Cita clave del Banco Santander con el mercado. La entidad comandada por Ana Botín presenta este miércoles sus cuentas trimestrales con el objetivo de convencer a los inversores de que cumplirá con los compromisos de su plan estratégico después de un primer semestre más que complicado por los ajustes derivados de la integración del Banco Popular. 

La entidad cerró ese periodo de enero a junio con un beneficio de 3.231 millones de euros, un 14% menos que el pasado anterior por los costes de más de 800 millones de euros derivados del ERE acometido por la entidad. 

Con el proceso de ajuste prácticamente finiquitado, los analistas –y el mercado- tienen claro que Reino Unido pasará a ser el principal lastre de las cuentas del banco cántabro en el tercer trimestre. En un hecho relevante remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) el 25 de septiembre, el propio Santander reconocía que sus cuentas sufrirán un impacto estimado de unos 1.500 millones de euros por el deterioro de su fondo de comercio en el país. Este apartado mide la capacidad del banco de generar beneficios futuros vía activos intangibles, como el valor de marca, la cartera de clientes, el 'know how' o el valor de patentes… todos ellos parámetros al margen de lo que establecen los libros contables en balance. 

Desde la entidad confirman que esos 1.500 millones de euros computarán en las cuentas del tercer trimestre, para las que el consenso anticipa un beneficio de 455 millones de euros, frente a los 1.990 millones registrados en el tercer trimestre de 2018. Así, el beneficio acumulado hasta septiembre sería de 3.686 millones de euros, un 35% menos que los 5.742 millones del mismo periodo del año anterior.

Sin tener en cuenta este impacto contable (además de otros ajustes derivados de los seguros de protección de pagos (PPI) y algunos costes de restructuración en Polonia y Reino Unido), el consenso estima un beneficio de 2.080 millones de euros para el trimestre y de 5.311 millones de euros en los nueve primeros meses del año.

SIN IMPACTO EN EL CAPITAL

Los directivos del banco han dejado claro que el deterioro en la filial británica no afectará al resultado ordinario ni al compromiso del grupo con sus clientes. Tampoco a la ratio de capital CET 1 de la entidad, “puesto que los fondos de comercio están excluidos del cálculo”, así como a la generación de flujos de caja o a los objetivos marcados en el último Investors Day del pasado 3 de abril. 

Aun así, parece evidente que Reino Unido se ha convertido en un serio quebradero de cabeza para el banco. A cierre de junio, el país apenas representa un 11% de su beneficio total, frente al 20% que suponía al cierre de 2016, año que acabó solo por detrás de la filial brasileña del Grupo. Ahora, Santander UK ha quedado relegado al cuarto lugar en la tarta de resultados, por detrás del beneficio que genera el negocio en Brasil (29%), España (13%) e incluso Santander Consumer Finance (13%). 

En este sentido, Nuria Álvarez, analista de Renta 4 Banco, cree que el Santander será capaz de reconducir su ‘problema británico’ apoyándose en su negocio en países emergentes, especialmente en Brasil. Para este trimestre, la firma anticipa además menores ingresos por comisiones, aunque en el acumulado hasta septiembre esperan una evolución positiva en el margen de intereses, con un crecimiento del 5%. 

¿UN LASTRE LA COTIZACIÓN?

La evolución del Santander en bolsa en las últimas semanas evidencia que los inversores descuentan desde hace semanas el deterioro de la filial británica del banco. Desde aquel 25 de septiembre en el que la entidad hizo pública la cifra de los 1.500 millones, sus acciones se han revalorizado un 9% hasta los 3,94 euros por acción. 

Esto no quiere decir que los inversores no castiguen al valor en las próximas sesiones, igual que han hecho con Bankia o Liberbank tras sus respectivas presentaciones de resultados. De momento, el consenso otorga al Santander un precio objetivo de 4,60 euros. La cifra implica un potencial alcista del 16%, pero romper la barrera de los 4 euros resulta clave para que la entidad ponga fin al movimiento que, durante todo el año, la ha mantenido entre los máximos marcados el 17 de abril en 4,68 euros y los mínimos del 3 de septiembre en 3,38 euros por acción.

Más allá de la respuesta del mercado a las cuentas trimestrales, los accionistas del Santander estarán pendientes de posibles novedades sobre el segundo dividendo del año que, tal y como han dejado entrever sus directivos, se realizará bajo una fórmula híbrida que podría combinar el 'scrip dividend’ (dando a elegir entre cobrar la remuneración en acciones o efectivo) con la recompra de acciones.

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