Madrid, 26 ago (EFECOM).- La guerra comercial que mantienen Estados Unidos y China ha reactivado al oro como una inversión segura a la que acude el capital "miedoso" y que ha condicionado que su precio se haya elevado hasta situarse en niveles de abril de 2013 al marcar a esta hora una cotización de 1.528 dólares, según datos del mercado y expertos consultados.

La carga de aranceles que anunciaron el pasado viernes China y Estados Unidos a los productos importados del país competidor, y la petición efectuada por el presidente estadounidense, Donald Trump, a las empresas estadounidenses para que abandonen China y produzcan en otros países, dejó ese día a la cotización del oro en el máximo de cierre de 1.527,27 dólares. Esta madrugada, rozaba durante la sesión asiática los 1.555 dólares.

La guerra comercial ha favorecido que el precio de la onza de oro Troy -31 gramos del metal precioso- haya subido en estos días de agosto el 8 %, lo que contrasta con la evolución de las principales bolsas, que en el transcurso del mes acumulan una caída media del 4 % (la plaza española cede alrededor del 3,5 %).

Para el analista de XTB Jorge López, el precio del oro se está disparando por el aumento de su demanda por "la volatilidad y la incertidumbre que sigue latente dentro de los mercados financieros" porque Estados Unidos y China siguen tensando "sus relaciones comerciales y la situación parece recrudecerse ya que el incremento de aranceles por ambas partes, no parece tener fin".

Ha añadido que "lo que parece dar alas al precio de este metal precioso son las continuas señales de debilitamiento que se están produciendo en la economía global y el fantasma presente de una posible recesión" (la economía alemana se contrajo el 0,1 % en el segundo trimestre del año, así como el sector manufacturero estadounidense en agosto).

Jorge López ha precisado que además de los inversores minoristas, "las grandes adquisiciones -de oro- vienen por parte de los principales bancos centrales. En este punto, China también tiene una gran importancia, ya que su apuesta es cada vez más fuerte para reducir la dependencia del dólar".

El repunte del oro también ha coincidido con la bajada de tipos en Estados Unidos en julio y en otros países en agosto, como India, Nueva Zelanda o Tailandia, lo que también ha aumentado la demanda de otros activos denominados "seguros" por los inversores, como la deuda.

Así, a medida que el precio del oro subía, más de 100 dólares la onza en agosto (terminó julio en 1,413,98 dólares), el rendimiento de los bonos de muchos países marcaba mínimos históricos y hasta se daba el caso de que los inversores llegaban a pagar más por la deuda a corto plazo que a largo, situación que los expertos denominan "inversión de la curva de rentabilidades" y que se considera un síntoma que anticipa la recesión económica.

Así, la rentabilidad de la deuda alemana marcaba el quince de agosto el mínimo histórico del -0,715 %, lo que también sucedía con los bonos a diez años españoles, cuyo interés se situaba en el 0,031 %. Por su parte, la bolsa nacional registraba el mínimo anual en 8.519 puntos.

Este año, la cotización del oro, que había terminado en 2018 en 1.283 dólares, se mantenía hasta el mes de junio alrededor de 1.300 dólares. A partir de ese mes empezó a romper resistencias (niveles de precios que frenan las subidas y que estaban situados alrededor de 1.315, 1.360, 1.400 y 1.450 dólares) y alcanzó los precios que registra al final de agosto.