El proceso de certificación que permitirá volver a operar vuelos comerciales al 737 MAX, el avión de Boeing que sufrió dos accidentes mortales a finales de 2018 y comienzos de 2019, suma un nuevo punto de complejidad. Steve Dickson, máximo dirigente de la Administración Federal de aviación de Estados Unidos (FAA), ha comunicado que la decisión de cuándo la aeronave volverá a volar se tomará de forma individual por parte de cada país.

Un anuncio que difiere del plan inicial por el que se creó un grupo de trabajo con distintos reguladores aéreos con el objetivo de unificar la nueva certificación del 737 MAX. Además de la FAA formaban parte de este grupo de trabajo CASA (Australia), ANAC (Brasil), TCCA (Canadá), CAAC (China), EASA (Europa), JCAB (Japón), DGCA (Indonesia), CAAS (Singapur) y GCAA (Emirátos Árabes).

"Cada gobierno tomará su propia decisión de devolver la aeronave al servicio, basándose en una evaluación exhaustiva de seguridad" anunció el organismo en un comunicado. Una decisión que desde el sector, indican, viene precedida de una serie de diferencias de criterio que ahora cristalizan en este comunicado.

La decisión se dio a conocer al terminar una reunión entre la FAA, un equipo de expertos técnicos y los representantes de los principales reguladores de seguridad mundiales. "La FAA continúa siguiendo un proceso exhaustivo, no un calendario prescrito, para devolver la aeronave al servicio de pasajeros. Nuestra primera prioridad es la seguridad, y no hemos establecido un cronograma para cuándo se completará el trabajo".

Durante la reunión, Dickson aseguró que la FAA continuaría compartiendo información sobre sus análisis para garantizar que los cambios propuestos al sistema de control de vuelo automatizado en el 737 MAX cumplan con los estándares de certificación. "En nombre de la mejora continua, agradecemos los comentarios de las autoridades de aviación civil, la industria de la aviación y las importantes revisiones independientes del proceso de certificación MAX y de la FAA", dijo Dickson.

Dickson hizo hincapié en que la seguridad de la aviación no debe depender de las fronteras. "Los viajeros exigen el mismo alto nivel de seguridad sin importar a dónde vuelen", dijo. "Depende de nosotros como reguladores de la aviación cumplir con esta responsabilidad compartida".

Pese a que Boeing lleva meses reiterando que espera que el proceso de certificación de los 737 MAX termine a comienzos del último trimestre del año, este cambio en el proceso puede alargar los tiempos. En este sentido, desde el sector aeronáutico indican que no parece posible que el 737 MAX pudiera comenzar a volar en unos territorios antes que en otros.

Sin fecha para la vuelta

Estas circunstancias hacen muy difícil poder calendarizar una vuelta para el avión. Una vez certificado comenzará un proceso que involucrará tanto a las propias aerolíneas como a colectivos profesionales. En lo que tiene que ver con las líneas aéreas, los 737 MAX deberán recibir las actualizaciones necesarias para cumplir con lo dictaminado en la nueva certificación.

Según ha trascendido, estos trabajos pueden involucrar desde cuestiones de software a la actualización o cambio de alguno de los sensores de los aviones. Una vez adaptados los aviones será el momento de volver a hacerlos volar. Las aeronaves que ya formaban parte de las flotas de las aerolíneas tendrán que pasar un proceso de puesta a punto debido al tiempo que llevan sin operar.

Esta circunstancia provocará que haya que realizar unos trabajos similares a las tareas de mantenimiento que un avión debe cumplir regularmente. Unos trabajos, que en este caso serían muy profundos, y que involucran desde los motores del avión a todos los servicios a bordo como los circuitos eléctricos o la ventilación.

Pero este proceso no termina con el avión. Los pilotos deberán recibir importantes actualizaciones en su formación para familiarizarse con las singularidades de este avión. Aunque parece que no será necesario que los pilotos realicen horas de simulador y vuelo, algo que alargaría aún más los plazos y supondría un coste a las compañías, será tan importante como actualizar los aviones.

Así las cosas, pese a que desde Boeing se esmeran en confiar en que el 737 MAX enfilará la pista de despegue durante el próximo trimestre, todo apunta a que deberá mantener esa posición durante un tiempo. Una tensa calma que puede tener importantes repercusiones económicas tanto para Boeing como para las líneas aéreas que esperaban contar con el MAX en sus flotas.   

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