El resultado electoral del 14 de febrero ha constatado la fractura social entre los catalanes. "Es como si unos vivieran en el planeta Tierra y otros en Júpiter, compartiendo el mismo sistema solar, pero con visiones totalmente diferentes", según se describe el ambiente desde una gran empresa de origen catalán.

Desde 2017 hasta hoy, 6.000 empresas han abandonado Cataluña y no hay planes de retorno en el horizonte porque la seguridad jurídica no parece garantizada, como han puesto de manifiesto en los últimos días algunos bancos de inversión, entre ellos HSBC, en sus análisis sobre los resultados de los comicios.

En estos años de empobrecimiento empresarial, el independentismo ha ido buscando contar con más presencia en el mundo de la empresa para evitar futuras fugas y ganar influencia en el mundo del dinero. Y en cierto modo, ha tenido éxito en este empeño desde que consiguió que Joan Canadell -ahora diputado electo de Junts x Cat- se hiciera con la presidencia de la Cámara de Comercio de Barcelona en 2019.

Desde entonces, la politización de los intereses empresariales y la defensa del secesionismo ha herido a la Cambra. En los últimos días, tres de sus socios más relevantes -Naturgy, Abertis y Catalonia Hoteles- han decidido abandonar este órgano que ha estado presidido en los últimos años por Canadell. Se trata del hombre que a Carles Puigdemont le gustaría poner ahora al frente de Economía en la Generalitat.

Josep Sánchez Llibre, Joan Canadell, Antoni Cañete y Mónica Roca.

Menos empresas son menos recursos. Quizás anticipándose a los movimientos de salida que se avecinaban, desde la Cámara de Barcelona se ha intentado promover un cambio en la ley de Cámaras para conseguir financiar con dinero público a esta institución que tras la marcha de Canadell presidirá la soberanista Mónica Roca.

Se trata de un proyecto que no cuenta con el visto bueno ni de buena parte de las grandes empresas, ni de las patronales Foment del Treball y Pimec, ni de los principales sindicatos.

Estas dos patronales catalanas llevan meses de intenso trabajo, pero centradas en otro ámbito: la emergencia económica que se vive en Cataluña, donde la pandemia ha golpeado con mucha fuerza al tejido productivo y ha dejado las calles vacías de turistas.

Foment y Pimec

Con un enfoque de trabajo y un discurso muy distinto al que se impulsa desde la Cambra, Josep Sánchez Llibre, presidente de Foment, lleva meses proponiendo ideas para avanzar en la salida de la crisis, reclamando más ayudas para los empresarios y proponiendo la colaboración público privada para acelerar la campaña de vacunación.

En este terreno, ha estado trabajando junto a Pimec, del mismo modo que en Madrid trabajan juntas CEOE y Cepyme. Sin ir más lejos, este viernes, desde Foment Comerç y PIMEComerç reclamaron a la Generalitat que relajen las duras restricciones impuestas al comercio en Cataluña.

Asentaban esta reclamación en el hecho de que no existen informes que demuestren que la actividad de los comercios sea foco de contagio de la Covid-19 y en que la situación sanitaria de Cataluña ha mejorado en estas últimas semanas, sin que sus datos de incidencia del virus sean peores que los de otras regiones que mantienen esta actividad más abierta.

Según las patronales, el 30% del comercio catalán está en riesgo y hay 100.000 trabajadores y empresarios que están condenados a la pobreza si no se revierte esta situación.

En paralelo, la patronal de Sánchez Llibre también insistía en su propuesta para acelerar la vacunación con el objetivo de salvar la próxima temporada turística.

Se trata de problemas que afectan a la empresa catalana y que según muchos empresarios deberían ser el único foco de acción. Sin embargo, mientras la crisis avanza, los independentistas siguen trabajando en su otro objetivo: conseguir más presencia en el mundo de las patronales.

Elecciones en Pimec

La próxima semana será clave para ellos, puesto que Pimec celebra elecciones el 23 de febrero y el independentismo se presenta a esos comicios con la candidatura de Pere Barrios.

Frente a él, el actual secretario general, Antoni Cañete, pedirá el respaldo de los miembros de Pimec para evitar que la gestión de la patronal de las pequeñas empresas quede politizada por los intereses del secesionismo.

Lo que espera el frente independentista de Barrios -en caso de que consiga una victoria- es que se posicione para abrir una guerra contra Sánchez Llibre que acabe con esa colaboración y conceda a los suyos toda la representación de las empresas catalanas.

Aunque la candidatura de Cañete cuenta con más avales, la guerra abierta por los secesionistas por desviar la atención de las patronales en el peor momento para la economía catalana desde la Guerra Civil demuestra hasta qué punto su agenda solo está marcada por la política.

Declive económica

Los datos reflejan que se produjo el referéndum del 1 de octubre de 2017, la economía catalana ha ido perdiendo fuelle. En términos de PIB, en 2018 dejó de ser el motor de España para cederle ese puesto a Madrid.

Además, ha protagonizado los rankings de salidas de empresas y en enero lideró, junto a Valencia, el número de concursos de acreedores presentados en España.

En el plano de las finanzas públicas, la Generalitat sigue teniendo cerrado el acceso a los mercados financieros y a la vista de los últimos informes de la banca de inversión sobre el 14 de febrero no parece que sea posible que recupere esa ventana de financiación en el corto o medio plazo.

Una fuente del Ibex 35 con presencia en Cataluña lamenta que el sentimiento del 'no future' se ha instalado en muchos catalanes y que si bien, hay menos activismo que hace un año, el mar de fondo del procés sigue ahí. Una prueba de ello es lo que está ocurriendo con esta batalla abierta por el independentismo para hacerse con la representación de los intereses de los empresarios con Sánchez Llibre en el punto de mira.

En este contexto, tras las elecciones, Crónica Global publicó unos diálogos en los que el Círculo de Economía que preside Javier Faus, Foment y Pimec pedían al próximo Govern que intente "pasar página" de lo sucedido en los últimos años e impulse una política económica clara y consensuada para salir de esta crisis.

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