Vodafone confirmó este jueves a sus sindicatos un nuevo Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que afectará a un máximo de 1.200 trabajadores, el 23% de su plantilla total. La operadora ha justificado estos recortes por razones económicas, productivas y organizativas, generando una oleada de críticas y de rechazo entre sus trabajadores y sus respectivas representaciones sindicales. 

Estamos hablando del tercer ERE desde el año 2012 que completaría casi 2.200 salidas en menos de seis años. El primer ERE se realizó por la caída de negocio y de márgenes por los coletazos de la crisis económica y afectó a 900 empleados de los 4.300 que tenía entonces. El segundo -de 2015- se produjo tras la integración de la Ono y afectó a 1.057 empleados en total. 

Precisamente han sido los sindicatos los que han alzado la voz y en un comunicado conjunto enumeran los principales “fallos” de los gestores de la compañía, liderados por Antonio Coimbra, que les han llevado a esta situación y a tener que prescindir de uno de cada cuatro trabajadores en el comienzo del año 2019.

"Continuos errores de gestión"

El documento firmado por UGT, STC y Comisiones Obreras indica que estos errores comenzaron con la mala gestión de la compra de ONO, luego con el frustrado proyecto de fusión societaria de ambas compañías, la renuncia al fútbol, el retraso en las instalaciones a clientes, el abandono del despliegue de fibra, la contratación de gran cantidad de personal pese a la situación y el “desastre del cambio de sistemas”.

“En definitiva, los continuos errores de gestión y estratégicos cometidos a lo largo de estos tres últimos años junto con la agresiva competitivas del sector nos han llevado a esta situación a más ni menos que 1.200 compañeros, más del 23% de plantilla”, han indicado los tres sindicatos con representación en Vodafone.

“Mala gestión de la compra de ONO”: en marzo de 2014 Vodafone compraba ONO por 7.200 millones de euros y se ponía solo por detrás de Telefónica en el mercado de las telecos españolas. El movimiento producía un efecto en cadena al que luego se sumaría la compra de Jazztel por Orange y dos años después de Yoigo por MásMóvil. No obstante, esta adquisición no ha estado exenta de problemas. 

Proceso de integración con ONO

En 2018, cuatro años después de la operación, se completaba formalmente la absorción y después del despido de más de mil personas. Recientemente la matriz de Vodafone decidió deteriorar los activos de ONO en 2.900 millones, un apunte contable que recortaba a la mitad el valor inicial pagado por la compañía.

“Frustrado proyecto de fusión societaria de ambas compañías”: en junio de 2016, Vodafone se vio obligada a paralizar la fusión societaria con ONO “para responder con una mejor estructura fiscal a una tasa del Ayuntamiento de Madrid avalada por el Tribunal Supremo”.

Finalmente, en octubre de 2016 se creó Vodafone Servicios S.L.U. para prestar los servicios de comunicaciones prestados por Vodafone Ono S.A.U. y Vodafone España S.A.U. Con todo, los usuarios siempre han pedido una mayor integración a nivel área de clientes y facturación entre las dos compañías.

Coletazos de la guerra del fútbol

“La renuncia al fútbol”: los sindicatos creen que renunciar a emitir el fútbol es uno de los errores de los gestores que han impulsado el ERE. En verano Vodafone decidió no comprar a Telefónica la Champions League ni El Partidazo, intentando compensar la fuga de clientes con más series, cine y agresivas ofertas comerciales. El saldo finalmente fue un poco más negativo de lo esperado, según han reconocido los propios directivos de la compañía. 

Según dicen los sindicatos, lo que generó el mayor roto en Vodafone fue la lucha comercial derivada de la guerra del fútbol, que finalmente se saldó con pérdidas de clientes. Desde agosto -con el comienzo de la campaña del fútbol- se dejó unas 366.000 líneas de portabilidad sumando internet y móvil, la mitad de las 684.000 portabilidades que perdió durante todo el año 2018.

“Retraso en las instalaciones a clientes”: los sindicatos son muy críticos con la políticas de instalaciones. Indican que parte de los problemas comerciales y de retención de clientes que están teniendo, se basan en una política que genera muchas críticas entre los usuarios y baja tasa de respuesta de incidencias, lo que genera que a la larga, se terminen marchando a otras operadoras.  

Despliegue de fibra paralizado

“El abandono del despliegue de fibra”: los últimos datos aportados por la propia compañía indican que los británicos tienen su despliegue totalmente paralizado en el último año acreditando 10,3 millones de hogares entre FTTH y HFC de ONO, cifra que no ha cambiado en los últimos doce meses. Situación radicalmente distinta a la de sus competidores Movistar y Orange, que con 20,8 millones y 13,3 millones, además de crecer, le han relegado al tercer lugar del despliegue.

“Contratación de gran cantidad de personal”: “todos sabemos que tras un ERE se empieza a contratar de nuevo, como ya ha sucedido en otras ocasiones, hasta alcanzarse niveles similares de plantilla. Además de nuevo hay un nivel importante de personal externo que realiza funciones de internos y compañeros que realizan muchísimas horas extraordinarias”, indican los sindicatos.

“Desastre del cambio de sistemas”: Los sindicatos también critican el cambio de sistemas de la compañía que ha terminando lastrando la productividad y ha atentado contra el trabajo de la plantilla. Una decisión de los actuales gestores, que según indican, ha terminado por sumarse al peligroso cóctel que ha generado el ERE. 

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