La economía española sigue su camino lento, pero (desgraciadamente) seguro, hacia un enfriamiento que amenaza con convertirse en una buena gripe. Muestra de ello son los últimos datos del crecimiento del país, en donde se puede comprobar cómo España se mueve al ritmo de las exportaciones y el gasto público.

Es cierto que el PIB suma un 2% en tasa interanual, pero queda muy lejos ya del 2,8% del primer trimestre de 2018 o del 2,2% que crecía hace tan sólo un año. Un alza que viene sustentada por un gasto de las Administraciones Públicas del 2,2% y de las exportaciones que crecen también un 2,2%.

¿Y qué ocurre con la demanda interna? Pues que tiene un tímido avance del 1% ya que, poco a poco, el consumo se está parando. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), los hogares españoles siguen reduciendo los gastos. Si hace un año esta tasa avanzaba a niveles del 1,6%, en el segundo trimestre del año tan sólo subió un 0,6%. Una demostración de que las familias empiezan a ‘guardar la ropa’ ante lo que pueda estar por venir.

Esa ralentización en el consumo de los hogares es lo que ha hecho que las tasas de ahorro vuelvan a repuntar. Se sitúan en el 19,3% de su renta disponible, lo que supone el nivel más elevado desde hace una década. Si se corrige el efecto calendario estamos hablando de que el ahorro se sitúa en el 8,7%, el nivel más alto desde noviembre de 2013.

Caída de los sectores productivos

Otro de los síntomas que demuestran la ralentización económica en España es la evolución de los distintos sectores productivos. La construcción refleja un parón a la vista de los datos publicados por Estadística. El crecimiento del sector en el segundo trimestre fue del 2,9% frente al avance del 7,5% de hace un año. La maquinaria y bienes de equipo han caído un 2,2%.

Todo esto son señales que el Gobierno debe leer, y que, como ya reconoció el propio Pedro Sánchez este fin de semana, muestran que ya es consciente de que los vientos vienen muy fríos para la economía. La ministra de Economía y Empresa en funciones, Nadia Calviño, aseguró este jueves que la evolución de la economía española está "en línea con lo previsto".

Será importante, por tanto, tener un Gobierno, dado que hay alguna señal más que avala el parón económico: el Coste Laboral Unitario sube un 2,8%. Si se mira en términos de precios corrientes, la remuneración de los asalariados presenta un crecimiento del 5,2%, dos décimas más que el trimestre anterior.

Necesidad de un Gobierno estable 

Ese alza es fruto de un aumento del número de asalariados del 2,7%, pero también de la remuneración media por asalariado que crece un 2,4%. Una señal que para los expertos implica el fin de ciclo, dado que las subidas salariales son las últimas en llegar tras un período expansivo. Es decir, que llegan cuando las cosas empiezan a empeorar.

Pero, probablemente, el dato que más debería preocupar es el deflactor implícito de la economía. Alcanza el 1,8%, seis décimas superior al del trimestre anterior. ¿Qué significa esto? Básicamente que del 2,2% que crece nuestra economía, el 1,8% se debe a los precios, por lo que el avance ‘real’ es de tan sólo cuatro décimas.

Todos estos datos ponen de relieve la urgente necesidad de que haya un Gobierno estable que se ponga a trabajar e impulse reformas. Cambios en la economía del país con el objetivo de que la crisis que se avecina sea más llevadera y de menor duración e intensidad que la que ha vivido España en los últimos años.

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