Hemos podido leer recientemente que la marca irlandesa de textil Primark está siendo utilizada por alguien que va por ahí estafando a quienes quieren abrir una franquicia de la popular cadena de ropa. Es muy difícil comprar una franquicia de una marca que no se dedica a franquiciar, y este es el caso de Primark, por eso se trata de un timo en toda regla, pero también puede ser un timo, de otro tipo, cuando la franquicia en cuestión es legal. Me explico, que presiento que voy a hacer muchos amigos con esta columna.

Comprar una franquicia puede ser una buena oportunidad cuando se está adquiriendo algo relevante para el emprendedor o inversor de turno, porque a su vez lo es para la sociedad y los potenciales clientes y consumidores. Comprar una franquicia se convierte en un timo legal cuando no se está comprando nada realmente interesante y por lo que de verdad merezca la pena pagar según qué cantidades.

Adquirir una franquicia es buena idea si se están comprando los recursos necesarios para que, desde el primer día, tengamos una marca fuerte, consolidada, con un importante saber hacer y que permita al emprendedor generar facturación desde el primer minuto. Adquirir una franquicia es muy mala idea si el franquiciador no aporta nada especial: si no hay una marca bien construida detrás, la cesión de recetas o patentes diferenciadoras o una transmisión de intangibles capaces de generar negocio desde el primer día, y además de manera probada.

Puede ser muy mala inversión comprar la franquicia del local de bocadillos de mi vecino el del quinto que, tras abrir con razonable éxito su primer restaurante, se ha venido arriba y cree que ya puede franquiciar y ser el futuro rey del bocadillo

Una franquicia poderosa permite ir en cabeza de carrera desde el primer día de actividad. Una franquicia que aporte poco o nada sitúa al emprendedor en las últimas posiciones del pelotón, muy lejos de los primeros, de manera que hay que preguntarse si realmente merece la pena hacer cierto desembolso económico a cambio de tan poco.

Puede ser interesante comprar una franquicia de restauración de comida rápida de una marca que tiene docenas de locales, con una historia de éxito contrastada y un saber hacer evidente que transmite al emprendedor como elemento diferenciador; pero al mismo tiempo puede ser muy mala inversión comprar la franquicia del local de bocadillos de mi vecino el del quinto que, tras abrir con razonable éxito su primer restaurante, se ha venido arriba y cree que ya puede franquiciar y ser el futuro rey del bocadillo. Como puedes imaginar, la receta del bocadillo de calamares con mahonesa de mi vecino el del quinto no tiene nada que no pueda hacer uno mismo, y cuando abramos el local con su nombre, la gente pensará que somos el vecino del quinto de su mismo edificio.

En estos últimos años he conocido muchas aventuras y desventuras de franquiciados y nuevos franquiciadores. Por un lado, franquiciados que con un exceso atrevimiento o tras un mal consejo, compraron franquicias de esas que no aportaban nada especial, de manera que al final solían contar que “parece que solo trabajo para pagarle a otro, no soy dueño de mi propio negocio”.

También he conocido franquiciadores que, al igual que mi vecino del que antes te hablaba, deciden franquiciar un negocio que no está probado como es debido, que muchas veces solo lleva unos meses de andadura o que incluso no aporta una rentabilidad mínimamente interesante, cuando no se dedican a exagerar las cifras de ventas y plazos de amortización para atraer al emprendedor novato en el asunto.

Me encontrado además con franquiciadores honestos, que saben que están trabajando con el dinero, los ahorros, los préstamos y las ilusiones de otros. Suelen ser aquellos que filtran y seleccionan al emprendedor o inversor, porque no todo el mundo les vale, sino que se ha de tener un perfil adecuado para que el negocio prospere. Cuando el negocio de un franquiciador consiste en abrir franquicias, dudemos un poco de la propuesta. El negocio no ha de ser la apertura de franquicias, sino la perdurabilidad de las mismas en el largo plazo.

Por todo esto, mucho cuidado ahí afuera, hay timos de muchos tipos.