No es, ni mucho menos, el estreno soñado. Carlos Torres se enfrenta este viernes a su primera junta general de accionistas como presidente de BBVA. Y lo hace en medio de la tormenta por la investigación de las supuestas escuchas ilegales del ‘caso Villarejo’ que han terminado con la salida de Francisco González de la presidencia de honor del banco y de su cargo en la Fundación. 

En una carta remitida a Torres cuyo contenido fue desvelado en la tarde del jueves por Europa Press, González explica que su decisión “ayudará a entender con qué rigor, falta de interés personal y compromiso hemos trabajado durante tanto tiempo”. El movimiento se produce, además, en medio de fuertes presiones por parte de los inversores institucionales de la entidad que, según fuentes conocedoras de la situación, llevan semanas reclamando a Torres la salida de González para evitar un daño reputacional mayor. Entre ellos, BlackRock, el máximo accionista de la entidad con un 5,939% de su capital según consta en los registros de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV)

La junta de accionistas que este viernes se celebra en el Palacio de Euskalduna de Bilbao había sido el momento elegido por los trabajadores y los minoritarios para reclamar la salida del banquero. Aunque este punto no estaba en el orden del día, los sindicatos consultados, representativos de unos dos millones de títulos del banco, iban a centrar sus intervenciones en este sentido, además de mostrar su completo rechazo la política de remuneraciones de la entidad. Recuerdan que Francisco González recibió una pensión de 80 millones de euros el pasado año que la propia entidad se reservó el derecho a reclamar, según indica su último informe de gobierno corporativo. 

¿SEGUIRÁ LA DEFENSA A ULTRANZA?

Tras el movimiento de González, los accionistas esperan que Torres rebaje este viernes la firme defensa que ha mantenido sobre la figura del banquero en sus últimas apariciones públicas. “Me ha dicho que no sabía nada y yo le creo”, aseguraba en la última presentación de cuentas del banco. De hecho, el nerviosismo por las preguntas incómodas y por la tensión que se pueda generar durante el encuentro ha provocado que el banco haya puesto especial interés este año en que la participación ‘en persona’ de los minoristas sea lo más limitada posible. 

En concreto, y según explican desde CCOO, BBVA ha transmitido por carta a los directores de sucursal la necesidad de recomendar a los clientes (y accionistas) que deleguen su voto en vez de asistir de forma presencial a la junta. “Es una práctica habitual en los últimos años”, explican las fuentes consultadas. “Ofrecen un regalo si delegan el voto y así evitan el jaleo durante la junta”, indican. 

Aun así, tanto Carlos Torres como el nuevo consejero delegado del banco, Onur Genç, son conscientes de la indignación que pesa en un colectivo, el de los accionistas, que han visto como la crisis reputacional que vive el banco ha contribuido al pobre desempeño en bolsa de la entidad. Los títulos del BBVA se dejaron un 35% en 2018 y, pese al repunte de este año, cotizan prácticamente en los mismos niveles en los que se movían hace una década (5,3 euros). 

Ambos directivos se enfrentan a uno de sus momentos profesionales más complicados, pese al poco tiempo que llevan ocupando sus nuevos cargos en BBVA. Todo aderezado con serias advertencias por parte del Banco Central Europeo (BCE) para que aclare cuanto antes una situación que no solo daña la imagen del banco que dirigen, sino la de todo el sector financiero. 

Pese a la petición del organismo monetario, no se espera que Carlos Torres ofrezca detalles sobre la marcha de la investigación que PwC realiza desde hace meses para la entidad por las supuestas escuchas ilegales. Una investigación que tampoco aparece en el orden del día de la junta, en la que los accionistas votarán las cuentas anuales y el informe de gestión de 2018 y se pronunciarán sobre la política de retribución y la reelección de Torres y el nombramiento de Onur Genç como miembros del consejo.

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