El carsharing ha necesitado poco más de dos años para asentarse como medio de transporte en las grandes ciudades del mundo. En España, por el momento, tan sólo está en Madrid, aunque las grandes compañías: Car2Go, Zity, Emov y Wible, negocian ya con distintos Ayuntamientos para intentar dar el salto. 

Sólo en la capital la flota de estos vehículos alcanza los 2.000. Los hay de distintos tamaños, son ágiles, permiten moverse rápidamente por la ciudad y no contaminan porque son híbridos y eléctricos. Vamos, que lo tienen prácticamente todo para sustituir al vehículo privado en los trayectos cortos, pero también al bus o al taxi. 

Un nuevo concepto de transporte que se ajusta a la nueva mentalidad de los más jóvenes: poco contaminantes, sin necesidad de tener la propiedad y con la posibilidad de pagar sólo por lo que uso. Sin embargo, este tipo de vehículos también pueden dar más de un disgusto a sus usuarios. Y es que, podemos apostar, a que la mayor parte de sus conductores (usuarios) no se ha leído la letra pequeña del contrato que firman con sus compañías. 

Revisar el coche

Las condiciones de servicio de Car2Go, Emov, Wible y Zity son bastante parecidas entre ellas. Regulan prácticamente toda la relación con su cliente, desde el momento en el que descargan la aplicación hasta que alquilan los coches y los dejan aparcados en las calles. Todo un conjunto de deberes y obligaciones (porque las empresas asumen pocos) que pasan desapercibidos para los conductores. 

Lo primero que conviene saber es que todos exigen que se haga una revisión del estado del vehículo. Hasta el punto de que, para viajes ‘largos’ Car2Go recomienda “comprobar los líquidos y la presión de los neumáticos”, así como “hacer los ajustes precisos si fuera necesario”. No hacerlo podría tener una sanción de 50 euros. Algo que también podría ocurrir si te dejas las ventanas bajadas o fumas dentro del coche. 

Perder las llaves es algo que preocupa, sobre todo, a los usuarios de Car2Go y de Emov. En el caso de la primera tendrás que pagar 50 euros y lo que les cueste a ellos pedir un duplicado. En el de la compañía morada el recargo es de ‘sólo’ 75 euros. 

1.000 eurazos

Ahora bien, todo usuario de este tipo de servicios ha tenido la tentación (o lo ha hecho) de dejar a un amigo conducir. Está absolutamente prohibido. ¿Quién es el más radical? Car2Go que sanciona con 1.000 euros este tipo de conductas; le sigue Wible con 250 euros y Zity con otros 200 euros. En el caso de Emov no aparece este tipo de conducta reflejada. 

Resulta curioso también que en algunos casos se penalice también a los usuarios que pierden el móvil. Como indica Zity en sus condiciones “el usuario responderá de los daños y perjuicios que puedan ocasionarse por la pérdida de las herramientas de acceso, especialmente si la misma ha hecho posible un robo, daños o el uso indebido de un vehículo”. Es decir, que si se extravía el teléfono conviene avisar. Así lo dice bien claro Car2Go cuando destaca que “el cliente deberá denunciar la pérdida o destrucción de una herramienta de acceso sin demora injustificada”. 

Uno de los problemas de estos coches es que sólo pueden aparcarse en la calle o en aparcamientos autorizados. Pero, incluso en la calle hay algunas limitaciones: prohibido en carga y descarga (incluso fuera del horario) o en zonas donde haya algún tipo de restricción horaria establecida. Y ojo, porque siempre hay que garantizar que los coches tengan el porcentaje de batería o combustible necesario para que la empresa lo pueda recoger y llevarlo a recargar. 

Incumplir con esa normativa puede hacer que, por ejemplo, los usuarios de Emov pagarán 30 euros; y si el coche se aparca en un párking subterráneo o privado las sanciones pueden alcanzar los 200 euros. 

Accidente

La letra pequeña en caso de accidente también conviene leerla. Todos estos vehículos llevan un seguro a todo riesgo para el usuario con franquicia. Ésta, según las empresas, puede variar. Emov, por ejemplo, permite quitarla pagando un euro más o Zity la hace dinámica tras un acuerdo con Mapfre y depende del historial del conductor en la compañía. 

Ahora bien, si algún día un usuario de Car2Go sufre un accidente debe tener claro que tiene que llamar a la policía “y evitar declararse culpable” del siniestro. Incluso, habiéndolo sido. En el caso de Wible basta con avisar a la central y recoger todas las pruebas que sean necesarias, así como rellenar el parte amistoso. Una política similar a la que pone encima de la mesa Emov que, sin embargo, recuerda que “el usuario podrá llamar a la policía si el contrario no quisiera firmar el parte amistoso”. 

No comunicar el siniestro conlleva una sanción de 50 euros en el caso de Wible y Emov. Zity cobra 20 euros por las gestiones si el usuario ha tenido la culpa y Car2Go pone un recargo de 50 euros. 

En definitiva, que más vale leerse la letra pequeña del carsharing porque puede dar alguna sorpresa desagradable. 

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