Un día cualquiera entre semana a eso del mediodía. Largas colas en las puertas de la sede de una compañía cotizada o de algún auditorio cercano. Dentro, una sala a medio aforo. Es la imagen típica de la junta de accionistas de una cotizada española. Y los datos lo corroboran: un 90% de los minoritarios que acude a estas asambleas opta por delegar su voto.

Llegar, entregar la tarjeta de asistencia, recoger el regalo de turno si es que lo hay y volverse a casa. Este es el denominador común de los inversores minoritarios de las cotizadas españolas y así lo pone en evidencia un reciente estudio sobre la delegación de voto publicado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). A pesar de que estos inversores ajenos al núcleo duro de accionistas representan de media un 58% del capital de las cotizadas nacionales, apenas un 10% de ellos emite sus propios votos sobre los puntos en el orden del día.

Sin embargo, la pasividad de los minoritarios empieza mucho antes. Los datos que saca a la luz el informe redactado por el supervisor del mercado español recogen que, de media, tan solo asisten a las juntas de accionistas un 61% de ellos. En otras palabras, más de un tercio se queda en su casa y tampoco se molesta en buscar en quién delegar su voto.

Por si fuera poco, a este grupo de ‘pasotas’ tampoco le vale el foro electrónico del accionista, pues la realidad es que su uso es prácticamente nulo una junta tras otra. Los datos desvelados por la CNMV muestran que, en el mejor de los casos, tan solo un 3% de los accionistas minoritarios de una cotizada del Ibex 35 hizo uso de este canal para pronunciarse sobre los puntos propuestos por el consejo de administración. Y no se trata solamente de una cuestión de brecha digital, pues por correo ordinario apenas se manifiesta una media del 2% de los accionistas.

"La pasividad que históricamente han demostrado los accionistas en mataria de voto está detrás de esta amplísima delegación de voto"

Habida cuenta de todo lo anterior, las colas a la entrada de los edificios donde se celebran estas asambleas tendrían que ser mucho más largas. Aunque las salas de reunión siguieran a medio llenar. Este es el panorama contra el que la más reciente directiva europea sobre la implicación de los accionistas pretende luchar, entre otras muchas novedades. Aunque su transposición a la normativa española acaba de arrancar, se espera que pronto pueda estar lista y comenzar a dar fruto, especialmente entre los inversores institucionales con pesos reducidos en el capital de las cotizadas, como puede ser el caso de pequeñas gestoras de fondos y vehículos de inversión colectiva.

El supervisor lo tiene claro. “La pasividad que históricamente han demostrado los accionistas en materia de voto” está detrás de esta amplísima delegación. Y eso que reconoce que “los emisores españoles han tratado de incentivar la participación a través de pequeños regalos que retribuyen la devolución de las tarjetas” que, a menudo, son “muestras de gratuidad” y pocas veces se convierten en primas de asistencia. Solo Ercros, Iberdrola y Viscofan han recurrido a este reclamo.

RESTRICCIONES Y RIESGOS

Y es que, la pasividad del inversor minoritario de las cotizadas españolas, que solo tiende a agruparse y alzar la voz en situaciones de extremo riesgo para la seguridad de su inversión -véanse los casos de Ezentis, Pescanova, Dia o Natra-, vuelve a asomar. Si bien el estudio de la CNMV deja en evidencia que los que acuden hacen un “uso masivo de las tarjetas de delegación”, muchos ni siquiera nombran un representante ni marcan su voto para cada punto programado.

Aquí es donde el supervisor cree encontrar la causa a la “falta de polémica” que supone la práctica común por la que pasan a ser representados por un miembro del consejo de la sociedad, que inequívocamente votará a favor de todas las propuestas formuladas por el organismo del que forma parte y en contra de aquellas que pongan en duda la bondad de las primeras.

A este respecto, cabe destacar que solo tres compañías (Cie Automotive, Mediaset España y Merlin Properties) reconocen en sus tarjetas de delegación que el voto se cede únicamente para las cuestiones previstas en el orden del día, de manera que las cuestiones sobrevenidas en la celebración de la asamblea requieren un consentimiento aparte. En el otro extremo, son siete las cotizadas del Ibex 35 (Acerinox, Amadeus, Bankinter, Ence, Grifols, Red Eléctrica y Viscofan) que impiden que, si se delega el voto para los puntos programados, no se haga para el resto de cuestiones que pudieran surgir.

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