Bruselas, 3 dic (EFECOM).- La disputa política que ha generado en Italia la reforma del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) -el fondo de rescate de la eurozona- podría retrasar la aprobación de un conjunto de medidas para mejorar las defensas del área de la moneda única frente a crisis, prevista para este mes.

Los ministros de Economía y Finanzas de la eurozona, el Eurogrupo, se reúnen mañana con el objetivo de cerrar una reforma de la eurozona que se acordó en diciembre de 2018 y se ha negociado sin descanso durante todo 2019.

El objetivo es presentar el pacto a los líderes de la UE en su cumbre del 12 y 13 para que den su visto bueno.

El conjunto debería contar con tres pilares: un embrionario presupuesto de la eurozona para mejorar la convergencia y competitividad de la economía, un programa para negociar al nivel político el Sistema Europeo de Garantía de Depósitos y una reforma del MEDE que le dé más competencias y mejore sus herramientas de financiación preventiva cuando los países atraviesen dificultades.

Se llegó a un acuerdo en junio pasado sobre esta reforma del MEDE y desde entonces se ha trabajado al nivel técnico para hacer las modificaciones necesarias en el tratado que regula este fondo, que financian los países de la eurozona, y apenas quedan algunos flecos por cerrar.

Sin embargo, la polémica surgida en Italia amenaza con bloquear la aprobación de esta medida, que hasta ahora había sido la menos problemática, después de que hayan surgido críticas desde el propio Gobierno de coalición que dirige Giuseppe Conte y de la oposición.

La Liga de Matteo Salvini critica que la medida se haya negociado con secretismo, a pesar de que su partido estaba en el Gobierno cuando se aprobó, mientras que el Movimiento Cinco Estrellas, que también estaba en ese Ejecutivo y ahora sigue gobernando en coalición con el Partido Democrático, considera que perjudica a Italia.

Tanto Conte como el ministro de Economía italiano, el socialista Roberto Gualtieri, han defendido la reforma del MEDE.

Tras las críticas está la introducción en las reglas del MEDE de las cláusulas de acción colectiva (CAC, en jerga financiera) de agregación simple, que en la práctica buscan facilitar la reestructuración de la deuda soberana si es necesario impidiendo que un accionista minoritario pueda bloquear el proceso en contra de la mayoría.

Los críticos temen que esto perjudique a la deuda pública italiana, la segunda mayor de la UE, y algunos consideran que llevaría a una reestructuración automática de la deuda, lo que niegan tajantemente las autoridades comunitarias.

"No tienen nada que ver con una reestructuración automática de la deuda", apunta un alto funcionario del Eurogrupo, que se dice "optimista" sobre las posibilidades de alcanzar un acuerdo mañana.

"No creemos que a pesar del clima político en Italia se vaya a producir un bloque y no podamos cerrar el tratado cuando estamos tan cerca", dicen fuentes del ministerio de Economía español, que añaden que la impresión entre los socios no es que "Italia estuviera pensando en un veto al acuerdo".

Aunque en la práctica no hay razón para que el acuerdo tenga que sellarse en la cumbre de diciembre, un veto italiano supondría un nuevo retraso a una reforma que se considera esencial si llega una crisis.

Sobre los otros dos puntos, el instrumento presupuestario para la eurozona tendrá que seguir negociándose en 2020, mientras que sobre el Sistema Europeo de Garantía de Depósitos (EDIS) no se espera que los ministros logren acordar un calendario exacto para el futuro, sino más bien una secuencia de los pasos para completar la unión bancaria, sin fechas concretas.

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