El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha lanzado una primera previsión del PIB de 2022 que indica que la economía creció el año pasado un 5,5%. Pese a que este dato está por encima de lo que el propio Gobierno preveía hace unos meses, lo cierto es que el PIB trimestral lanza alguna que otra señal de agotamiento, dado que su crecimiento se ha atenuado mucho en el segundo semestre del año (con dos crecimientos trimestrales de solo el 0,2%). Y eso a pesar de las campañas comerciales como el Black Friday y la Navidad.

La demanda nacional pierde fuerza. Contribuye con 2,8 puntos al crecimiento del PIB de 2022, pero esta aportación es 2,4 puntos inferior a la de 2021. En cambio, la demanda externa se dispara con 2,6 puntos (2,3 más que el año pasado). 

En este sentido, el consumo, principal palanca del crecimiento económico, lanza señales de alarma. Si bien presenta un crecimiento del 2,4% anual, en el cuarto trimestre de 2022 cae, con una evolución trimestral del -0,8%. Más peliagudo es, si cabe, el caso de los hogares: su gasto en consumo cae un 1,8% pese a tratarse de meses marcados por la temporada navideña. 

Con todo, desde el Gobierno restan importancia a esta cuestión. Son optimistas respecto al consumo de cara a 2023. Recuerdan que el dato anual es positivo y quitan peso a los perfiles trimestrales. "Son muy volátiles", indican fuentes del Ministerio de Asuntos Económicos. 

Desde el equipo de Nadia Calviño consideran que en 2023 el consumo de los hogares va a seguir creciendo, y siendo un factor clave para la economía española. "Las proyecciones son razonablemente buenas". 

Fían este crecimiento entre otras cuestiones a la moderación de la inflación, al incremento de los salarios, al crecimiento del empleo y al gasto del ahorro acumulado durante la pandemia que todavía conservan las familias. 

En Economía consideran que las familias todavía tienen fondos ahorrados de los tiempos de la pandemia y que no se han gastado por escasa confianza que había en el futuro debido a la inflación. Todo ello pese a que el análisis de Eurostat indica que la tasa de ahorro de las familias europeas ya está en niveles previos a la pandemia. 

Este escenario cambia, consideran, en un entorno en el que la inflación se va a atenuar (con todo, y pese a que en el Ejecutivo no hacen previsiones al respecto, seguirá lejos del objetivo del 2%) y va a mejorar la confianza del consumidor. 

A esto se suma que en este 2023 el Gobierno prevé que haya incrementos salariales bastante más elevados que en 2022, año en el que la evolución salarial ha sido de solo 2,8% (según los salarios por convenio).

En este sentido, Asuntos Económicos descarta efectos de segunda ronda por los salarios. De hecho, aseguran que las empresas no están sufriendo presiones por el coste laboral o los salarios de los trabajadores.

Tampoco se está produciendo efecto de segunda ronda alguno por los márgenes empresariales, pese a que ya suponen un 9,9% de las ventas (excluyendo a las empresas de refino y a los mayoristas de energía) y han recuperado su volumen de los tiempos anteriores a la Covid. 

[Las empresas recuperan los márgenes previos a la Covid pero no son la causa de la inflación, según Economía]

Sin embargo, este fenómeno no está detrás, según el equipo de Calviño, con la evolución de la inflación del último año y medio. Y aseguran que no hay diferencia en el caso de las empresas de distribución alimentaria, pese a las recientes acusaciones de las ministras de Unidas Podemos. 

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