Alivio para la ingeniería asturiana Duro Felguera. Al menos hasta el 15 de enero de 2018 no tendrá que acogerse a preconcurso de acreedores.

Con las esperadas adhesiones de Bankia, BBVA, Liberbank y Banco Cooperativo Español, al acuerdo ya firmado por Santander-Popular, CaixaBank y Sabadell de acceder a la prórroga solicitada por la empresa asturiana, se ganan tres meses para tratar de buscar una salida a la situación provocada por proyectos fallidos, que han dejado muy tocada la  tesorería de la ingeniería astur controlada por la familia Arrojo. Los 390 millones de caja bruta con que contaba en marzo de 2015 han quedado reducidos a 120.

La clave para que los bancos acreedores -con el Santander a la cabeza, con el 24% de la posición acreedora total- accedieran con prontitud a esta solicitud de prórroga de Duro Felguera se debe a la iniciativa por la ingeniería vasca Elecnor de contratar al banco Lazard para que efectúe una rápida auditoría de la empresa asturiana, con vistas a realizar una oferta vinculante.

Conexiones entre Elecnor y Duro Felguera

Elecnor y Duro Felguera no son solo competidores en obras de ingeniería. Ambos son socios al 50% de un consorcio que, hace dos años, se adjudicaba un contrato de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) de México, para construir una central de ciclo combinado en el Estado de Sonora por 350 millones de euros. La obra está en ejecución para ser entregada en 2018.

Y, además, desde hace casi dos años Elecnor figura, de manera indirecta, como uno de los accionistas de referencia de Duro Felguera, a través de Carmen Ybarra Careaga, la actual administradora de Onchena, el holding que utiliza la familia Careaga para gestionar sus inversiones bursátiles y que ostenta, desde diciembre de 2013, el 5,06% de Duro Felguera.

Los Careaga fueron una de las nueve familias del elitista barrio de Neguri, en Guetxo -en la margen derecha de la ría del Nervión-, que hace casi 60 años fundaron Electrificaciones del Norte (Elecnor), y que hoy controlan al 52,75% a través de la sociedad Cantiles XXI.

Dinero en caja para un mes

No hay tiempo que perder. Duro Felguera tiene dinero para pagar las nóminas del presente mes de octubre a sus 2.000 empleados, pero podría tener serias dificultades para abonar las del mes de noviembre si, para entonces, no ha llegado una inyección de capital, procedente de la entrada de nuevos accionistas, bien a través de una ampliación o por medio de una no descartable OPA sobre el 100% de las acciones. Títulos que, tras las últimas bajadas, cotizan en el entorno de los 0,54 euros, y dejan la capitalización bursátil de Duro Felguera en 86 millones de euros.

Una situación diametralmente opuesta a la que, hace dos años, disfrutaba la ingeniería gijonesa controlada por la familia Arrojo y todavía hoy presidida por Ángel Antonio del Valle, cuya salida se da por hecha más pronto que tarde como punto de partida para que se pueda llegar a un acuerdo.

Dos años en los que todo se vino abajo 

Por entonces, los contratos no paraban de llegar, las ventas rozaban, en el primer semestre de 2015, los 400 millones de euros, y acreditaba una posición financiera favorable, con una tesorería bruta de 321 millones, que se quedaba en un neto de 83 millones tras deducir los casi 240 millones de deuda financiera.

Dos años después, al cierre del primer semestre de 2017, las ventas prosiguen la tendencia descendente, hasta 319 millones de euros. Y, lo que es peor, su caja bruta se ha reducido a esos 120 millones, con una deuda financiera de 229 millones, además de casi 600 millones de avales y más de 100 millones de descuentos y anticipos.

Proyectos fallidos

¿Qué ha pasado en estos dos años para que todo se viniese abajo? Básicamente que tres proyectos importantes, como los de Roy Hill, en Australia; Vuelta de Obligado, en Argentina; o el venezolano de Termocentro se comieron más de 116 millones de tesorería en 2016 que, junto sobrecostes en otros proyectos, han elevado la deuda a los actuales 229 millones.

Desde la empresa gijonesa intentan echar balones fuera. En la junta del pasado mes de junio, el presidente Ángel Antonio del Valle comentaba a los accionistas que esa deuda es muy inferior a los casi 500 millones de euros que Duro Felguera tendría pendientes de recuperar por arbitraje o juicios.

Pero los acreedores no están dispuestos a esperar, y menos si Del Valle sigue al frente de la presidencia de la ingeniería gijonesa. La salida o el repliegue del presidente a funciones no ejecutivas sería la segunda exigencia puesta inicialmente sobre la mesa para alcanzar un acuerdo de reestructuración de la deuda.

García-Carranza, mano derecha de Ana Botín, hace y deshace 

Como ninguna de las dos se había conseguido, el todopoderoso Javier García-Carranza, ‘mano derecha’ de Ana Botín en el Banco Santander para hacer y deshacer en materia de desinversiones y reestructuraciones de deuda, a principios de septiembre decidía poner la cruz a Duro Felguera, como lo había hecho antes del verano con Isolux.

Pero, al final, el renovado interés de Elecnor -a principios de año había filtrado que Duro Felguera podría ser un complemento para su actividad, aunque no dio el paso de formular oferta vinculante alguna- posibilitó que García-Carranza accediera a que la ingeniería vasca, a través de Lazard, contara con todos los datos para tomar una decisión.

Para facilitar este acceso a los datos, el papel de Miguel Zorita, ex presidente de Deloitte y colocado por los acreedores como asesor de Duro Felguera en el proceso de reestructuración resulta clave.