Solaria, la empresa española de gestión de paneles fotovoltaicas presidida por Enrique Díaz-Tejeiro, finalizaba el ejercicio 2017 con un valor de mercado de apenas 180 millones de euros. Tres meses después prácticamente lo triplicaba, hasta 470 millones. Una vertiginosa subida bursátil -de 1,63 a 4,29 euros- que dejaba sin argumentos a más de uno.

Ni los analistas más optimistas, ni tan siquiera responsables de la propia compañía eran capaces de encontrar argumentos suficientes que sustentaran esta subida tan vertical en tan poco tiempo y, además, con un alto volumen de negocio.

Se sabía que sus resultados al término de 2017 iban a ser buenos, a la vista de la evolución registrada en los primeros nueve meses del año. Algo que quedaba ratificado el pasado 14 de febrero, cuando Solaria anunciaba la obtención de 15 millones de euros, un 87% más que un año antes, tras prácticamente doblar las ventas y elevar su Ebitda un 130%, hasta 28,5 millones de euros.

Respaldo al cambio de modelo de negocio 

Pero, con todo, detrás de este apoyo masivo de los inversores había algo más. Sobre todo, ese cambio radical del modelo de negocio, dejando Solaria de ser fabricante para dedicarse en exclusiva a la generación de una energía, la fotovoltaica, con una creciente demanda a nivel internacional, que le ha llevado a convertirse en el único operador puro del sector de generación de energía solar, tanto en España como en Europa.

En esa transformación de la actividad, Solaria -que sufría como nadie el recorte a las renovables de finales de la pasada década- se ha visto beneficiada por algunos factores, como la brutal caída registrada en los costes de implantación de las plantas fotovoltaicas, además de su mayor facilidad de instalación respecto a otras energías renovables, como la eólica.

También ayudaba sobremanera a la buena marcha de la compañía presidida por Díaz-Tejeiro la sequía que sacudía a España a lo largo de 2017, y que, por otro lado,  perjudicaba sobremanera a las empresas eléctricas.

El aldabonazo de los 250 MW de la tercera subasta de renovables

Con estos factores sobre la mesa, y también esos 250 megavatios (MW) que Solaria se adjudicaba, en julio de 2017, en la tercera subasta de renovables, los inversores han entendido que el nuevo modelo de desarrollar huertos solares para generar electricidad resulta mucho más previsible que el de la fabricación de paneles.

De momento, la empresa renovable, que contaba con 50 MW en 2015, contabiliza ya 75, y maneja poder llegar a 350 MW a finales de 2020

Para alcanzar este objetivo, además de los 250 MW adjudicados en 2017, los responsables de Solaria piensan seguir alternando la doble estrategia, de iniciar proyectos ‘greenfield’ (desde cero) y adquirir plantas ya existentes (‘brownfield’), así como acudir a las subastas que puedan producirse, como la que se baraja en Francia a lo largo del presente 2018. Actualmente, Solaria gestiona y opera plantas fotovoltaicas en España, Italia, Uruguay, Grecia y Brasil, que generan esos 75 MW de potencia.

Subida atemperada tras alcanzar la acción los 4,29 euros

Con todos estos mimbres, y aunque la vertiginosa subida bursátil se ha atemperado en las dos últimas semanas, tras los 4,29 euros en que cerraba el Jueves Santo, el respaldo a Solaria parece haber encontrado inversores institucionales con vocación de permanencia, como ha ocurrido con el fondo Guggenheim que, a través de su vehículo Guggenheim Solar ETF.

A principios de abril, adquiría 3,3 millones de acciones de la renovable española, equivalentes al 3,013% de su capital. Al final de la cadena de control de esta participación se encuentra la gestora estadounidense Invesco que, en agosto de 2017, adquiría el negocio de fondos cotizados (ETF) de Guggenheim Investments. Una operación que incluía activos valorados en unos 34.000 millones de euros, y por los que Invesco pagaba 1.100 millones de euros.

373 millones de valor de mercado, 200 más que al cierre de 2017 

En esa recogida de beneficios tras la subida registrada entre enero y marzo, Solaria ha visto recortado su valor un 20% en lo que va de abril. El pasado viernes retrocedía un 5,42% para cerrar la semana en 3,4 euros, que le otorgan un valor de casi 373 millones. Todavía 200 millones más de lo que la renovable capitalizaba al cierre de 2017.

Como principal accionista de Solaria se mantiene, desde su salida a bolsa, la sociedad DTL Corporación, controlada por la familia del presidente Enrique Díaz-Tejeiro. Tras varias ventas de acciones, desde febrero de 2015 DTL ostenta el 57,63% de la empresa renovable.