Así se desprende del informe 'Los mercados inusualmente tranquilos afectan a los bancos de inversión mundiales' publicado por Standard & Poor's (S&P), donde se explica que la baja volatilidad en numerosas clases de activos está inhibiendo los flujos de transacciones, particularmente de inversores institucionales.

El pasado mes de abril, S&P había proyectado que los ingresos de los bancos de inversión mejorarían un 5% a lo largo del año, debido a un escenario al inicio de 2017 "relativamente positivo" y con la idea de que se iniciara el "alivio regulatorio" por parte de los bancos centrales. No obstante, la volatilidad "se ha pausado" por lo que la firma ha decidido corregir su inicial proyección hasta una reducción del 5% en los ingresos. Si sus previsiones se cumplen, 2017 se convertiría en el quinto año consecutivo de caída de los ingresos del sector.

De cara a 2018, S&P señala que, aunque es difícil de predecir, estima que los ingresos de los bancos de inversión se mantengan "más o menos" planos en comparación con 2017 y siempre y cuando la volatilidad siga siendo baja. Sin embargo, apunta que, dada la creciente probabilidad de que los principales bancos centrales disminuyan sus estímulos monetarios actuales, la volatilidad podría acelerarse para entonces y, por ende, los ingresos de las entidades se verían impulsados.

Esta nueva proyección no implica ningún ajuste de las calificaciones hacia los bancos, asevera S&P, si bien explica que las prolongadas presiones sobre los ingresos podrían llevar a algunos bancos hacia la reestructuración, algo que sí podría debilitar su estabilidad comercial o generación de capital. Así, una mala implementación de estrategias sí que podría dar lugar a una revisión a la baja de la nota de solvencia de las entidades.

LA VOLATILIDAD, EN MÍNIMOS HISTÓRICOS

La volatilidad en los mercados, la rentabilidad de los bonos y las primas de riesgo están cerca de sus mínimos históricos, apunta el informe, situación que atribuye a un crecimiento económico mundial estable y de base amplia que coincide con una política monetaria aún muy expansiva.

De esta forma, la volatilidad de la renta variable se ha mantenido constante a lo largo del vigente ejercicio, mientras que la referente a los mercados de renta fija, de divisas y materias primas también se ha comportado de una forma muy "estricta". Dejando a un lado "sobresaltos" de corta duración, los inversores parecen confiados en que las tensiones geopolíticas como la de Corea del Norte se mantendrá "en calma" y, en general, la inflación moderada permitirá que el ajuste de la política monetaria avance de una forma "constante" y "previsible".

"No vemos este escenario como una nueva realidad para los mercados de capitales, sino como una situación temporal aunque prolongada", señala el analista de crédito de S&P Global Ratings, Richard Barnes.

ESTRATEGIA DE LOS BANCOS Y ENTRADA EN VIGOR DE MIFID II

En este contexto, los bancos de inversión están implementando una serie de estrategias para mejorar los retornos y mitigar las presiones de los ingresos, como la reorientación de la cobertura de los clientes en segmentos que realicen transacciones periódicas, como empresas, gestores de activos o aseguradoras.

Asimismo, se están dedicando a la venta cruzada de productos adicionales para mejorar la rentabilidad o la disminución de los costes habituales del negocio con el objetivo de crear margen para inversiones selectivas.

Sin embargo, a partir de enero de 2018 entra en vigor el reglamento MiFID II, lo que podría afectar también a sus ingresos y provocar riesgos en el sector debido a que su cumplimiento requiere de cambios de comportamiento.

"Nuestras calificaciones de los principales bancos de inversión son actualmente una mezcla de estables y negativos, éstos últimos reflejan principalmente preocupaciones sectoriales", señala el informe.

Si bien, existen casos, como la perspectiva negativa sobre Deutsche Bank que se corresponde con una cuestión específica de la institución. S&P ve riesgos en la capacidad del banco alemán para reestructurar sus operaciones, reconstruir su franquicia y avanzar hacia los objetivos financieros. Al contrario, S&P le otorga a Credit Suisse una perspectiva estable, aunque su capacidad de reestructuración en 2018 es un factor "importante" en su análisis.