Málaga

Vivimos en un mundo que está inmerso en una gran transformación tecnológica, económica y social. Unos cambios que para el presidente de Caixabank, Jordi Gual, están generando "un gran malestar social, pues existe desorientación, desasosiego, ansiedad y miedo" en algunos sectores de la sociedad.

A su juicio, se han puesto en cuestión los valores tradicionales de referencia y esto, unido a la crisis económica que se ha vivido en los últimos años, ha  hecho que se genere "el caldo de cultivo para los populismos". Unos movimientos políticos y sociales que se aprovechan de que "la emoción triunfa sobre la razón" y que "explotan los conflictos de autoestima" que afectan a algunas capas de la sociedad. 

Es por ello por lo que el presidente de Caixabank reclama estar "alerta" pues se trata de propuestas que "dañan el sistema económico internacional" pues tratan de impulsar el aislacionismo, impedir el libre flujo de personas y mercancías generando graves problemas al sistema económico. 

Unas palabras que ha pronunciado en el XVIII Congreso de Directivos organizado por la Confederación Española de Directivos, CEDE, en donde ha pedido a las empresas que se involucren para ayudar a la sociedad a crecer, avanzar y entender los cambios que tenemos encima de la mesa en este momento. 

El papel de la empresa

En definitiva, para Gual hay que contribuir a "reconducir" esos problemas para evitar que ese populismo pueda generar "confrontación y poner en riesgo el sistema de democracias y la economía social y de mercado". Para lograr ese objetivo, confía también en que los "sistemas institucionales sean sólidos y ejerzan como contrapesos que impidan el avance del populismo". 

Según el presidente de Caixabank, los populismos se combaten desde las instituciones, pero también con el cambio de mentalidad que deben tener las empresas ya que "la sociedad ya no acepta que las empresas se centren solo en el beneficio propio". Por ello anima a poner en marcha un sistema basado en la apuesta por el beneficio, pero teniendo en cuenta también a los stakeholders.

Ésa es, a su juicio, la única manera de que la sociedad vuelva a recuperar la confianza en sus instituciones y sus empresas para hacer frente al populismo.