El pasado viernes la entidad mantuvo su primera reunión con los sindicatos tras anunciar el ajuste de plantilla necesario para llevar a buen puerto la integración del Banco Popular, adquirido el 7 de junio por el valor simbólico de un euro. Se trataba de un primer contacto con los representantes de los trabajadores, en los que el banco presidido por Ana Botín quiso dejar claro que el proceso se llevaría a cabo de la forma menos traumática posible.

¿No nos dieron cifras concretas, se limitaron a explicarnos los motivos por los que consideraban que un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) sería bueno para el Grupo¿, explican fuentes sindicales. Entre ellos, unos ahorros de costes de 500 millones de euros anuales y un retorno de la inversión superior al 13% en 2020 esperado por el Grupo.

Así, los sindicatos esperan que en la reunión que se mantendrá el miércoles por la mañana la entidad ofrezca algún detalle más del proceso. Tal vez el número de afectados y cuántos de ellos se beneficiarán de los procesos de movilidad interna anunciados ya por Santander, con el traslado de trabajadores de los Servicios Centrales de ambas entidades a empresas externas del Grupo.

Este punto es especialmente peliagudo en las negociaciones, pues los empleados temen que, al pasar a formar parte de otras empresas del Grupo, podrían perder el convenio de banca. Sin embargo, desde los sindicatos confirman que Santander se ha comprometido a mantener las condiciones salariales de los `trasladados¿. ¿El convenio se mantiene hasta expiración por Ley, pero en caso de perderlo, nos han confirmado que los sueldos no se van a tocar¿, explican. Eso sí, de los empleados del Popular que se integren en otras empresas del Grupo y pierdan con ello el convenio de banca, podrían ver liquidados algunos complementos, como los vales descuento para compras en comercios.

Desde la entidad cántabra también han iniciado reuniones con los empleados del banco resuelto para revisar las prácticas con las que accedían al bonus trimestral. Al eliminar algunas de ellas, ciertos empleados han pasado de cumplir objetivos a no hacerlo, por los que no se les ha abonado la retribución variable correspondiente al tercer trimestre, que deberían haber ingresado a principios de octubre.

Desde la entidad también han explicado ya a los sindicatos que el proceso de bajas incentivadas y prejubilaciones limitará ¿todo lo que se pueda¿ el número de despidos ¿por la fuerza¿. Para estos últimos, Santander también ha contratado a una empresa de recolocación para facilitar la ocupación de los empleados despedidos.

Hay que recordar que Banco Santander cuenta actualmente con 200.949 empleados, de los que algo más de 15.000 corresponden al Popular (un 7% del total). El pasado año, las dos entidades aplicaron sendos EREs que afectaron, en total, a más de 3.972 empleados. En concreto, Santander prescindió de 1.380 empleados, mientras que Popular dio salida a 2.592 trabajadores.

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