A pocos días de la presentación de sus cuentas anuales, Bankia acaba de anunciar que propondrá a la Junta General de Accionistas la distribución de 357 millones de euros en dividendos con cargo al ejercicio 2018, lo que implica un 5% más que en el año anterior.

Si se aprueba la propuesta, el dividendo ordinario quedaría fijado en 11,576 céntimos por acción, lo que supone también un incremento del 5% respecto al aprobado el ejercicio anterior.

El anuncio no solo se produce unos días antes de la presentación de resultados de la entidad el próximo lunes. También coincide con la avalancha de recortes en el precio objetivo del valor, precisamente por las dudas sobre si el banco sería capaz de cumplir con los objetivos de su Plan Estratégico para 2020. 

La incertidumbre es razonable. Sobre todo porque ese plan estratégico está basado en un escenario en el que la subida de tipos de interés y del euríbor sostienen los objetivos. Entre otros, alcanzar un beneficio de 1.300 millones de euros el próximo año que permita repartir 2.500 millones de euros en forma de dividendo entre los accionistas, más del doble que en los cuatro años anteriores. 

Con este dividendo que previsiblemente se aprobará, Bankia alcanzaría los 1.517 millones de euros repartidos entre los accionistas desde que en julio de 2015 abonase su primera retribución. Este dividendo se realizará en efectivo y en un único pago, previsiblemente en el mes de abril. 

Desde la entidad destacan cómo el dividendo también contribuye a la devolución de las ayudas públicas recibidas. Actualmente, el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) cuenta de forma directa e indirecta, a través de BFA Tenedora de Acciones, con una participación en Bankia del 61,4%. “De mantenerse esa participación en la fecha del pago del dividendo, la entidad devolvería a los contribuyentes 219 millones de euros adicionales”, indican desde la entidad.