Supongo que Santander habrá estudiado bien los periodos, mirado con lupa los accionistas minoritarios de cada momento, para buscar la solución más ventajosa y económica. Esto supone establecer, en gran medida, parámetros valorativos sobre los accionistas que son siempre difíciles de justificar.

La última ampliación de capital era desde el principio de la resolución un punto de partida para las compensaciones. Se entiende ¿yo no del todo- que a esa ampliación se acudió con información mala que viciaba esa inversión. Ahí están los organismos supervisores que bendijeron cuentas de resultados y aprobaron la ampliación sin ninguna cortapisa, al igual que la auditora. Por tanto, no hay, hoy por hoy, elementos objetivos para santificar a estos accionistas y despreciar a los otros.

Veo, sin embargo, que Santander lo que está buscando es fidelizar clientes del Popular y poner coto a su huida. La compensación sólo afecta a los que tenían las acciones compradas durante la ampliación que depositaron las mismas en Banco Popular o Santander. Es sabido que la clientela fiel del Popular era también accionista del banco. Y el banco presidido por Ana Botín ha mantenido reuniones previas con la Iglesia Católica y distintas órdenes religiosas que además de ser buenos clientes también eran accionistas de un Banco en el que se sentían cómodos no solo en aspectos económicos.

Estos accionistas que siempre fueron fieles al Banco Popular quedan ahora resarcidos con lo que se mantiene a una clientela interesante, al menos durante siete años que en principio se fija de vida de esas preferentes. ¿Quién es el otro grupo al que quiere tener contento el Santander? Los empleados.

Con una situación complicada en el banco, los empleados fueron invitados amistosamente a suscribir la ampliación y para ello incluso se concedieron créditos. A estos accionistas ¿forzosos¿ también hay que compensarlos. Están trabajando ahí, y tienen que sacar el banco adelante y el hecho de estar pagando un crédito sobre algo con valor cero no debe ser muy estimulante para levantarte con alegría para ir a trabajar. No fijar un plazo de devolución concreto es también una buena estrategia de mantener las huestes.

Un detalle importante es el de los porcentajes que cubre la compensación. De 100 a 100.000 euros recibirán el cien por cien de lo invertido a través de estos bonos. ¿Cuál es la media de inversión de los españoles en Bolsa en un valor? Pues según distintos estudios mayoritariamente no se superan los 30.000 euros. Se está, pues cubriendo un grupo de accionistas adinerados. Hasta el medio millón de euros, se cubre el 75%. Una generosidad importante para mantener un cliente fiel que, a buen seguro, tenga en otros productos del banco, cantidades que multipliquen las acciones.

¿Qué pasa con los que no eran accionistas en tiempos de la última ampliación del banco? Pues no pasa nada y se reparten el euro que el Santander pagó en la subasta por todo el banco.

Los últimos accionistas de Banco Popular entraron también por un motivo muy legítimo: tanto Ron como Saracho habían manifestado la dificultad de la entidad para seguir en solitario. Estaba claro que se produciría la integración con otra entidad financiera que valorase un poco mejor un banco solvente (eso dice el BCE y el BdE) que terminó capitalizando en Bolsa 1.330 millones de euros.

Ellos también tienen derecho a una compensación, pero seguramente carezcan de interés para el banco cántabro.

PD: Eso sí, queda claro que Santander no tenía ninguna obligación y es claro y transparente en su lenguaje. En la nota de Prensa que envió ayer a los medios de comunicación titula:  Santander lanza una acción comercial para clientes minoristas afectados por la resolución de Banco Popular. Mayor sinceridad posible sobre que no quieren resarcir a los accionistas.