15 de junio de 2018: “Vamos a sentar las bases para convertir España en una NACIÓN EMPRENDEDORA. Más empleo, empresas y crecimiento económico con justicia social, protección de los trabajadores y, sobre todo, con visión de Estado. Queremos preparar a España para un tiempo nuevo de prosperidad”.

27 de enero de 2020: “España debe ser la próxima nación emprendedora. Debemos impulsar y conectar a todos los actores de nuestra economía (empresas emergentes, industria, pymes, universidades, instituciones públicas y privadas, etc.). Debemos conseguirlo para hacer del emprendimiento tecnológico una palanca de crecimiento y riqueza para todo el país. La España Nación Emprendedora es una misión de país para crear un modelo que dé oportunidades a todo el mundo”.

“Un ecosistema en el que todos, juntos y juntas, trabajemos para que cada avance en este terreno se enfoque también en cerrar las brechas de género, territorial, de edad y socio-económica. Lo haremos posible desde el nuevo Alto Comisionado para la España Nación Emprendedora. Gracias presidente Pedro Sánchez por la confianza. Será un honor trabajar con todo el ecosistema junto a ti”.

Entre estos dos mensajes Francisco Polo en Twitter ha pasado poco más de un año y medio. El periodo que ha transcurrido entre su primer nombramiento como secretario de Estado de Agenda Digital y posteriormente como Alto Comisionado para la España Nación Emprendedora. Los dos textos publicados en sus redes sociales resumen perfectamente su declaración de intenciones... y lo poco que ha avanzado en ellas durante su primera etapa en Moncloa.



“Ha sido un honor servir a nuestro país como Secretario de Estado para el Avance Digital. Una etapa en la que hemos puesto sólidas bases para hacer de España una Nación Emprendedora, el desarrollo del 5G o la mejora de la ciberseguridad”, dijo también en Twitter cuando se confirmó el nombramiento de Roberto Sánchez y Carme Artigas como nuevos responsables de la secretaría de Agenda Digital, que se dividía en Telecomunicaciones y Digitalización.

Cercano a Pedro Sánchez

No obstante, todas las fuentes del sector consultadas por este diario concuerdan en que sus grandes desafíos no se han cumplido y que el avance en temas como el 5G o la ciberseguridad se deben más al trabajo de su equipo, sus directores generales o la inercia de la labor realizada desde las instituciones europeas y nacionales.

Pocos en el sector creen que Polo haya avanzado en los asuntos que se propuso. Es por ello el alivio de muchos tras conocerse que no volvería a ser secretario de Estado, y la sorpresa al constatarse que era nombrado Alto Comisionado, un cargo de nueva creación en el que básicamente se ha propuesto hacer lo mismo que en su anterior etapa en el Gobierno.

En el sector coinciden en señalar que Polo tiene ahora un traje a su medida para poder desarrollar sus ideas y sus proyectos, pero ya lejos del engorroso mundo de las Telecomunicaciones y de la primera línea mediática. El nuevo Alto Comisionado nunca encajó bien las preguntas de tecnología y de telecos y pocas veces se sintió cómodo fuera de su discurso oficial que se puede resumir perfectamente en los tuits que encabezan este artículo.

Polo abandonó el PSOE en 2009 para fundar Actuable, una versión española de Change.org que fue adquirida por la estadounidense apenas un año y nueve meses después. Dirigió la filial española hasta mayo de 2017 y, un mes después dejó la compañía y pasó a convertirse en secretario federal de Emprendimiento, Ciencia e Innovación del PSOE, tras la victoria de Pedro Sánchez en las primarias del partido frente a Susana Díaz.

Ya en Moncloa, Pedro Sánchez le nombró secretario de Estado, pese a que siempre esperó tener un cargo en el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. De hecho, el estar encuadrado en el equipo de la ahora vicepresidenta económica, Nadia Calviño, tampoco ayudó a la labor de Polo, ya que eran conocidas sus diferencias y la poca sintonía con la ministra a la hora de entender la manera de llevar el día a día de la secretaría de Agenda Digital.

Roberto Sánchez

En un año y medio, la labor de Francisco Polo podría resumirse en tres grandes áreas: el desarrollo del 5G, la tasa de servicios digitales y la consulta pública para una futura Ley de start-ups. De estos tres retos, solo se ha puesto en marcha el primero y no gracias al impulso del secretario de Estado saliente.

Roberto Sánchez, director general de Telecomunicaciones y ahora secretario de Estado, sacó adelante la subasta las frecuencias 5G, puso en marcha el segundo dividendo digital y debería poner en marcha en el primer trimestre de este año la puja definitiva para las frecuencias necesarias.

En cambio, a Polo siempre se le vio incómodo en los temas referidos a las telecomunicaciones. En apariciones públicas y en reuniones con periodistas siempre esquivó las preguntas sobre estos temas: hablaba de nación start-up cuando tenía hablar de 5G y dirigía las preguntas a Roberto Sánchez cuando las cuestiones referidas escapaban a su conocimiento.

Otro de los grandes fallos de Polo en su secretaría de Agenda Digital -según el sector- fue el anuncio de la tasa a determinados de servicios digitales. ¿Cómo se puede hablar de nación emprendedora cuando tu partido apoya una tasa digital que no recaudará lo previsto (1.200 millones al año) y que afecta directamente a la competitividad de las start-ups, que tendrán más difícil competir con sus pares europeos?

Ley de 'start-ups'

Polo también presentó a finales de 2018 una consulta pública a todos los agentes del sector y que recabó muchísima información, pero lo hizo sabiendo que no tenía apoyo parlamentario para sacar adelante ninguna norma y que sólo habría podido hacer algo a través de un Real Decreto Ley. Pero incluso eso hubiera supuesto poner de acuerdo a varios ministerios. De hecho, más de un año después no hemos vuelto a tener noticias de esta nueva Ley start-up.

En la anterior legislatura, una Proposición No de Ley (PNL) sobre esta cuestión presentada por Ciudadanos consiguió la unanimidad de todos los grupos políticos salvo el PNV, que se abstuvo. En ella estaban las recetas que pedían las start-ups. Una definición específica de qué es una start-up, medidas para que no sólo los ricos puedan crear una empresa, facilidades para abrirlas y cerrarlas.

¿Qué hubiese pasado si Polo hubiese trabajado sobre esa PNL con un perfil relativamente bajo en lugar de intentar lanzarse a sus propias aventuras? Es difícil de saber. Pero es imposible que hubiera logrado menos que lo que hoy tiene sobre la mesa un sector importante para el futuro de la economía española.

La conclusión en el sector es la misma: no sólo no ha hecho muy poco en un año y medio, sino que pese a ello se le ha premiado con un nuevo puesto hecho a su medida -con mucha exposición pública, pero poco foco mediático- para intentar avanzar en un tema en el que poco hizo en su primera gestión. ¿Avanzará ahora la Nación Emprendedora con un Alto Comisionado? Solo Francisco Polo tiene la respuesta.

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