El Real Madrid ha tenido entrenadores extranjeros. O el Barça. Y muchos y desde hace mucho, además. Pero en las cotizadas españolas se sigue haciendo extraño que un extranjero esté a los mandos o en los altos puestos de dirección. De ahí la sorpresa causada por Banco Santander y BBVA con la elección de sus respectivos consejeros delegados en los últimos meses. Abrió camino el banco cántabro en septiembre cuando designó al italiano Andrea Orcel como timonel de la entidad. Y ahora le sigue el banco vizcaíno con el nombramiento, anunciado este miércoles al cierre del mercado, del turco Onur Genç. Ninguno figuraba en las quinielas, pero el caso es que los dos serán los encargados de dirigir ,a maquinaria de los dos grandes bancos españoles.

Orcel relevará a José Antonio Álvarez; Genç, a Carlos Torres, que desde enero pasará a ser el presidente de BBVA en sustitución de Francisco González. Dos extranjeros por dos españoles, un relevo que va mucho más allá de un simple cambio de nombres.

EL NEGOCIO MANDA

Con estas maniobras, el Santander y BBVA envían un claro mensaje: son entidades globales. Podrán tener su sede -por ahora- en España, pero su mente ya no es local, porque su negocio tampoco lo es. El banco presidido por Ana Botín genera el 83% de su beneficio fuera de España y su principal mercado es Brasil, origen del 26% de sus ganancias, con la actividad española como segundo mercado, con un 17%. En el caso de la `entidad azul¿, la aportación exterior se sitúa en el 75,5%, con México como fuente de 41 de cada 100 euros que gana la entidad; España es su segundo mercado, con 24,5 de cada 100. El reparto de la tarta, por tanto, ofrece pocas dudas: los dos bancos ya ganan más fuera que dentro, y fuera, y no dentro, han buscado a sus timoneles.

Pero fuentes financieras interpretan además que estos nombramientos no solo encajan con el reparto del negocio actual, sino que sobre todo manifiestan una intención. La de seguir creciendo fuera, anticipando así la creencia de que la próxima fase de la Unión Bancaria, además de ser completada institucionalmente, también pasará por operaciones europeas.

En el caso de Genç, su perfil internacional resulta evidente, porque ya ha ocupado puestos de responsabilidad en varios de los principales mercados del banco. Enrolado en el Garanti turco desde 2012 y desde 2017 consejero delegado de Compass, la pata estadounidense de BBVA, no hay duda de su vocación internacional. Ahora, en tándem con Torres, buscará impregnar ese carácter global a todo el Grupo, en el que las divisiones turca y estadounidense quedan así reforzadas con su designación.

BANCA COMERCIAL SÍ, PERO NO SOLO

En los nombramientos de Orcel y Genç se adivinan otras intenciones. Y una conecta con el ADN de ambas entidades y prácticamente todo el sector español: su etiqueta como banca comercial. La banca española siempre se ha identificado con este tipo de banca, el negocio al por menor, el de depósitos, préstamos y tarjetas. Álvarez, principalmente, encajaba con el perfil requerido para gobernar un banco así.

Pero el Santander y BBVA también envían con Orcel y con Genç el mensaje de que, sin renunciar a la banca comercial, clave para mercados como el español y otros en América, también quieren ir más allá. En un momento de evidente -y creciente- desintermediación financiera, con las empresas acudiendo cada vez más a los mercados y a otras vías no bancarias para financiarse y con los particulares cada vez más familiarizados y convencidos con la banca móvil o las aplicaciones, conviene ir virando el rumbo. Potenciar los negocios vinculados con la banca de inversión y la digitalización del negocio figuran también en las elecciones de Orcel y Genç.

¿Los banqueros comerciales están en extinción, cada vez quedan menos. La banca de inversión y los banqueros de inversión están al mando¿, constata una fuente del sector que prefiere no ser identificada. ¿Y los banqueros digitales, por supuesto¿, remata.