Bruselas

"Acojo con satisfacción la decisión del Tribunal Constitucional alemán. La UE mantiene el rumbo de su recuperación económica, tras esta pandemia sin precedentes". Las palabras de la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, resumen el sentimiento de alivio general en Bruselas por el fallo de los jueces del máximo tribunal alemán, con sede en Karlsruhe, que desbloquea la ratificación de las ayudas de la UE para amortiguar el impacto de la crisis de la Covid-19.

La paralización en Alemania del fondo Next Generation de 750.000 millones de euros había causado alarma en todas las capitales"Sería un desastre económico para Europa si el desembolso de los fondos se retrasa indefinidamente", avisó Isabel Schnabel, la representante alemana en el directorio del Banco Central Europeo (BCE). El freno a las ayudas europeas provocó especial preocupación en España e Italia, los países más golpeados por la pandemia y los que recibirán más dinero de la UE.

Tras el fallo positivo del Constitucional alemán de este miércoles, Bruselas considera aún posible mantener el calendario previsto: aprobación de los planes de reformas de los Estados miembros en junio y desembolso de las primeras ayudas antes de la pausa veraniega, según ha confirmado el vicepresidente económico, Valdis Dombrovskis.

De los 140.000 millones de euros para España, el Gobierno de Pedro Sánchez todavía espera un primer pago de 9.000 millones de subvenciones a fondo perdido en julio y otros 16.000 millones a finales de año. Pero aún quedan muchos escollos por resolver y persiste el riesgo de nuevos retrasos. Estas son las claves de la decisión del Tribunal Constitucional Alemán.

Un fallo rápido

Fue el pasado 26 de marzo, un viernes por la tarde, cuando el Constitucional alemán paralizó por sorpresa el fondo de reconstrucción de la UE. Tanto el Bundestag como el Senado habían ratificado ya por amplia mayoría la norma que permitirá a la Comisión emitir deuda común europea en los mercados para financiar Next Generation. Esta norma (decisión sobre recursos propios, en jerga bruselense) es la principal innovación del plan de rescate de la UE y lo que está en juego en todo este procedimiento: debe ratificarse en los parlamentos nacionales de los 27 países miembros.

Los jueces de Karlsruhe prohibieron al presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, que firmara esta decisión a la espera de resolver las medidas cautelares planteadas por una asociación de activistas euroescépticos denominada Alianza de la Voluntad Ciudadana.

Desde el principio, el Gobierno de Angela Merkel se esforzó por tranquilizar a sus socios europeos. La ratificación podría retrasarse, pero no iba a descarrilar: el Constitucional alemán acabaría dando luz verde, como ya hizo con el Tratado de Lisboa, el fondo de rescate (MEDE) o la compra de deuda por parte del BCE. Sin embargo, la rapidez del fallo ha sorprendido incluso a los más optimistas, que no esperaban una solución al menos hasta el verano. Al final, el fallo ha tardado menos de un mes.

Luz verde provisional

La Alianza de la Voluntad Ciudadana -cuyo miembro más conocido es Bernd Lucke, exeurodiputado del partido ultra Alternativa por Alemania- había reclamado al Constitucional alemán la paralización cautelar del fondo de reconstrucción a la espera de tener una sentencia definitiva. Sostienen que la autorización para que la UE se endeude de forma conjunta vulnera los Tratados, en particular el principio de que los Estados miembros deben llevar a cabo una política fiscal independiente y no responder mutuamente de sus responsabilidades.

El endeudamiento por parte de Bruselas significa crear una Unión Fiscal por la puerta de atrás y que el Bundestag pierda el control de la política presupuestaria, lo que supone un atentado a la identidad constitucional establecida por la Ley Fundamental. Alemania podría acabar teniendo que pagar en solitario íntegramente los 750.000 millones en el caso más extremo, argumentan los demandantes.

El fallo de este martes lo que hace es desestimar estas medidas cautelares, aunque el Constitucional seguirá estudiando el caso. Basándose un "examen sumario", no parece muy probable que el fondo de reconstrucción vulnere la Constitución alemana, sostienen los jueces de Karlsruhe. El resultado es que Alemania puede ratificar de inmediato la decisión de recursos propios, sin tener que esperar a la sentencia final. 

Los jueces de Karlsruhe señalan que la sentencia definitiva "tardará un tiempo considerable". Por ello, las consecuencias de una paralización temporal de las ayudas europeas en este momento son particularmente graves y potencialmente irreversibles.

En particular, se socavaría el objetivo de amortiguar el impacto económico de la Covid, que exige "medidas que deben adoptarse en un periodo de tiempo relativamente corto". Además, retrasar la ratificación del Next Generation "provocaría tensiones significativas en las relaciones exteriores y europeas" de Alemania, admite el Constitucional. Un daño muy superior al de permitir que se apruebe ahora el fondo aunque la sentencia final acabe siendo negaativa.

Los argumentos a favor

La conclusión preliminar del Constitucional alemán es que la norma que autoriza a Bruselas a pedir prestados hasta 750.000 millones de euros en los mercados de capitales "no crea obligaciones directas para Alemania o su presupuesto federal". Estas obligaciones sólo podrían surgir si el presupuesto de la UE no fuera suficiente para devolver la deuda incurrida. Incluso en ese caso, para cubrir el déficit resultante, los Estados miembros sólo son responsables prorrata a su contribución a las arcas comunitarias, prosigue el fallo.

Únicamente en el caso de que un Estado miembro no pague su parte, la Comisión tendría derecho a pedir más dinero al resto de países miembros para cubrir el agujero. "La carga matemáticamente posible en el presupuesto general podría ascenr a 21.000 millones de euros al año hasta 2058. Pero tanto el Bundestag como el Bundesrat consideran que este escenario no es realista".

Los jueces ven tranquilizador que la deuda común europea tendrá que devolverse a más tardar el 31 de diciembre de 2058. La decisión fija límites en cuanto al volumen, la duración y la finalidad del endeudamiento que puede asumir Bruselas, así como de las posibles responsabilidades contraídas por Alemania. Además, los fondos en cuestión se utilizarán exclusivamente para abordar las secuelas de la crisis de la Covid-19. La decisión "no prevé ningún emprésito adicional en nombre de la UE".

Las líneas rojas de Karlsruhe

Pese a dar luz verde provisional al fondo de reconstrucción, el Constitucional alemán avisa también de que en su sentencia definitiva podría ponerle límites. En particular, señala que su línea roja es que esta capacidad de endeudamiento de la UE se convierta en un instrumento anticrisis permanente, tal y como ha sugerido el Banco Central Europeo. O como piden también España o Francia para crear un presupuesto de la eurozona.

Los jueces de Karlsruhe anuncian que examinarán en detalle si la decisión sobre recursos propios "podría conducir a la creación de instrumentos permanentes que esencialmente equivalen a asumir la responsabilidad por decisiones de otros Estados miembros". Si eso es así, el Constitucional alemán examinará si eso afecta estructuralmente a los poderes presupuestarios del Bundestag y si hay garantías suficientes de que el parlamento alemán tenga suficiente influencia en las decisiones sobre cómo se gasta el dinero.

"Teniendo en cuenta el alcance de los riesgos, la duración prevista y la escasa participación del Bundestag, no se puede descartar una violación de la identidad constitucional" de Alemania si el fondo Next Generation se hace permanente y no limitado únicamente a la crisis Covid, concluye el fallo.

Karlsruhe avisa de que si su sentencia final declara inconstitucional la emisión de deuda común europea (o si lo hace el Tribunal de Justicia de la UE en respuesta a una cuestión prejudicial suya), el Gobierno de Merkel (así como el Bundestag y el Senado) deberán "restaurar el orden constitucional por todos los medios que tengan disponibles".

Los otros escollos

Pese a la ratificación de Alemania, todavía quedan 9 Estados miembros que no han dado luz verde al fondo de reconstrucción. Los más problemáticos ahora son Holanda y Polonia. Holanda se opuso hasta el final a las ayudas a Italia y España y había decidido esperar a la decisión de Karlsruhe.

En Varsovia, el partido de derecha radical Polonia Unida, socio minoritario del Gobierno de Ley y Justicia, ha anunciado que votará en contra de la 'decisión de recursos propios'. Su argumento principal es que la norma obligará a Polonia a asumir las deudas de otros Estados miembros. Además, este partido rechaza el nuevo mecanismo que permitirá congelar las ayudas a los países que vulneran el Estado de derecho por considerar que se usará para chantajear a Varsovia para aceptar el reparto de migrantes o el matrimonio gay.

Por su parte, el principal partido de oposición, la liberal Plataforma Cívica, dice que sólo apoyará al Gobierno si acepta sus propuestas para garantizar un buen uso de los fondos. Polonia es uno de los grandes beneficiarios del fondo de reconstrucción: espera recibir 58.000 millones de euros entre préstamos y subvenciones. Vetarlo supondría pegarse un tiro en el pie, por lo que en Bruselas se da por hecho que habrá fumata blanca.

El otro gran problema es la aprobación de los planes de reformas que los Estados miembros deben enviar a Bruselas a cambio de las ayudas. De momento, ningún país ha presentado el suyo debido a la gran complejidad y burocracia en la elaboración. En teoría, el plazo termina el 30 de abril, pero el Ejecutivo comunitario recomienda a los Gobiernos que se tomen su tiempo para enviar planes de calidad.

Además, los países que necesitan el dinero de forma más urgente, como España, han pedido a la Comisión de Ursula von der Leyen que acelere los plazos de evaluación. Bruselas dispone de dos meses para poner nota a los planes y el Ecofin tendrá otro mes adicional para su aprobación definitiva.  

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