María Benjumea (62 años) es una de las caras visibles del emprendimiento en España. Fundó Spain Startup, organizadora del South Summit, evento que reúne todos los años en Madrid -y ahora en Latinoamérica- a inversores y emprendedores del sur de Europa. Es una fiel defensora del ecosistema español y asegura, sin dudar, que Silicon Valley "no tiene más talento".

Recibe a EL ESPAÑOL en la sede de la organización, en pleno barrio de Chamberí en Madrid. En la entrevista, repasa los orígenes de Infoempleo, su primer gran proyecto en Internet, la evolución de Spain Startup, los cambios en el ecosistema emprendedor español, la igualdad de género en el sector tecnológico o la relación de las startups españolas con la gran empresa.

Arrancó Infoempleo en el año 2000. ¿Qué ecosistema se encontró? ¿Qué ha cambiado desde entonces?

A mediados de los 90 nace Internet. Pero nadie sabía lo que era. Lo único que sabíamos era que agilizaba todo. Nosotros nos especializábamos a través de Círculo de Progreso en todo lo relacionado con la gestión de bases de datos. Y siempre vinculado con desarrollo de la carrera profesional, creamos Infoempleo como servicio personalizado para poder responder a lo que tú querías saber sobre ese mundo.

Yo no tenía ni idea. Vengo del puro ‘brick’ [negocio físico]. Pero la lógica te decía que tenías que ir por ahí. Empezamos con Internet con un servicio personalizado y vendíamos información por Internet. Desde el año 94 o 95, cuando surgió Infoempleo como servicio hasta que lanzamos el portal en el año 2000, nosotros sólo vendíamos información. Con lo cual, era un concepto diferente.

Justo antes de que estallara la 'burbuja puntocom'…

Fue todo muy rápido. Nosotros empezamos en enero de 2000, cuando ya habían lanzado Infojobs. Hicimos una presentación preciosa. Nuestro concepto era que todo es complementario, que una cosa no sustituye a la otra.

Fue una locura. Me apasionó vivir ese momento. Pero en el año 2000 eras Internet y eras la bomba. Pero como bien has dicho, llegamos a finales de la primavera de los 2000 y las primeras empresas empezaron a caer. Nosotros habíamos invertido todo y más. Siempre habíamos crecido porque Infoempleo es una derivada de la empresa Círculo de Progreso, que nace en el año 80 e iba creciendo en el negocios relacionados con el desarrollo de la carrera profesional.

Siempre habíamos crecido orgánicamente. Cuando vimos la potencialidad de Internet y lo que estábamos construyendo, decidimos que era el momento de invertir. Y nos endeudamos... Si eras alguien en Internet, tenías que salir en todos los medios.

Con Infoempleo, tras la burbuja puntocom, nos fuimos a los cuarteles de invierno; invertimos muchísimo y nos duró igual que un caramelo en la puerta de un colegio

Los dos años siguientes serían una travesía en el desierto, ¿no?

Nos fuimos a los cuarteles de invierno. Invertimos muchísimo en publicidad y en equipo. Era el momento. Y esto nos duró igual que un caramelo en la puerta de un colegio. Además teníamos una ventaja: nosotros vendíamos información. A la gente le interesaba tener un servicio personalizado en la búsqueda de empleo. Era con un sistema de bonos: ibas cogiendo ofertas y demás.

Lanzamos el portal de Internet: íbamos a dar toda la parte gratuita, donde tu cliente era la empresa. Pero si querías un servicio premium había que pagar. No sabes las críticas que tuvimos. Nos endeudamos hasta las cejas y nos tuvimos que reinventar. Además, todo con un agravante adicional: no podías cobrar en Internet por la información porque todo el mundo se te echaba encima en un momento donde Infojobs tenía la política de la gratuidad. Con lo cual, te cortaban por todas partes. Ahora, eso sí, aprendí muchísimo.

¿Qué diferencias ve entre ese Internet tan rudimentario y el ecosistema que hoy tiene en España?

[En aquellos años] todo fue muy rápido. No había un ecosistema. No se hablaba de startups, ni de emprendedores. Y, por otra parte, ahí había una cultura del pelotazo muy grande. Había mucha gente que se metía; las consultoras metieron muchas patas, porque todo tenía que transformarse muy rápidamente y había que meterse... Te tenías que adaptar a eso.

De pronto, de la noche a la mañana te cambia tu economía. Yo tenía un asesor maravilloso, que sigue estando muy cerca de mi, que decía 'No entiendo nada, yo me tengo que retirar'. Decía: 'Toda la vida, las empresas están para ganar dinero y valen porque ganan mucho dinero y ahora la empresa vale más cuanto más pierde'. Era el momento del flash, de la locura.

Lo que ha cambiado es el concepto desde todos los puntos de vista. Ahora estamos en la meseta. Viene una subida de locos, una bajada en picado (hasta 2004) y a partir de ahí empieza el valle y a subir. Ahora estamos en una meseta con una proyección muy importante.

Por tanto, las diferencias son totales: me siento una privilegiada porque hoy el espíritu emprendedor se ha extendido. Nuestro lema es ‘No necesitas tener ADN de emprendedor’, pues todos podemos serlo porque el concepto es distinto.

Me encanta ver la transformación que ha vivido España en estos cuatro años. Y lo que más me gusta es ver que quien se mete, sabe que aquí se sufre y que tienes que currártelo hasta la saciedad. Y que tienes que tener una resistencia de locos y que tienes que adaptar tu foco a lo que te va llevando el mercado.

¿Cómo fueron los orígenes de Spain Startup? ¿Por qué arrancó?

Empieza en el año 2012. Yo había vendido un 51% en el año 2006 a Vocento. Fue una experiencia increíble y me enseñó mucho. Tuve un ‘earn-out’ [fórmula a través de la cual una parte del precio de la adquisición se condiciona a los resultados futuros de la empresa] hasta finales de 2007 y seguía como CEO hasta finales de 2008.

A partir de ahí, ellos consideraron que era mejor gestionar la compañía. Me pidieron que me quedara, con proyectos como Lidera. Y entonces llega el año 2012. Fue el peor año de la crisis. Yo ya estaba totalmente convencida de que quería trabajar en esto. La gente estaba deprimidísima, no sabían dónde iban a ir y no le veían salida. Y nosotros veíamos la crisis terrorífica, porque las crisis son terroríficas y esta fue espantosa, pero decidimos que había que lanzar los mensajes con los que estábamos convencidos.

Por un lado, incidir en que el mundo está cambiando a velocidad de vértigo, que la crisis es coyuntural, pero el cambio este no solamente es algo estructural sino que va a ir cada vez más rápido. Tiene dos respuestas: todo lo que cambia a la velocidad de vértigo te ofrece un mundo de oportunidades, pero para aprovecharlas tienes que cambiar tu chip y convencerte de que eres el dueño de tu proyecto estés donde estés.

El segundo objetivo: yo me siento muy patriota. Tenemos un país maravilloso y tenemos que conseguir dejar de flagelarnos porque de verdad fuera nos ven extraordinariamente pero somos nosotros los primeros que tenemos que verlo.

¿Qué apoyo recibieron?

A las espaldas. La verdad es que hemos recibido siempre apoyo en forma de presencia. Es decir, desde el primer año nos apoyó la vicepresidenta del Gobierno. Siempre tuvimos el apoyo del Gobierno. 

Lo hemos pasado mal... porque desde el punto de vista financiero nos hemos buscado la vida permanentemente. La gran diferencia entre ecosistemas más pujantes, como el de Silicon Valley o el israelí, y nosotros es el apoyo indiscutible de las fuerzas vivas; la convicción de que eso interesa en el país. Spain Startup estuvo sola dos años. En el 2013 incorporamos a la gran corporación. Son nuestros socios. Era muy gracioso porque algunas lo tenían interiorizado. Y muchas decían: nosotros ayudamos al emprendedor. Esto no va de eso: no va de que apoyes al emprendedor, sino de que realmente los necesitas.

Tenemos un país maravilloso y tenemos que conseguir dejar de flagelarnos porque de verdad fuera nos ven extraordinariamente

¿Y el South Summit?

Fue en 2014. Nuestro objetivo era atraer la mayor inversión a España, hacer que esto fuera una plataforma realmente global. Con lo cual, nos dimos cuenta de que si íbamos con el nombre sólo de España iba a ser muy difícil que se concibiera así. Entonces, decidimos mantener España como nombre de la empresa y montar una plataforma para el sur. Yo siempre me he considerado del sur (mi familia en su totalidad es Sevilla y Málaga). Hay que quitar todos los peyorativos del sur. El sur no es vago, ni pobre. Está lleno de talento y creatividad. Trabajamos como locos y somos muy buenos montando proyectos. Si lo que queríamos era convencernos de que de verdad somos buenos, empecemos denominándonos como siempre nos hemos denominado.

De ahí nos surgió algo muy bonito: nos habían hablado mucho del interés en Europa por Latinoamérica. Los lazos que tenemos son muchos: somos lo mismo, somos hermanos. Y por otra parte, decidimos: vamos a consolidar esta plataforma; vayamos a conectar los grandes ecosistemas en América del Sur pero siempre con ese marco global. Por eso estamos haciendo que South Summit se celebre en distintos lugares. Ahora, nos vamos a Colombia.

Ha sido una travesía muy bonita. Empezamos en la Plaza de Toros: unías a los más disruptivos, a la gente más 'startupera' y encima la metías en el marco más español y más tradicional. Y recibimos a Eric Schmidt a ritmo de pasodoble.

María Benjumea, premiada en la categoría Embajadora Digital. Recoge el premio la galardonada; lo entrega Óscar Medina, director de estrategia y desarrollo de negocios de Correos.

¿Cree que durante la crisis ha habido un excesivo llamamiento al emprendimiento sin trasladar todas las dificultades que implica?

Volvamos al 2012. Aunque no me creo las tasas de paro que hay en este país, en aquel año había crecido mucho. De pronto se le vio [al emprendimiento] como una pequeña salvación: vamos a potenciar el emprendimiento pero desde otra perspectiva, la de solución al paro y que, como hablaban los políticos en general, si tú empiezas me contratas a uno... y así menguo mi tasa de paro.

Que todo eso está genial. Soy una convencida total de que el emprendimiento y todo este ecosistema genera mucho empleo. Pero dicho esto, lo otro iba asociado con ayudas de determinado tipo, con mensajes... Lo que siempre tenemos que tener muy claro es que esto es maravilloso, pero también muy difícil.

¿Cree realmente que hay suficiente concienciación sobre los riesgos?

Puedo ser subjetiva, porque cada uno vive su realidad. Pero te cuento lo que veo: yo creo que hay un cambio bestial. En el mapa del emprendimiento que hacemos todos los años lo ves claro. No podemos desdeñar la figura del emprendedor en serie: porque no es el que va a hacer un Google pero es el que está detectando permanentemente oportunidades que van a ser vitales para las grandes compañías.

Dicho eso, lo que veo a mi alrededor es gente que lo tiene perfectamente claro e interiorizado. Aquí no vienes a pasear, vienes a currártelo. Y ése es el cambio que a mí me gusta. Cada vez más gente quiere formar parte de una startup. Cada vez hay más gente que busca la locura que se vive dentro de estas empresas, y el trabajo duro, y la incertidumbre... y no tener infraestructura que te respalde.

Las mujeres en el sector

Es una mujer directiva con más de 40 años de experiencia. ¿Ha percibido dificultades añadidas por ser mujer en un sector como este, ampliamente masculino? Si Infoempleo o Spain Startup las hubiera liderado un hombre, ¿habría sido más fácil?

Lucho permanentemente por este tema de las mujeres. Pero lucho desde el punto de vista muy políticamente incorrecto. Yo soy del año 1954. Soy la menor de 10 hermanos. La formación que importaba era la de mis hermanos; quise ir a la universidad y fui, aunque mi padre se tronchaba de risa. Lo que importaba era que María estuviera educada para casarse y tener hijos. Esa es la sociedad en la que yo me formé.

Pero mi generación fue justo la de la ruptura. Yo empiezo ir a la universidad a principios de los 70. Y es ahí cuando empieza a reducirse la tasa de natalidad. ¿Por qué? Porque la mujer va en masa a la Universidad.

Nosotros hicimos en Infoempleo un estudio en Lidera, tenía 48 o 49 años, se hablaba del techo de cristal, de las diferencias retributivas... Y yo decía: ‘Si esto que estoy viendo, esto es una maravilla’.

A qué atribuyo yo los problemas que haya podido tener en mi vida. Por un lado, a que siempre hay dificultades que hay que ir salvando. Por otro, a mi formación. Yo siempre he dicho que a mí me hubiese encantado haber tenido una preparación. Y para eso siempre decía: si hubiese pasado por una consultoría, habría sido la bomba.

Eso son los dos factores. En el año 2004, presentamos el estudio de 'Mujer y Empleo' porque no entendía nada. Hicimos 150 entrevistas: queríamos ver si la mujer que había llegado arriba había sentido discriminación, por qué había tomado sus decisiones laborales... Los resultados fueron maravillosos y con una enseñanza y moraleja increíble: trabaja con mujeres, convéncelas de que 'Si quieres, puedes'. Se convirtió en mi lema.

De ahí surgió el programa Lidera. Queríamos hacer un programa para acercarnos a las mujeres. Trabajar en la parte más importante que es la actitud: nos tenemos que convencer de que podemos, de que la sociedad nos quiere, que somos un talento muy preciado en el que se ha invertido mucho; que nosotras tenemos mucho que aportar y que además la ley nos acompaña.

Si yo tengo algo en lo que no estoy de acuerdo (sueldo, por ejemplo) no tengo nada más que ponerme frente a ti y decírtelo.

Las mujeres nos tenemos que convencer de que podemos, de que la sociedad nos quiere, que somos un talento muy preciado en el que se ha invertido mucho; que nosotras tenemos mucho que aportar y que además la ley nos acompaña.

¿Realmente cree que el entorno empresarial es favorable a la mujer en términos de salario, acceso a puestos directivos…?

Si hablamos de números, cae por su propio peso. Pero yo no quiero los números, yo quiero que la mujer se ponga delante. Sigue habiendo tíos machistas, pero también creo que la peor enemiga de la mujer es la mujer. Pero no porque se lleve mal y no dé paso a las mujeres, sino porque tenemos una manera de pensar especial y porque en el fondo, en temas familiares, por ejemplo, queremos competir en igualdad de condiciones en el ámbito profesional. Pero sí hay muchas que siguen considerando que ellas son las buenas con los hijos y las que lo saben hacer bien.

En este mundo se trata de compartir y de respetar. Y de ver que no nos tienen que ayudar por el concepto de ser mujeres. Tenemos que reclamar nuestra posición. Te tienes que encarar con la gente en algún momento. Nos acompaña todo.

Es verdad que no he trabajado nunca en una multinacional. Siempre he ido por mi cuenta y no he tenido nunca ningún problema.

¿Y en el sector startup? Los números son evidentes: sólo el 18% de los fundadores son mujeres. ¿Cómo se puede salvar?

Termino todas las presentaciones de nuestro 'Mapa del emprendimiento' preguntando 'Qué hacemos y cómo nos juntamos todos para convencer a la mujer de que realmente merece la pena’. Los números no cambian. Empezamos con un 19% de mujeres fundadoras en la primera edición del mapa; estuvimos dos años con un 17% y ahora es un 18%.

Dicho esto, estoy convencida de que la decisión está en nosotras. Por eso quiero revivir Lidera, porque los resultados fueron tan espectaculares... Tengo 63 años y tengo dos hijos de 37 y 33 y tengo 3 nietas maravillosas. Me considero tan privilegiada por haber trabajado y haber tenido ilusión por mis proyectos. Creo que si pones toda la carne en el asador y no cejas, las cosas las sacas para adelante.

¿Cómo convencemos a la mujer que merece la pena? Hay que luchar por ello y lanzar los mensajes. Si nos vamos a Asia o a África, me callo. Ahí hay que luchar por otra cosa. Pero, ¿aquí? ¿En esta sociedad? Es todo lo contrario a lo que se dice: los consejos de administración quieren tener mujeres y yo he sido vicepresidenta del Círculo de Empresarios 4 años y he estado en la junta directiva prácticamente nada más entrar.

¿Los consejos de administración de las grandes empresas quieren tener mujeres?

Pero no lo dudes. Hay que desmitificar las cosas. Si seguimos lanzando mensajes negativos hacia temas como diferencias retributivas y no decimos el porqué... ¿La mujer negocia igual su salario que el del hombre? No. Soy una convencida de que tenemos una diferencia biológica. Somos iguales en muchas cosas, pero muy diferentes en muchas otras.

Pero además de esa diferencia biológica, llevamos siglos de cultura. Siglos no se cambian en dos días. El cambio que ha habido en la sociedad ha sido de tal magnitud... y en un tiempo récord. Es verdad hay diferencia retributiva, pero convence a la mujer de que se ponga delante de quien tiene la responsabilidad.

A lo mejor lo negoció mal porque le hacía una ilusión que le mataba el puesto... pues ni se fijó. En lugar de estar con el carcome de 'Yo gano un 20% menos', ponte delante y ya verás como se evita el problema.

Muchas veces, estoy convencida de que hay muchos tipos de empresas. En las multinacionales no te encontrarás diferencias retributivas porque está perfectamente estandarizado. En las empresas pequeñas, pasar de un día a otro es como un milagro.

Cuando oigo estos programas feministas, reivindicativos permanentemente... los apago. Lo que creo es que tenemos que convencernos de que tenemos que plantar cara en positivo ante las determinadas situaciones que se puedan producir. Y nos tenemos que convencer de que merece la pena.

Los porcentajes de mujeres fundadores son mínimos. Claro. ¿Hay que luchar? Desde luego. La diferencia es que no hay que ser víctima, sino que construir y cambiar la mentalidad.

En los últimos meses se han repetido casos de personas con poder en el sector del cine o el emprendimiento que han sido acusadas de abusos a mujeres… ¿El sector startup es inmune a ese problema?

Yo nunca he visto nada. Nunca he tenido ninguna experiencia ni cerca ni de escucharla. Y además, en el sector startup he visto la generosidad. Son generosos. Se apoyan unos a otros.

Hay compañías que lo han pasado muy mal en Cataluña. Startups ya consolidadas.

¿Tener a Silicon Valley, un ecosistema engrasado durante décadas y con características muy propias, como espejo puede ser contraproducente?

Creo que hay que desmitificar las cosas. No creo que haya más talento que aquí, pero sí tienen unos medios que no tenemos nosotros. Esos medios y una convicción -con las fuerzas vivas de la sociedad apuestan incondicionalmente por el ecosistema y lo venden- es la gran diferencia que tenemos.

Pero hay que desmitificar y crear. Por eso me encantó crear el concepto del sur con South Summit y tener personalidad propia.

Conflicto catalán

Hace unos días, un inversor importante de Barcelona nos decía que el verdadero daño al ecosistema catalán se va a percibir con el tiempo… ¿Lo comparte? ¿Cómo puede afectar?

Valoro muchísimo a los catalanes y trabajo genial con ellos. Trabajamos genial con todo el ecosistema y tenemos muchos partners de allí. Es una región maravillosa.

La primera ciudad que se conoce en todo el ecosistema global es Barcelona. Madrid, nada. Ahora estamos muy orgullosos: sólo un país en Europa, tiene dos ciudades en el último ranking de Startup Europe: Barcelona es la quinta y Madrid, la sexta. ¿Qué va a pasar? Lo que está pasando en todo. En este momento, hay intranquilidad pero espero que pongamos las cosas en orden y que el río vuelva a su cauce. Que esto nos sirva de lección a todos. El independentismo catalán nunca se pensaba que las empresas se iban a ir, que Europa iba a dar la espalda.

¿Conoce casos de startups que hayan decidido hacer las maletas o que se lo estén pensando seriamente?

De momento no. Pero sé de compañías que lo han pasado muy mal. De startups ya consolidadas.

Startup y gran empresa

La relación entre gran empresa y startup está cambiando. Pero a día de hoy las grandes apenas han comprado pequeñas. ¿Qué crees que debe cambiar eso?

Yo creo que el cambio ha sido bestial. No es Telefónica y dos más, son muchas más. Esto está empezando. En Ferrovial, no sabes el grado de relación con el ecosistema que tiene; Endesa; Sacyr... Están a fondo trabajando porque están convencidos de que ésa es la clave. Saben que la innovación en un porcentaje muy alto no la pueden generar desde dentro porque esto va muy rápido. No saben de dónde va a venir su competencia.

¿Dónde estamos? En pañales. Hay un cambio. Y lo vamos a ver. Aquí no se compran muchas empresas, pero a lo mejor no les interesa (con las que se han comprado se han metido patas bestiales). Entiendo que no compren hasta que no estén seguros.

María Benjumea recibió el galardón en la categoría Embajadora Digital de los I Premios Digitales EL ESPAÑOL, Omicrono y Androide Libre celebrados el pasado 7 de noviembre y organizados junto a Toshiba, Banco Santander, Correos y Lopesan.

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