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Empresas A LOS LEONES
24 abril, 2017 01:35

López Madrid, cuando la frivolidad y la ambición son enemigos de la empresa

Javier López Madrid, consejero delegado del Grupo Villar Mir y de Ferroglobe y consejero de la constructora OHL, también se ha visto implicado en el escándalo de corrupción por el que se investiga al ex presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González. Es el enésimo charco que pisa este empresario casado con Silvia, la única hija de Juan Miguel Villar Mir. Los jueces ya lo investigaban en la Operación Púnica, en la que el principal implicado es Francisco Granados -el antiguo rival de Ignacio González en Madrid-, y fue condenado recientemente por el caso de las tarjetas black de Caja Madrid. También sigue abierto el proceso donde el empresario fue denunciado por acoso por la dermatóloga Elisa Pinto.

López Madrid, un ejecutivo inteligente y educado en los mejores centros de estudios, está marcado por su ambición y frivolidad. Esta combinación le ha llevado a mezclarse en situaciones rocambolescas y a aceptar supuestas malas prácticas en las empresas que dirige y por las que ahora tiene que rendir cuentas ante la Justicia. Tras ser condenado por las tarjetas black presentó su dimisión al consejo de OHL y éste se la rechazó, pensando que el coste reputacional era asumible para la compañía, tocada por otros escándalos de corrupción en México. Sin embargo, el jueves, cuando la sede de la constructora fue registrada por la Guardia Civil, la caída de la cotización fue de casi el 9%. Un mensaje claro que demanda la adopción de medidas en las empresas afectadas.

García Erauzkin, así se bloquea una operación imprescindible

A estas alturas no tiene pinta de que Euskaltel vaya a cerrar de forma inminente la compra de Telecable, una operación que llevan negociando desde hace ya varias semanas y, ante cuya mera perspectiva, la deteriorada acción de la cablera vasca experimentó un notable repunte. Las posturas llegaron a estar muy cercanas a las de Zegona, la sociedad inglesa de inversión que controla la operadora asturiana, pero Alberto García Erauzkin y el entorno de Kutxabank no han terminado de cerrar la operación por miedo a perder poder en la compañía. Los ingleses quieren dinero, pero sobre todo quieren influencia en la empresa resultante, y saben que otros accionistas de la vasca están esperándoles con los brazos abiertos.

 

García Erauzkin, un hombre del PNV que trata la operadora más como un activo estratégico para el nacionalismo que como el prometedor negocio de telecomunicaciones que puede llegar a ser, ya puso trabas a la expansión de la compañía con el despido del exconsejero delegado Fernando Ojeda, y ahora no ha logrado cerrar una transacción imprescindible e inevitable. ¿Qué pasará ahora? Si se dejan pasar varios meses hasta la compra, es muy posible que tanta indecisión termine costándoles muy cara a sus accionistas.