La escalada del precio del barril de Brent en los últimos meses está arrastrando consigo a la gasolina y el gasóleo. Con el barril a 78,8 dólares de media en septiembre -casi 20 dólares más caro que el año anterior-, el precio de la gasolina y el gasóleo está rascando algunos euros extra al bolsillo de los conductores españoles.

El precio de la gasolina y del gasóleo (o diésel) está en el punto de mira ahora que el Gobierno prevé equiparar los impuestos que pesan sobre ambos carburantes y acabar con el estímulo al diésel. Con estos planes sobre la mesa, no son pocas las veces que se escucha a alguien afirmar con rotundidad que en España se paga la gasolina y el diésel más caro de Europa. ¿Es verdad? No del todo. 

Para entender lo que paga el consumidor final hay que atender a los tres elementos que forman el precio: coste mayorista del combustible, coste de distribución e impuestos. 

Precio e impuestos en España

El precio mayorista de la gasolina y el diésel se fija, igual que otras materias primas, en función de su cotización en los mercados internacionales. A ese precio se suman los costes de distribución y el margen del mayorista que se encarga de esta distribución y los impuestos que fijen las autoridades de cada territorio. 

En el caso de España, se aplica un IVA del 21% (salvo en Canarias, que su impuesto indirecto es más bajo) y un Impuesto Especial a los Hidrocarburos que suma otro tercio y se divide entre el tramo estatal y el específico que varía según las comunidades (aunque algunas como Castilla y León, Cantabria o País Vasco no lo aplican). Así, la fiscalidad hace que el consumidor pague el doble por el litro de carburante.

De cada litro de gasolina 95, un conductor paga un 52% de impuestos (IVA e Impuestos Especiales) y el otro 48% se reparte entre el precio en el mercado mayorista (35%) y los costes de distribución y el margen bruto del mayorista, según datos de la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP). 

Es decir, de los 1,37 euros por litro que se pagó en agosto por la gasolina, 47 céntimos fueron el coste mayorista del combustible y 70 céntimos los impuestos, repartidos entre IVA (0,23 céntimos) y el Impuesto Especial a los Hidrocarburos (IEH) que, además, tiene tramos específicos por Comunidades Autónomas.

En el caso del diésel, que soporta por el momento una fiscalidad menor, los impuestos por litro de carburante representan un 47% del precio y el coste del gasóleo un 39%, siendo el 14% restante los costes de distribución y el margen. En euros, de los 1,228 que pagó cada conductor por litro, 58 céntimos fueron a las arcas del Estado.

¿Y cómo está España respecto a Europa?

Con los precios de septiembre sobre la mesa, vemos que España es el segundo país más caro para los motores a gasolina, sin incluir los impuestos. El litro de este combustible costó el mes pasado una media de 0,64 euros, por encima de los 0,61 que tiene de media la eurozona y de los 0,60 euros de los Veintiocho. 

El precio está en línea con Portugal y Luxemburgo, con 0,64 y 0,63, respectivamente, y sólo nos supera Dinamarca, con 0,70 euros por litro ‘en bruto’. El país comunitario con menor precio es Estonia, con 0,56 euros, y los vecinos Francia e Italia se sitúan en 0,60 y 0,61, respectivamente.

La cosa cambia dramáticamente una vez se suman los impuestos. La fiscalidad es clave en el precio final que paga el consumidor. Por ejemplo, en Rumanía y en Suecia se paga el mismo precio por litro sin impuestos, 0,62 euros. Sin embargo, el gravamen total es casi 10 puntos más elevado en Suecia, tanto en IVA como en Impuestos Especiales, por lo que los suecos pagan en realidad 1,54 euros por litro, frente a los 1,24 de las gasolineras rumanas.

Aunque la fiscalidad sobre la gasolina en España supone un 52% del precio, tenemos uno de los precios más baratos de la UE, colocándose en el puesto once de los 28 países. Por delante, Bulgaria y Polonia como los más baratos (1,14 euros y 1,18 euros el litro, respectivamente). A la cola, los más caros: Dinamarca, con 1,65 euros por litro, y Holanda, con 1,68 euros.

En cuanto al diésel, el país más barato para llenar el depósito es Luxemburgo, a 1,13 euros el litro, impuestos incluidos. El más caro, Suecia, con 1,54 euros por litro. España se coloca entre los diez más baratos, impuestos incluidos, con 1,24 euros por litro en septiembre. 

Por cada euro de diésel, el conductor español pagó casi 37 céntimos en impuestos el mes pasado (un 46,9% del precio total), por debajo de la media europea que se sitúa en 49,4 céntimos y lejos de países como Bélgica, Francia o Italia, donde se superan los 60 céntimos.

Sin impuestos, en cambio, está entre los diez más caros: a 66,1 céntimos el litro, y con Suecia, Grecia y Dinamarca a la cabeza (79,6; 72,6 y 70,8 céntimos por litro, respectivamente).

¿Y a nivel CCAA?

El precio 'en bruto' entre las distintas comunidades también varía enormemente y depende de factores de negocio de cada distribuidora (desde la ubicación geográfica hasta las carreteras de acceso y la proximidad con refinerías o entradas costeras).

En septiembre, la gasolina más cara se pagó en Baleares, a 68 céntimos el litro, y la más barata en Extremadura, con una diferencia de ocho céntimos, hasta 62,7.

precio gasolina sep 2018

Pero hasta que no se suman los impuestos, IVA y Especiales, no tenemos una foto real de los precios que pagaron los conductores por llenar sus depósitos: Baleares tuvo la gasolina más cara, a 1,39 euros el litro; mientras que los navarros repostaron más barato que nadie en la península, a 1,29 el litro. En Canarias, con una fiscalidad distinta, el litro costó 97,8 euros, según los datos del Ministerio de Transición Ecológica.

En cuanto al diésel, el depósito más caro se llena también en Baleares, a 1,31 euros el litro. El más barato, de nuevo, en Navarra: 1,19 euros por litro.

precio gasoleo sep 2018

¿Por qué esta diferencia? El tramo autonómico del Impuesto Especial a los Hidrocarburos. Mientras que el IVA es un 21% en península y Baleares, el Impuesto a los Hidrocarburos se divide en dos patas y la que recauda cada comunidad varía de 48 céntimos por litro de gasolina y de diésel (en el caso de Andalucía, Murcia, Valencia, Castilla La Mancha, Cataluña, Baleares y Galicia), hasta los 17 céntimos que se aplica en Madrid. 

El impuesto que viene

Con el nuevo impuesto al diésel que se prevé aplicar en 2019, el Ejecutivo pretende recaudar 670 millones, de los que destinará alrededor de un 30% a impulsar la movilidad eléctrica. El plan es ir elevando el tributo conforme suba el precio del petróleo. En el primer año, el tributo aumentará en 38 euros cada mil litros, con lo que se pasará de los 307 euros de ahora a 345 euros. Pero hasta equipararlo con la gasolina como se pretende, el Ejecutivo tiene todavía 55 euros de margen para subir este impuesto.

El parque de vehículos diésel en España lo forman alrededor de 18 millones de coches. Desde el Ministerio de Hacienda estimaron que el aumento del impuesto al diésel se traducirá en unos 3 euros mensuales para un consumidor medio, es decir, el que recorre unos 15.000 kilómetros al año. La medida, eso sí, dejará fuera el gasóleo profesional para no perjudicar a sectores como los transportistas y los taxistas.

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