles fusiones en el sector bancario español. La frase pronunciada hace unos días por Josep Oliú, presidente de Banco Sabadell, deja claro que la entidad no cierra la puerta a entrar en el proceso de concentración que se avecina. 

Oliú y el resto de banqueros reconocen que los inversores internacionales han vuelto a presionar al sector para que se lance al proceso de de concentración, evidenciando que el enorme esfuerzo realizado en los últimos años, con fuertes ajustes de plantilla, sucursales y de activos tóxicos en cartera, ya no es suficiente para ser rentable. De hecho, los analistas de S&P Global consideran que este 2020  -año en el que el adelgazamiento de empleados y oficinas continuará- los bancos españoles serán todavía menos rentables.

Los bancos deben generar economías de escala para abordar mejor los retos del mercado y los costes de la digitalización y, sin previsiones de que las fusiones transfronterizas se vayan a producir en el medio plazo, serán las entidades medianas españolas las que protagonicen los movimientos”, indican desde la agencia.

Así lo está exigiendo también el mercado, como demuestran las deprimidas cotizaciones de la banca en bolsa. Después de un desastroso 2018 y las pérdidas de 2019, los bancos del Ibex pierden en este inicio de año otro 6,5% de media, con Bankia repitiendo como la entidad más castigada con una caída que ya supera el 11%. 

El consenso recopilado por Refinitiv apunta a una caída del beneficio del 15% este año para el sector y los inversores dudan de la capacidad del sector para ganar dinero en un escenario en el que las políticas monetarias siguen presionando el negocio bancario. Pero no solo eso. El mercado también es consciente de que las entidades han logrado superar los últimos años de ajustes apoyadas en datos sólidos de crecimiento de la economía española. Ahora, las mejores previsiones apuntan a un ritmo de crecimiento del 1,7%, lo que podría derivar en consecuencias negativas como la caída de la demanda de crédito solvente.

SOLO QUEDAN LAS FUSIONES

En este entorno, las entidades medianas copan las apuestas de los expertos para protagonizar las fusiones nacionales. “Los grandes ya tienen una buena posición de mercado y una fusión no les aportará valor”, explica Luigi Motti, responsable de banca de la agencia de rating S&P. El analista considera que estas operaciones ‘grandes’ “tienen poco sentido estratégico” más allá de la reducción de costes… y al sector le hace falta algo más para recuperar la confianza del mercado. 

El Instituto de Estudios Bursátiles (IEB) coincide en que “las fusiones son la única forma para seguir siendo rentables”. En este sentido, apuestan por operaciones defensivas, como la absorción del Popular por parte del Banco Santander “en la que han podido reducir el número de oficinas y de personal manteniendo los clientes”, más que expansivas, en las que los bancos acceden a nuevos mercados adquiriendo entidades, normalmente en otros países. “Estas últimas necesitan de un desembolso de capital que hoy es prácticamente imposible de obtener”, indican.

En el mismo sentido se manifiesta Beltrán de la Lastra, director de inversiones de Bestinver. La gestora ha incrementado en los últimos meses su exposición al sector financiero, apoyado en la tesis de que “la consolidación llegará, más antes que después, y generará sinergias”. Unicaja, Liberbank, Bankia y, sobre todo, Banco Sabadell forman parte de su apuesta entre los posibles actores de una operación corporativa.

QUIÉN ES QUIÉN

Frente al interés de Oliú por protagonizar una fusión, entidades como Banco Santander o Bankinter siguen descartando entrar en el baile de nuevas operaciones corporativas. “Ni nos han invitado ni nos planteamos ninguna operación”, sentenciaba la consejera delegada de la entidad, María Dolores Dancausa, durante la presentación de cuentas anuales del banco. Sin embargo, la directiva sí reconoce que el proceso será inevitable para otras entidades. 

Con Bankinter y Santander fuera de juego, todas las miradas se dirigen a Liberbank, Unicaja –que podrían retomar las negociaciones canceladas el pasado año-, Sabadell y Bankia. Los expertos también apuntan hacia Abanca, después de que la entidad no lograse llevar a buen puerto su opa sobre Liberbank en 2019. Fuentes consultadas recuerdan que la entidad comandada por Juan Carlos Escotet presentó en sus últimos resultados trimestrales un exceso de capital de más de 1.300 millones de euros, “con lo que no tendría ningún problema en sacar la chequera para llevar a cabo una compra en los próximos meses”. 

EL CASO DE BANKIA

Bankia es el otro nombre que más se baraja para una posible fusión, teniendo en cuenta que su débil cotización en bolsa complica la venta de paquetes por parte del Estado, que mantiene un 60% en el capital de la entidad a través del FROB. “La fusión de Banco Sabadell y Bankia tendría margen para reducir tanto el personal como las sucursales”, indican en un reciente informe los analistas de JP Morgan, que apuntan a unas sinergias de hasta el 40% en términos de costes. 

“Vemos vocación por la privatización del banco y podría ser a través de una fusión, que permitiría al Estado vender todo el paquete que mantiene en la entidad de una vez”, reconocen desde S&P. La agencia de rating considera que “Bankia tiene menos interés para los grandes”, dejando fuera de sus posibles compradores a Santander, CaixaBank e incluso a BBVA. 

La posible operación con el banco presidido por Carlos Torres ha generado mucho ‘ruido’ político en los últimos meses, con crecientes rumores en torno a la posibilidad de que el Gobierno de coalición se haya comprometido con el PNV para fusionar Bankia y BBVA con Goirigolzarri al frente… o sin él. 

Desde Barclays indican que “la entidad debe explorar todas sus oportunidades estratégicas para maximizar el valor para los accionistas”, incluida la fusión. Mientras, los analistas de Bank of America ven a Sabadell como la mejor opción para Bankia. En realidad, los expertos de la firma no creen que la operación se realice este año, pero sí han llevado a cabo un análisis sobre el impacto financiero que tendría la operación para ambos bancos, lo que indican que no descartan del todo esta posibilidad, siendo Bankia la entidad compradora. 

“Concluimos que una fusión de iguales por absorción, donde Bankia adquiere Sabadell a los precios actuales, necesitaría un capital de 2.400 millones de euros, un 23% de la capitalización combinada de las dos”, explican los expertos. Según su hipótesis, esta operación podría sumar un 1% al beneficio por acción de Bankia en 2022, pero también diluir su NAV (valor neto de sus activos) en un 30%

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