La mina de cobre Chuquicamata, en el norteño desierto de Atacama, fue inaugurada hoy oficialmente en su versión subterránea, resultado de la reconversión de cantera a cielo abierto a explotación bajo la superficie para dar otros 40 años de vida al gigantesco y centenario yacimiento de la chilena Codelco.

Frente a los dos túneles de acceso y salida, de más de tres metros de diámetro hacia el interior de la mina, el presidente de Chile, Sebastián Piñera, y el presidente ejecutivo de Codelco, Nelson Pizarro, cortaron la cinta que pone en marcha oficialmente la nueva era de Chuquicamata.

Mientras el colosal cráter a cielo abierto ve cercano su final -programado para diciembre de 2020- tras 104 años de extracción de cobre, la parte subterránea tiene previsto un incremento de las actividades en los próximos siete años, para alcanzar una producción diaria de 140.000 toneladas de material para 2026.

Una cifra que supondrá, según explicó Pizarro, una producción anual de 320.000 toneladas de cobre fino y más de 16.000 toneladas de molibdeno fino.

Esta gran obra de minería, con una inversión de 5.000 millones de dólares, la más grande de la historia de Codelco, buscará explotar una reserva de 1.028 millones de toneladas del yacimiento en cuatro décadas.

Para conseguir los objetivos planteados por la empresa estatal chilena, la obra de infraestructura ha sido gigantesca.

Una apuesta ambiciosa de Codelco para mantener con vida a Chuquicamata, un gigante que ahora permanecerá bajo tierra alimentando las reservas de cobre chilenas, el producto de exportación por excelencia del país austral.