Telefónica certifica que Tuenti ya sólo es una submarca como Amena, Simyo o Lowi

Durante mucho tiempo, incluso después de su adquisición, Tuenti mantuvo una independencia formal de Telefónica y tuvo ocasión de desarrollar su propia estratégica en el marco del cambio de red social a operador móvil.

Esto fue cambiando con el tiempo. Primero, con el nombramiento como su máximo responsable operativo de Pablo Ledesma, que nunca dejó de ser empleado de Telefónica. Después, con la salida de parte del equipo de ingenieros hacia Novum, el último gran proyecto del grupo.



Sin embargo, societariamente seguía siendo una empresa diferente, obligada a presentar sus propias cuentas y con tecnología propia que le diferenciaba de otras submarcas de sus rivales tales como Amena y Simyo (Orange) y Lowi (Vodafone).

Sin embargo, el 27 de julio la compañía acordó la fusión por absorción con la consiguiente disolución sin liquidación de la sociedad absorbida y el traspaso en bloque de todo el patrimonio social de la misma a favor de Telefónica.

Hacia la simplificación

Es una fase más del proyecto de simplificación operativa de la operadora, que lleva haciendo lo mismo con varias sociedades desde hace meses, pero una que tiene especial sentido a medida que Tuenti pasa a ser menos una compañía con su propia entidad y más una herramienta de Telefónica para atacar a un público concreto.

¿Cambiará algo? Está por ver, pero desde Telefónica reconocen que Tuenti está funcionando mejor fuera de España que dentro y que es necesario cambiar el rumbo. El hecho de que Telefónica haya optado por utilizar la marca Movistar para lanzar sus ofertas convergentes con fibra y TV desde 45 euros y haya retrasado una oferta de fibra marca Tuenti dice mucho de cómo están las cosas. 

El cambio no afecta a las marcas en el extranjero de Tuenti, donde la compañía funciona, en todos los casos, como submarca de Movistar. La única excepción era, hasta ahora, España.

Se habla mucho de que Tuenti estaba en pérdidas, pero la situación no es exactamente esa, dado que el mayor coste de la compañía es, precisamente, el pago de la red a Movistar. Descontado ese impacto, y con las nóminas de los ingenieros trasferidas a otra actividad, puede que no sea una máquina de ganar dinero, o que no compense los más de 70 millones invertidos en su adquisición, pero sí es un negocio rentable. Ahora sólo queda hacer que lo sea aún más.

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