El Gobierno de Corea del Sur anunció hoy que retira a Japón sus privilegios comerciales como represalia por las restricciones que el país vecino aplica sobre sus exportaciones en medio de un continuado deterioro de las relaciones bilaterales.

La medida, anunciada por el Ministerio de Comercio, Industria y Comercio de Seúl, supone degradar a Tokio de la lista de 29 socios comerciales preferenciales, y en la práctica conllevará un endurecimiento de las condiciones para exportar bienes estratégicos a Japón.

"Necesitamos poner en marcha un sistema de control de exportaciones, teniendo en cuenta que es difícil trabajar con un país que viola con frecuencia las reglas básicas de este tipo o que opera un sistema ilegal", afirmó el ministro surcoreano del ramo, Sung Yun-mo, en rueda de prensa.

Aunque el ministro no hizo alusión a las restricciones similares que Japón aplicará desde septiembre sobre sus exportaciones a Corea del Sur susceptibles de uso militar, la medida se interpreta como una réplica a esa iniciativa anunciada la semana pasada por el Ejecutivo nipón.

Más de un millar de productos se verán afectados por las restricciones niponas, lo que se notará en industrias surcoreanas clave como las del automóvil o la petroquímica y se suma a las limitaciones similares que Japón decidió imponer antes a otros materiales empleados, sobre todo, por el sector tecnológico del país vecino.

En paralelo al anuncio realizado hoy por el ministerio surcoreano, el presidente del país, Moon Jae-in, dijo hoy que es necesario dar "una respuesta madura" en lugar de "emocional" a lo que calificó como "represalias económicas" emprendidas por Tokio.

"Debemos mantener nuestra determinación pero también buscar soluciones con la cabeza fría y con una perspectiva a largo plazo", dijo Moon durante una reunión de su Gabinete, recogida por la agencia local Yonhap.

El origen del enfrentamiento bilateral fue el fallo del Tribunal Supremo surcoreano de finales de 2018, que contemplaba que las empresas niponas con presencia en Corea del Sur fueran obligadas a pagar compensaciones a ciudadanos coreanos (o a sus herederos) esclavizados por estas compañías durante la II Guerra Mundial.