El Banco de la Reserva de la India (RBI) decidió este jueves mantener los tipos de interés en el 5,15%, tras haberlos bajado este año en cinco ocasiones y pese a que volvió a reducir su previsión de crecimiento para este año fiscal hasta el 5%, desde el 6,1% que pronosticó hace dos meses.

Tras la reunión bimensual del banco central, su gobernador, Shaktikanta Das, advirtió en una rueda de prensa que el mantenimiento de los tipos es una "pausa temporal" en su política bajista "dada la dinámica de crecimiento-inflación", pero que en su próxima reunión de febrero podrían volver a bajar los tipos.

El organismo, que pretende retener la inflación a medio plazo en torno al 4%, "dentro de una horquilla del +/- 2%", según el comunicado remitido tras la reunión, prevé que los precios se sitúen entre el 3,8% y el 4% en el segundo semestre del presente año fiscal, que va de abril de 2019 a marzo de 2020.

Respecto al crecimiento, Das señaló que en el segundo trimestre el PIB indio creció un 4,5% "extendiendo la desaceleración por sexto trimestre consecutivo".

No obstante, aseguró que el crecimiento podría haber sido incluso menor, del 3,1%, de no ser por el aumento del gasto público que permitió apuntalar la débil demanda interna en medio del colapso de la inversión privada.

"El crecimiento real del PIB se vio afectado por una fuerte caída de la inversión de capital fijo, amortiguada por el gasto final en consumo que hizo el Gobierno", dijo.

La rebaja en las previsiones de crecimiento del RBI coincidieron este jueves con la publicación de un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que instó a la India a intensificar sus reformas para modernizar la economía y crear empleos de calidad.

Según el documento, "la India está preparada para una modesta recuperación (...) a medida que las reformas para simplificar los impuestos, aligerar la regulación comercial y mejorar la infraestructura comienzan a dar sus frutos".

De hecho, el organismo pronostica un mejor desempeño para la economía del país asiático, cuyo PIB crecerá un 6,2 en 2020 y un 6,4 en 2021, frente al 5,8 % de este año.

No obstante, indica que la inversión privada continúa siendo "relativamente débil", que escasean los empleos de calidad y que los ingresos rurales están estancados, lo que contribuye a que los ingresos per cápita varíen "considerablemente" entre los estados.