Marqués de Griñón va a redoblar su apuesta por el mercado exterior a lo largo del 2019. Con presencia en más de 40 países, la idea es aumentar su peso internacional con el objetivo de que el 75% de las ventas se produzcan fuera de nuestras fronteras. Para ello quiere apostar por tres mercados esenciales: Europa, América y Asia, con gran énfasis en el mercado chino.  

Las bodegas se encuentran todavía ultimando los detalles de todo este proceso de expansión que comenzará en enero. La intención es basarla en sus actuales producciones de vinos amparados por la Denmoniación de Origen Protegido Dominio de Valdepusa; D.O.C. Rioja; D.O. Rueda y un innovador proyecto que lanzará en Castilla La Mancha, según ha podido conocer EL ESPAÑOL. 

En concreto, la apuesta es por la D.O.P. Pagos de Valdepusa, nombre histórico que adquirió el Señorío de Griñon en el siglo XIV (pionera en ser considerada como 'vino de pago' de España).

Ésta forma parte del proyecto de potenciar las zonas vinícolas de altitud similar a Rioja y Ribera del Duero, cuyo potencial en calidad es comparable a estas regiones vinícolas que se han identificado dentro de la zona de Identificación Geográfica Protegida (IGP) Vinos de la Tierra de Castilla, que ocupa 450.000 hectáreas en la región.  

Apuesta por el cava

Vinos de la Tierra de Castilla será producto de una cuidada selección de viñedos y crianza de sus vinos, que estará apoyada en viñedos de altura (situados a 700 metros de altitud); así como en castas de uva locales que “tienen gran potencial cualitativo como garnacha tinta, monastrell, bobal u otras internacionales”, explican fuentes cercanas al grupo. 

Serán vinos de crianza corta (6 meses) que se realizarán en barricas de roble de 500 litros al estilo toscano, frente a las ordinarias de 225. Esto permitirá, insisten fuentes conocedoras, dar lugar a una nueva categoría de vinos finos alineada con las preferencias de los nuevos consumidores españoles e internacionales. “Será algo similar a lo que hizo Carlos Falcó, presidente del grupo, en los años 90”, señalan. 

Al mismo tiempo, las bodegas trabajan también en una nueva apuesta de la marca por participar en el renacimiento del Cava en un momento en el que los mayores operadores de la industria han cambiado de control. 

“Queremos hacer espumosos de élite en Cataluña con enólogos de primer nivel”, explican. Para ello, el propio Carlos Falcó se va a implicar en su diseño en las bodegas Marqués de Monistrol, que son propiedad de The Haciendas Company, socia de Falcó en su proyecto de Marqués de Griñón Family Estates. 

“Nuestro objetivo es ayudar a consolidar la región como una de las más prestigiosas de vinos espumosos del planeta”, explican. Una zona  que hoy en día es propiedad en un 80% de inversores internacionales (tras las ventas de Codorníu y Freixenet).

Expectativas comerciales 

Todos estos planes deberían permitir que las ventas en los mercados donde Marqués de Griñón ya está presente alcancen los tres millones de botellas a finales de 2020. "Se trata de una apuesta por una estrategia de calidad donde el volumen es un objetivo secundario", insisten. 

A medio plazo, y antes de 2025, esas cifras deberían “doblarse o triplicarse”, explican, para convertir a Marqués de Griñón en una de las marcas líderes del mercado global en el sector de vinos premium

La bodega lleva trabajando en esta nueva expansión desde hace meses, para lo que se ha llevado a cabo un proceso de ajustes destinados a fortalecer su balance. El primero de ellos, la amortización de las marcas, valoradas en unos 11 millones de euros. Además, y fruto de ese proceso, se amplió capital en dos millones de euros.  

Esta cantidad debería servir para poner en marcha los nuevos proyectos, pero desde Marqués de Griñón son conscientes de que todo este proceso de expansión obligará a reforzar todavía más el capital de la compañía. 

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