COMO LEONES Luis Gallego (Iberia) y Ana Botín (Banco Santander)

Empresas COMO LEONES

13 enero, 2020 02:26

Gallego, de Getafe a Londres para liderar IAG

Luis Gallego es todavía presidente de Iberia. Estará al frente de la aerolínea hasta que el próximo mes de marzo dé el salto a Londres para pilotar la matriz de la aerolínea, IAG. 

Nacido en Getafe, y con la aviación en las venas, Gallego representa una de las mejores versiones de la nueva generación de los ejecutivos españoles: dialogante, conciliador, conocedor del negocio, meticuloso y jugador en equipo. 

Logró pacificar Iberia, devolverla a beneficios, convertirla en una de las aerolíneas más puntuales del mundo y cerrar la compra de su principal rival: Air Europa. 

Ahora tendrá que demostrar su valía al frente de IAG, uno de los grandes grupos de aviación mundial. No lo tendrá fácil porque el sector se enfrenta a una época de turbulencias que tendrá que capear. Capacidad para conseguirlo tiene. ¡Suerte! 

Botín, ejemplo a seguir para los líderes empresariales

Ana Botín aparecía la semana pasada en Planeta Calleja dejando ver su lado más humano: desde las discrepancias con su padre al cariño que profesa por su marido, pasando por su preocupación por el medioambiente o la necesidad de apoyar la igualdad entre hombres y mujeres. 

Una nueva manera de comunicar que choca con las encorsetadas formas que utilizan los ejecutivos patrios. Fórmulas caducas que deben renovarse si quieren conectar con una sociedad que demanda, cada vez más, que las empresas (y por tanto sus líderes) se preocupen y se hagan responsables de todo aquello que las rodea. 

El ejemplo de Botín debería servir para animar a sus colegas. Ahora, más que nunca, es necesario que la empresa dé un paso adelante en su defensa y explique a la sociedad la importancia que tiene el que las grandes corporaciones sean respetadas y apoyadas. 

Si no lo hacen perderán la oportunidad de conectar con la sociedad y estarán dando vía libre a quienes creen que, desde el Gobierno, deben atar en corto a las empresas a base de leyes propias de otro siglo. En juego está la supervivencia de las corporaciones, pero también la economía del país.