Un ejecutivo vividor que se marcha para vivir. Marcos de Quinto (Madrid, 1958) da un paso atrás en Coca-Cola dos años después de hacer las maletas para viajar a Atlanta. Lo hizo solo y con la firme intención de que fuera algo temporal. Ahora, el hombre que trató de revolucionar la imagen y la marca de la compañía, se baja de su cúpula. El excéntrico y deslenguado directivo pone fin a 35 años de vida en la empresa. Y lo hace desgastado por el ERE que llevó a cabo la empresa embotelladora y con un cambio en la imagen de la empresa (de la ‘felicidad’ a los valores de buen sabor) como su último acto.

A finales de 2014, tras casi quince años al frente de la filial ibérica (España y Portugal) tenía que hacer las maletas. Debía irse a Atlanta, la capital del estado de Georgia (Estados Unidos). Al cuartel general de ‘su’ compañía. Se convertía en responsable de Marketing de la empresa con rango de vicepresidente. Lideraría toda la estrategia de la compañía a nivel global. El objetivo: regresar a los orígenes y centrar la imagen de marca en el sabor de la Coca-Cola y no tanto en valores como la felicidad, impulsados durante los últimos años. El lema: Siente el sabor.

Ahora busca irse para recomponer su vida, tal y como ha reconocido a sus trabajadores en una carta enviada como despedida. La mudanza a Atlanta fue traumática y él era consciente de que no quería jubilarse en Coca-Cola. “Si hubiera sabido lo que iba a pasar, quizás no hubiera aceptado el puesto; estoy solo y ese ha sido mi peaje”, decía en una entrevista en El País Semanal.

En qué momento se va

Se va dos años después de asumir ese cargo. Ha aprovechado la reorganización que implica el aterrizaje del nuevo consejero delegado, James Quincey (su antiguo ‘jefe’ en Europa) para bajarse de ese tren. Se mantendrá durante los próximos meses como su asesor personal para ayudarle en todo el proceso de sucesión. No hay fecha oficial para su salida definitiva pero, con toda probabilidad, lo hará en 2018.

Pondrá así fin a 36 años de servicio. De Quinto, licenciado en Economía por la Universidad Complutense de Madrid, aterrizó en la compañía en el año 1982. Lo hacía para formar parte del equipo de Marketing, su especialidad. Durante los años 90 hizo las maletas: fue responsable de esta área para el Sudeste Asiático y Alemania. En el año 2000 asumió el cargo de ‘jefe’ de la compañía en Iberia (España y Portugal). Quince años después acudía a la llamada de la cúpula para convertirse en vicepresidente global.

Su marcha dentro de unos meses implica su jubilación. Queda por ver en qué condiciones económicas se marcha. El directivo cobró durante el ejercicio 2016, el primero completo que estuvo al frente de la vicepresidencia de marketing en Atlanta (Estados Unidos), algo más de 7 millones de euros (entre su salario de 778.000 dólares, compensación en acciones y otros cobros). Se convirtió así en el tercer alto ejecutivo mejor remunerado. No se ha dado a conocer el acuerdo económico por esta salida. Pero la oferta que puso sobre la mesa la compañía para incorporarlo al equipo ejecutivo fue muy suculenta.

Asesor personal de Quincey

El directivo español no saldrá, al menos por ahora, de la compañía que ha sido su casa durante los últimos 35 años. Abandona el cargo de responsable general del Marketing pero se incorpora como asesor personal del nuevo consejero delegado (CEO), que tomará posesión el primer día de mayo. Acompañará a quien fue su jefe en Europa durante años en el periodo de transición.

¿Qué relación tienen ambos? “He tenido jefes malísimos, pero James el mejor tío que he tenido en mi vida… Es una persona maravillosa y ojalá siga haciendo las cosas como las hace”, reconocía en esa fiesta de despedida en España en 2014.

La gestión del ERE

“Cuando miro atrás, en estos últimos 18 años en España, el peor momento ha sido la consolidación del embotellador y todos los problemas que ha conllevado; algo ha salido mal porque no ha sido bien entendida y la culpa nos la echamos a nosotros mismos”, explicaba el directivo en ese mismo discurso.

Y sí, fue en ese año 2014. La compañía Coca-Cola Iberian Partners anunció un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que implicaba, en principio, la salida de 750 trabajadores de una plantilla de 4.200 y la recolocación de otros tantos hasta alcanzar los 1.200, debido al cierre de 4 plantas. Justo un año antes se creaba esa sociedad tras la integración de las siete firmas embotelladoras de la Península Ibérica. Tras muchos litigios, el Tribunal Supremo avaló la readmisión de los trabajadores de la planta en Madrid.

Esta decisión empresarial implicaron críticas y le causaron muchos problemas. Primero la justificó, para luego tratar de desvincularse la decisión: “Esta no es mi empresa, no es mi ERE, yo no lo estoy haciendo, lo están haciendo los embotelladores”. Pero el momento más complicado fue cuando lanzó duras críticas a los representantes sindicales: “El ERE está quitando privilegios a liberados que cobran 110.000 euros y sólo trabajan 13 días al año”.

Un directivo ‘deslenguado’

Este fue un ejemplo más de su actitud. De Quinto no representaba el directivo empresarial que pasa de puntillas por los asuntos. Expresó su opinión en muchas ocasiones y eso no fue gratuito. Por ejemplo, cuando en 2011, tres años antes de que se produjera el ERE en la embotelladora, criticó con dureza la decisión de Telefónica de llevar a cabo un despido colectivo. En Twitter, le pidió “un poco de patriotismo”.

No fue el único frente que abrió en público. En Twitter ha abierto varios de ellos. Como el que tuvo el pasado mes de diciembre, cuando ironizó sobre el boicot a Fernando Trueba: “Apoyar y publicitar el boicot a Coca-Cola es ‘cool’, pero que a uno le boicoteen su película ya no lo es tanto, ¿verdad? Yo iré a verla…”.  Ha mostrado su posición clara sobre el independentismo catalán o sobre Podemos.

Un vividor que quiere vivir

Marcos de Quinto es un vividor. Le gustan las motos y los coches (llegó a ser copiloto en un coche en el rally Lisboa-Dakar del año 2006), produce miel y le gusta el jazz y la poesía. Ahora quiere disfrutar de ello. “No me jubilaré; tengo muchas aspiraciones más allá de ser un ejecutivo; hay millones de cosas que me gustan… No muy tarde tendré que retirarme porque quiero hacer todo eso sin achaques”, aseguraba en una entrevista.

Ahora, De Quinto da el paso. “La vida es corta”, aseguraba este miércoles en su cuenta de Twitter. El hombre que trató de reavivar la ‘chispa’ de Coca-Cola pone punto y final.