A pesar del silencio de la cúpula de Sacyr, los analistas se muestran optimistas. Aunque el año pasado la constructora no rompió la hucha para retribuir a sus accionistas, esta vez consideran que sí se producirá el esperado regreso a un reparto de dividendo que no tiene lugar desde el año 2015. Sin embargo, consideran que el mes de julio podría ser demasiado pronto.

La constructora que preside Manuel Manrique explica que el año pasado no se produjo el esperado scrip dividend porque la compañía estimó más oportuno destinar los fondos que se hubieran destinado a la operación en ¿inversiones en otros proyectos¿. En estos términos se pronunció el primer directivo de la sociedad en la junta de accionistas del pasado 8 de junio, pues tenía el compromiso de excusarse si finalmente no se ejecutaba la ampliación liberada por 30,5 millones de euros y acciones aprobada en la asamblea del ejercicio anterior.

Los analistas que más de cerca siguen el valor señalan que mientras el año pasado había muchas dudas sobra la ejecución del pago, en esta ocasión tienen descontado el reparto de acciones en sus modelos de valoración. En esta ocasión, la junta ha dejado la puerta abierta a dos ampliaciones de capital por un máximo de 32,7 millones de euros -y mismo número de acciones- sobre las que el consejo tiene una última palabra que, de ser afirmativa, habría de llegar antes de que se agote el plazo de un año.

Desde Renta 4, la analista Carolina Marcos señala que la drástica reducción de deuda en la que se ha embarcado Sacyr y, sobre todo, la vuelta de tuerca que ha conseguido para los derivados gracias a los que mantiene su inversión en Repsol son los dos puntos clave para prever que, esta vez sí, habrá reparto de acciones o efectivo a elección del accionista. Ahora, los dividendos de la petrolera ya no van íntegros al pago de su deuda asociada, lo que permite una mejor posición de caja, destaca.

El analista jefe de Capital Bolsa, Alberto Castillo, considera que tras la ¿decepción¿ del año pasado el menor riesgo que implica su inversión en Repsol con la contratación de derivados por un plazo superior a cinco años junto con las cifras operativas conseguidas siembran un escenario ¿cautelosamente optimista¿. En este sentido, destaca que la cartera de pedidos supera los tres años de actividad en construcción y cinco en servicios auxiliares y la rama industrial, mientras que la lucha abierta en torno a la reclamación de sobrecostes en el Canal de Panamá también está más calmada que hace un año.

EL DIVIDENDO COMO HERRAMIENTA DE PRESIÓN

El precio objetivo de consenso del valor está en los 2,71 euros por acción, según datos recogidos por FactSet. En el mercado se considera que posiblemente el principal escollo para que este sea el año en el que Sacyr rompa su sequía de pagos está en la irrupción de José Moreno Carretero como accionista de referencia. Sin embargo, fuentes consultadas por este portal consideran que cualquier hipotética oposición sería únicamente una llave de negociación para conseguir más asientos en el consejo de la compañía y no una firme oposición a un reparto de acciones y caja fuerte que también beneficiaría su propia cartera.