Bruselas

Cada tres años, la Comisión Europea publica un Informe sobre la Cohesión en el que examina el estado de la convergencia económica, social y territorial entre las regiones de la UE, así como el impacto de los fondos europeos. La octava edición, que examina la evolución desde 2001, revela conclusiones muy preocupantes para España. Bruselas alerta de la "trampa de desarrollo" en la que han caído la mayoría de comunidades autónomas españolas, con bajos niveles persistentes de crecimiento y déficit de productividad.

Canarias, La Rioja y Navarra son las más afectadas por este fenómeno. Partían de niveles de riqueza muy diferentes en el año 2000. La primera se consideraba una región en transición, con un PIB per cápita entre el 75% y el 100% de la media de la UE. Por su parte, La Rioja y Navarra tenían ya un PIB per cápita superior a la media de la UE. Pero las dos han sufrido entre 15 y 19 años de estancamiento o declive entre 2001 y 2019, según el informe.

Por su parte, Cantabria, Castilla y León, Aragón, Cataluña, Comunidad Valenciana, Murcia, Andalucía, Madrid, Castilla-La Mancha y Baleares han registrado cifras de crecimiento anual inferiores a la media de la UE entre 10 y 14 años desde 2001. Los mejores resultados corresponden a Galicia, Asturias, País Vasco y Extremadura, que han caído en esta "trampa de desarrollo" menos de 10 años. 

Número de años en una "trampa de desarrollo" entre 2001-2019 según el PIB per cápita en el año 2000

El problema es mucho más grave en el caso de las regiones del sur de Italia y de Grecia, aunque también afecta a muchas regiones francesas o de Portugal. El Ejecutivo comunitario atribuye la "trampa de desarrollo" en las regiones sureñas a un menor nivel educativo, menos gasto en I+D, una inferior calidad de gobierno y menos industria. Muchas de estas regiones fueron duramente golpeadas por la crisis económica y financiera de 2008 y han tenido problemas para recuperarse desde entonces.

"Muchas de ellas son menos competitivas que las regiones más pobres, caracterizadas por el bajo coste del capital y la mano de obra, y son menos innovadoras o productivas que las regiones más avanzadas. En consecuencia, sus costes tienden a ser demasiado altos para competir con las regiones más pobres, y sus sistemas de innovación no son bastante fuertes para competir con las regiones más avanzadas. Esto hace que les resulte muy difícil escapar de la trampa de desarrollo y lograr un mayor PIB per cápita", señala el informe de la Comisión.

Además, las tasas de empleo en las regiones menos desarrolladas son todavía 10 puntos porcentuales más bajas que en las más avanzadas de la UE (66% frente al 76% en 2020). En estas regiones, "el crecimiento a largo plazo requerirá reformas en el sector público, una fuerza laboral mejor calificada y una mayor capacidad para innovar", prosigue el estudio.

El estancamiento en España, Italia y Grecia contrasta con la evolución de las regiones más pobres de los países del Este. Desde 2001, han recuperado terreno con el resto de la UE, lo que ha llevado a una reducción sustancial de su brecha en PIB per cápita. Sus altas tasas de crecimiento han sido impulsadas por la transformación estructural, en particular un cambio en el empleo desde la agricultura hacia sectores con gran valor añadido. Algunas de estas regiones han confiado en la inversión en infraestructuras y los bajos costes para promover el crecimiento.

Tasa de crecimiento anual del PIB per cápita entre 2001 y 2019

En todo caso, Bruselas sostiene que la política de cohesión de la UE ha ayudado a reducir las disparidades regionales. Gracias a las inversiones europeas en el periodo 2014-2020, se espera que el PIB per cápita de las regiones más pobres aumente un 5% para 2023. Además, los fondos estructurales han reducido un 3,5% la brecha entre el PIB per cápita del 10% de regiones menos desarrolladas y el 10% de las regiones más avanzadas.

Desde la crisis económica y financiera, que obligó a fuertes recortes en los presupuestos nacionales, la política de cohesión europea ha cobrado todavía más importancia como fuente de inversiones públicas. Durante el periodo 2007-2013, los fondos estructurales representaron de media el 34% de la inversión pública total en los Estados miembros beneficiarios. En el periodo 2014-2020, este porcentaje aumentó al 52%. En el caso de España, el peso de las ayudas europeas en la inversión pública se duplicó del 10% al 20%.

La vulnerabilidad turística es uno de los factores que explica el impacto económico de la pandemia en las regiones europeas

El informe dedica además un capítulo al impacto de la pandemia de la Covid-19 a nivel regional. En el conjunto de la UE, el exceso de mortalidad entre marzo de 2020 y finales de 2021 fue significativamente mayor en las regiones más pobres (17%) que en las más avanzadas (12%) y las regiones en transición (11%).

Por su parte, el impacto económico de la pandemia fue mayor en las regiones del sur con una economía más dependiente del turismo y los servicios de proximidad. En comparación con 2019, las pernoctaciones de los turistas se redujeron en un 90% en los meses posteriores a marzo de 2020.

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