La inspección del Banco de España evitó poner en riesgo la salida a bolsa de Bankia. ¿Cómo lo hizo? No alertando de que las cuentas carecían de los ajustes necesarios para cubrir la elevada tasa de impagos que tenía la entidad. Así se desprende del testimonio de uno de los inspectores, José Antonio Casaus, quien ha reconocido que sus jefes pidieron al equipo que analizaba Bankia pronunciarse sobre el tema poniendo algo que “no comprometa mucho”. 

Casaus ha explicado en la Audiencia Nacional que, tras un primer informe, el jefe del departamento, Pedro González, les pidió que dieran su opinión sobre los costes de integración de las siete cajas, y sobre los saneamientos del balance. La respuesta fue que se necesitaban entre 8.000 millones y 10.000 millones adicionales, algo que no fue aceptado por los máximos responsables de la inspección. 

Según el testimonio de Casaus, el jefe de grupo de la inspección, Pedro Comín, les sugirió que redactaran algo que “no comprometa mucho” las cuentas de Bankia. Así que optaron por una fórmula en la que se consideraba que las cifras de cobertura por impago expuestas por Bankia eran suficientes para los dos próximos años. Sin embargo, y ante la incomodidad de los inspectores, Comín acepta añadir que dado el entorno de volatilidad que vive el mercado podría acelerarse el proceso de deterioro. 

Falta de coraje

Ceder a esa fórmula fue “un error” fruto de la falta de “coraje” para el inspector. Además cree que invalida sus alertas vía correo electrónico a sus superiores sobre la necesidad de recapitalizar todavía más la entidad. Unos correos en los que pedía también que no hubiera salida a bolsa y que Bankia fuera vendida a un grupo extranjero. De hecho, Casaus ha asumido que se “extralimitó” en sus funciones porque su trabajo era “diagnosticar y sugerir un tratamiento, pero nunca prescribirlo”. 

¿Por qué decidieron aceptar esa fórmula? Según su testimonio porque Bankia, al igual que otras entidades, había estado haciendo una ronda de refinanciación de deudas -sobre todo de crédito promotor- y la cosa podía mejorar. Sin embargo, cuando en 2011 la banca extranjera “rompe la baraja” y decide marcharse de España, todo se complica porque se imposibilitan muchas de las negociaciones que se estaban manteniendo. 

El testimonio de Comín era uno de los más esperados en el juicio por la salida a bolsa de Bankia. Él fue autor de distintos correos internos del Banco de España críticos con el proceso, e incluso tras su posición sobre la entidad fue degradado hasta el lugar que ocupa ahora: inspeccionando cajas rurales. 

José Antonio Casaus, inspector del Banco de España durante su comparecencia en la Audiencia Nacional.

Pese a esas advertencias Bankia lograba salir a bolsa el 20 de julio de 2011. Lo hacía con un descuento del 74% sobre el precio fijado por el banco que entonces presidía Rodrigo Rato. Lograba captar 3.000 millones de euros que le ayudaron a reforzar su capital pese a que era un negocio “que destruía valor mes a mes” fruto de la elevada morosidad y de que era incapaz de generar ingresos. 

De hecho, el inspector considera que desde antes de que Bankia saliera a bolsa se podía intuir que era “inviable”, especialmente su matriz BFA en donde se agrupó la mayor parte de los activos tóxicos que tenían las siete cajas de ahorro que conformaron el grupo. 

El caso es que con la salida a bolsa la situación no mejoró, y si no cayó antes “fue porque el Banco Central Europeo (BCE) echó un capote”, ha dicho el inspector a la fiscalía. Eso sí, en una opinión muy personal, ha explicado que el equipo de Rato “había tirado la toalla” en noviembre de 2011. Parecía como si sólo pensaran en un plan que pasaba por darle las llaves de BFA (la matriz de Bankia) al Fondo de Reestructuración (FROB) y vender Bankia al mejor postor. 

Goirigolzarri tiró de "estrategia"

Tanto es así que tal y como dijo este lunes José Antonio Delgado -otro de los inspectores del BdE en Bankia- Rodrigo Rato y Olivas reconocieron en una reunión en marzo de 2012 que BFA era inviable y que Bankia presentaba problemas muy serios para poder continuar.  Sin embargo, Rato y su equipo no pudieron llevar a cabo sus planes porque el 7 de mayo de 2012 se producía la dimisión forzada del expresidente de Bankia

Días más tarde, y con Goirigolzarri ya en la presidencia, se produce un cambio. “Fue como si nos hubiéramos intercambiado las gorras”, ha explicado Causas. Los nuevos dirigentes de Bankia pedían hacer unos saneamientos por 19.000 millones de euros frente a los 13.000 millones que reclamaban los inspectores.  

¿Por qué ese cambio? A juicio del inspector, y tal como ha señalado en otras ocasiones Jerónimo Martínez Tello, que fue director de inspección del Banco de España y que comparece este miércoles, porque había “estrategia” y les interesaba “cubrirse las espaldas” y presentar así un balance mejor al año siguiente. Una situación que Goirigolzarri ha negado sistemáticamente porque, de ser así, no hubiera dado pérdidas en 2013.

El testimonio del inspector más crítico con la salida a bolsa de Bankia ha puesto algo de luz sobre lo acontecido entre 2009 y 2012, pero todavía este miércoles tendrá que responder a más cuestiones de las defensas. La duda está en saber si responderá o no a la pregunta del millón: ¿Por qué no le echaron coraje? Quizá la respuesta se quede en lo que ya dijo este martes: “Yo tenía plena libertad, pero quizá la jefatura no”.