Valencia, 18 sep (EFECOM).- El cambio tecnológico, la mejora de la reputación, el descenso de los activos improductivos, la adaptación al nuevo marco de regulación financiera y el cambio climático constituyen los principales retos que afectan a la rentabilidad futura de los bancos españoles.

Así lo ha manifestado el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, en la conferencia "La rentabilidad en el sistema bancario español" que ha pronunciado en una jornada sobre banca, organizada por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE).

El cambio tecnológico supone la existencia de nuevos competidores de servicios financieros (las fintech y las bigtech) pero también puede llevar a mejoras de eficiencia, aunque a corto plazo la adaptación a la nueva manera de proveer servicios financieros supondrá costes importantes para las entidades.

El descenso de los activos improductivos ha sido uno de los principales factores que han contribuido a la recuperación de la rentabilidad del sistema bancario español en los últimos años, si bien su peso sigue siendo elevado, por lo que se debería aprovechar para avanzar en este aspecto, ha defendido el gobernador.

Otro de los retos apunta a la mejora de la reputación de la banca, ya que el aumento de la litigiosidad tras la crisis económica se ha traducido en costes para las entidades y ello repercute en su rentabilidad; además, esta situación ha estado acompañada de un deterioro de la reputación que, si no se revierte, puede ocasionar una pérdida de negocio.

Las entidades bancarias tienen que terminar de adaptarse al nuevo marco regulatorio internacional y, como último reto, el cambio climático que afrontan con dos tipos de riesgo: los físicos, vinculados con los efectos directos del cambio climático sobre el valor de sus activos, y los de transición, ligados al proceso hacia una economía más sostenible.

El gobernador se ha referido en buena parte de su intervención al papel de las políticas económicas en la situación de incertidumbre económica y, en concreto, de la política monetaria del Banco Central Europeo, que ha sido "efectiva" en el apoyo a la actividad económica y en atajar la inflación.

Ha afirmado que, dado el deterioro en las proyecciones de crecimiento, la política fiscal debe proporcionar un mayor estímulo al crecimiento económico donde exista margen de actuación, y que es importante que las autoridades políticas europeas valoren la conveniencia de desplegar instrumentos presupuestarios de estabilización macroeconómica en el área del euro.

Hernández de Cos ha repasado la evolución económica de la zona del euro, que en el segundo trimestre del año solo creció el 0,2 % por la debilidad de las exportaciones y la atonía en la inversión, mientras que el consumo privado siguió en expansión, impulsado por la relativa robustez del mercado de trabajo.

Por países, en negativo destacan Alemania, que entrará en recesión en el tercer trimestre del año, y el estancamiento de Italia.

Según los indicadores, la debilidad de la actividad económica ha seguido en el tercer trimestre en el área del euro, y esa debilidad podría comenzar a expandirse a otros sectores como los servicios, a lo que se añade que la desaceleración del empleo apunta a un retroceso en el consumo privado.

Las previsiones apuntan a una revisión a la baja de unas previsiones de crecimiento que ya eran débiles y que continúan con riesgos al persistir las tensiones comerciales y otras incertidumbres, como el desenlace del brexit; y en unas proyecciones de inflación a medio plazo a la baja.